La comedia nueva: Crítica mordaz de Moratín al teatro del siglo XVIII

La comedia nueva

1. Génesis y estreno

La comedia nueva, tercera de las comedias neoclásicas de Moratín y la primera en prosa (una innovación para la época), fue escrita en 1791. Tras pasar cinco censuras, se estrenó en el Teatro del Príncipe el 7 de febrero de 1792, permaneciendo seis días en cartel con una buena recaudación. La crítica elogió su “artificio verosímil” y su “fin moral excelente, pues alienta a que el teatro sea lo que debe ser, esto es, la escuela de las buenas costumbres, el templo del buen gusto” (Diario de Madrid, 21 de febrero de 1792). Publicada poco después de su estreno (1792), la obra volvió a ser objeto de atención en 1799, cuando Moratín, queriendo reponerla, estableció una serie de condiciones estrictas que reflejaban su preocupación por la puesta en escena:

  • Derecho a repasar y cambiar el texto.
  • Elegir a los actores y actrices entre los de ambas Compañías y repartir los papeles entre ellos, quienes habrán de prestarse a recibir las advertencias del autor, quien dirige los ensayos.
  • Tantos ensayos como crea necesarios (no fijar fecha del estreno hasta que lo decida el autor), los dos últimos con vestuario y decorados.
  • Aprobación de vestuario y decorados con ocho días de antelación.

Esta primera comedia de Moratín en prosa respeta rigurosamente las unidades de acción, tiempo y lugar. El desafío reside en mover a ocho personajes dentro de estos límites y con una acción mínima. Se trata de una comedia de caracteres (diálogo), no de enredo (movimiento). La sencillez de la acción se desarrolla en dos actos (no contemplados en la preceptiva clásica).

2. Estructura y composición

La obra se divide en dos actos de seis y nueve escenas respectivamente (aunque de extensión semejante). La unidad de acción se centra en una trama elemental: el estreno (y discusión) de El gran cerco de Viena. La obra se divide en:

  • Exposición (Acto I, Escenas I y II): Pipí informa a D. Antonio y D. Pedro del próximo estreno y de la reunión de los implicados.
  • Nudo (Acto I, Escenas III-VI y Acto II, Escenas I-VI): enfrentamiento entre dos concepciones teatrales y motivaciones de los teatreros; el clímax se alcanza con el estreno frustrado (Acto II, Escena VI).
  • Desenlace (Acto II, Escenas VII-IX): anagnórisis de D. Eleuterio y expulsión del pedante D. Hermógenes.

Se observa una simetría en la organización de las escenas y de los personajes (Mancini). La unidad de espacio se mantiene en la sala del café, con referencias a otros dos espacios (el piso de arriba y el teatro) donde se desarrolla parte de la acción que el espectador no presencia. La escenografía es sencilla, como corresponde a lo cotidiano del lugar, sin cambios de decorados. La unidad de tiempo se desarrolla entre las cuatro y las seis de la tarde, coincidiendo con el tiempo de la representación. El reloj parado de D. Hermógenes refuerza dicha unidad y cumple una triple función:

  • Permite mantener más tiempo en escena a los personajes (presentación de algunos que no habían aparecido: Agustina y Mariquita, introduciendo un subtema).
  • Recurso satírico: el autor novel se pierde el estreno de su obra.
  • Rasgo irónico: lleva la unidad de tiempo hasta el extremo de detenerlo.

3. Temas e interpretación

La intención de Moratín es explícita: realizar la crítica de un determinado tipo de teatro (teatro dentro del teatro). La comedia nueva es una obra de circunstancias que intenta reflejar el estado del teatro en el siglo XVIII. Moratín (v. «Advertencia», 1825) rechaza la identificación de los personajes con personas reales (Eleuterio < Luciano Comella; El gran cerco de Viena < El sitio de Calés; Hermógenes < Cristóbal Cladera), pero el público reconoce las alusiones y referencias, creando un efecto metateatral. El título, ambiguo, se refiere tanto a El gran cerco de Viena como a la propia obra de Moratín (comedia neoclásica de costumbres). Para una mejor comprensión del texto, es importante tener en cuenta las siguientes claves que aluden a la situación del teatro:

  • Referencias a la rivalidad entre «chorizos» y «polacos» (Acto II, Escena I).
  • Relaciones peculiares de los aficionados (D. Serapio) con el mundo de la farándula (Acto II, Escena II).
  • Referencias a las condiciones materiales de los teatros (Acto II, Escena VII).
  • Condiciones de los dramaturgos: interés económico y de ascenso social de D. Eleuterio (Acto I, Escenas II, III y VI).

El debate en torno a El gran cerco de Viena constituye el centro temático de la obra. D. Antonio critica que del cerco de una ciudad se haga una comedia (mezcla de género trágico y cómico) (Acto I, Escena I). Se critica la espectacularidad de la obra de D. Eleuterio (Acto I, Escena III; Acto II, Escenas II y VIII), los apartes inverosímiles y la falta de unidad de acción (Acto I, Escena III), así como la falta de reglas del arte (Acto I, Escena I; Acto II, Escena VIII). No hay criados ni graciosos: Pipí desempeña la función de informador, y la comicidad recae en D. Serapio y en el pedante D. Hermógenes (Acto II, Escena IV). D. Eleuterio está presentado casi como un D. Quijote, un pobre loco que ha dado en la manía de ser escritor cuando es escribiente (Acto II, Escena II).