1. La Evolución Política del Sexenio Democrático (1868-1874)
1.1 La Revolución de 1868 y la Constitución de 1869: La Monarquía Democrática de Amadeo de Saboya
La Revolución de 1868: La Gloriosa
Los años finales del reinado de Isabel II se caracterizaron por el apoyo a una camarilla clerical y gobiernos conservadores y autoritarios. Esto condujo a la marginalización de las fuerzas políticas liberales y al desprestigio de la reina. Además, una grave crisis económica provocó un fuerte malestar social. En este contexto, en 1868, el general progresista Prim unió a las fuerzas liberales en el Pacto de Ostende (Bélgica), donde progresistas, republicanos y unionistas acordaron derrocar a Isabel II mediante un pronunciamiento militar.
El proceso revolucionario se inició en septiembre de 1868 en Cádiz con la publicación del manifiesto “¡Viva España con honra!” y la sublevación de la escuadra marina al mando del almirante Topete. Le siguió gran parte del ejército, liderado por militares como Prim y Serrano, con el apoyo de levantamientos populares en las principales ciudades. Las tropas fieles al Gobierno fueron derrotadas e Isabel II se exilió a Francia. El éxito de la revolución la hizo conocida como La Gloriosa.
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869
En octubre de 1868 se formó un Gobierno provisional compuesto por unionistas y progresistas, excluyendo al resto de fuerzas políticas. Serrano y Prim convocaron Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino. Las Cortes estuvieron dominadas por unionistas y progresistas, con representación significativa de republicanos e incluso una simbólica presencia carlista.
En junio de 1869, las Cortes aprobaron la Constitución, que recogía el principio de soberanía nacional y reconocía derechos individuales como la libertad de culto, asociación y expresión. La forma de Estado era la monarquía democrática, con poder legislativo en Cortes bicamerales elegidas por sufragio universal masculino, que ejercían control sobre el poder ejecutivo del rey.
La Regencia del General Serrano (1869-1871)
Tras la aprobación de la Constitución, el general Serrano fue nombrado regente y Prim presidente de Gobierno. El nuevo régimen afrontó graves problemas:
- El problema colonial: A pesar de las promesas de mayor autonomía, representación en las Cortes y abolición de la esclavitud a Cuba y Puerto Rico, en 1868 estalló en Cuba una insurrección liderada por Céspedes (Grito de Yara), que se prolongaría diez años.
- El problema carlista: Se reactivaron partidas carlistas reivindicando los derechos a la Corona de Carlos VII.
- El problema de las insurrecciones republicanas y populares: Algunos republicanos, que no aceptaban la monarquía, formaron el Partido Republicano Federal (1868). Los trabajadores se organizaban como movimiento obrero, incentivados por la AIT. En 1869, ambas fuerzas confluyeron en sublevaciones y huelgas, y Prim asumió amplios poderes para mantener el orden.
- La búsqueda de un nuevo rey: Descartada Isabel II, se propusieron candidatos como Serrano, Espartero, el duque de Montpensier, Fernando de Coburgo, Leopoldo de Hohenzollern y Amadeo de Saboya. Finalmente, se impuso Amadeo de Saboya, con el apoyo de Prim y el consentimiento de las potencias europeas.
La Monarquía de Amadeo I (1871-1873)
Amadeo de Saboya desembarcó en Cartagena el 30 de diciembre de 1870, el mismo día que Prim falleció en un atentado. El nuevo monarca, sin su principal valedor, se encontró con obstáculos que hicieron inviable su reinado.