Antonio Machado fue siempre coherente y unitario, pero se puede observar una evolución que comienza con una poesía modernista de tono intimista, sobrio y personal, para abrirse después a las preocupaciones propias de la Generación del 98. Su trayectoria termina en una poesía de contenido ideológico-filosófico, de carácter sentencioso y epigramático.
El ciclo de Soledades y Soledades. Galerías. Otros poemas
Machado publicó Soledades en 1903, donde muestra la influencia tanto del Posromanticismo becqueriano como del Modernismo rubendariano y del simbolismo francés. En su siguiente libro, Soledades. Galerías. Otros poemas (1907), Machado somete su Soledades a un proceso de depuración (elimina ciertos rasgos modernistas). En ambos libros predomina el tono melancólico y doliente. Machado muestra claridad, poesía en un tiempo irreversible e intimismo.
En estos poemas, Machado utiliza abundantes recursos característicos del Modernismo más canónico:
- La escenografía de muchos poemas (parques, atardeceres, jardines solitarios). Machado se inspiraba en Rubén Darío.
- La preferencia por la rima consonante y el verso largo.
- El empleo de recursos como aliteraciones (repetición de una consonante), paranomasias (utilizar palabras que se parecen fonéticamente, como “ora/ara”) y sinestesias (mezclar sensaciones que vienen de distintos sentidos, como “mirada dulce”).
- Abundancia de adjetivación.
Siguiendo la tradición simbolista, emplea en sus poemas la técnica del símbolo:
- La vida: río.
- Fluir de la vida: mar o agua.
- Estancamiento: muerte.
- El camino: la vida como búsqueda.
La temática de Soledades gira en torno al tiempo y el fluir de la vida humana, la muerte y el problema de Dios, la infancia perdida, los sueños, los paisajes y el amor.
Los sentimientos que dominan en el libro son la soledad, la melancolía, la tristeza y el hastío ante la monotonía.
El ciclo de Campos de Castilla (1ª edición 1912; 2ª edición 1917)
No es un libro uniforme, ya que abarca muchos temas.
En Campos de Castilla se advierten cambios fundamentales con respecto a Soledades: escasez de adornos técnicos, métrica más sencilla.
La verdadera diferencia consiste en el paso del YO al NOSOTROS: disminuye el subjetivismo y pasa al primer plano la realidad exterior.
Los poemas de este libro se pueden agrupar en dos grandes bloques según los temas, netamente noventayochistas:
- El problema de España (preocupación por España y su intrahistoria): Machado se da cuenta del pasado glorioso de estas tierras y su desastroso presente. De igual manera, son del período baezano los poemas en los que, tras haber observado el mundo de latifundios, señoritos y miseria, presenta una dura visión de la España tradicional, religiosa y conservadora, desde la ideología progresista.
- El problema existencial (la fugacidad de la existencia y la muerte): el poeta hablará sobre el amor y la muerte de Leonor.
Nuevas Canciones (1924)
En 1924 se publicó Nuevas Canciones, libro que se completó en 1928 con la publicación de Poesías Completas. Otro grupo importante de poemas es el constituido por Proverbios y Cantares, que inició en Campos de Castilla, que se caracteriza por la influencia de la lírica popular: poemas breves, esenciales, de métrica de verso corto y rima asonante, de sencillez lingüística. Su característica más destacable es la condensación de lo poético y la eliminación de todo elemento descriptivo. Su poesía es muy filosófica.
Poesías de la Guerra (1936-39)
Durante la Guerra Civil, Machado escribe sus últimos poemas, que se incluirán después en ediciones posteriores de Poesías Completas. Entre estos destaca el poema en silvas arromanzadas El crimen fue en Granada (escrito con motivo del asesinato de Lorca). La guerra se convierte en tema omnipresente.
Rasgos formales en la poesía machadiana
En sus poemas se vislumbran aspectos diferentes: un hombre herido por la fatalidad y, por otro lado, un hombre de reflexión. En la poesía de Machado, el intelecto se subordina a la emoción. Destaca la concisión y profundidad del lenguaje, rechaza la retórica y busca la expresión directa.
Su sencillez y sobriedad implican el rechazo de otras estéticas que conceden más valor a la belleza formal.
Son numerosas las declaraciones de Machado que afirman su gusto por la sencillez, la naturalidad y la expresión directa.