El Arte Califal, Almohade y Nazarí en Al-Ándalus

Arte Califal

Tras la derrota de los Omeyas a manos de los Abasíes, Abderramán I, único príncipe superviviente, huyó a Córdoba. Allí, en el año 756, estableció un emirato independiente, marcando el inicio de la fragmentación política del Islam en numerosos estados. Dos siglos después, su sucesor, Abderramán III, se autoproclamó califa, dando comienzo al periodo de esplendor de Al-Ándalus, con Córdoba como capital. Su gloria perdura en dos monumentos cardinales: la Mezquita y Medina Azahara.

La Mezquita de Córdoba

Su configuración actual es el resultado de cuatro ampliaciones realizadas entre los siglos VIII y X por emires y califas omeyas. El crecimiento demográfico y la necesidad de un oratorio cómodo explican estas ampliaciones. El núcleo original se debe a Abderramán I, quien construyó un oratorio sobre la basílica visigoda de San Vicente. Las naves presentan arquerías dobladas para elevar la altura del edificio: la arcada inferior de herradura y la superior de medio punto, reutilizando fustes y capiteles de obras romanas. La segunda etapa corresponde a Abderramán II, quien extendió el oratorio. Abderramán III amplió el patio y reconstruyó el alminar. La actual capilla de Villaviciosa estaba cubierta por una imponente cúpula nervada con arcos polilobulados entrecruzados. Alhakén II encargó la decoración del interior de las cúpulas de la maqsura y la fachada del mihrab. La cuarta fase corresponde a Almanzor, quien amplió el recinto debido a la proximidad del Guadalquivir. El edificio ganó capacidad, pero el mihrab quedó descentrado.

Medina Azahara

Fue la capital del califato islámico en Occidente. Su fundación respondió a dos necesidades: dotar al Estado de una plataforma político-administrativa y prestigiar la dignidad califal. La ciudad se situaba en la ladera de la sierra, escalonada en tres terrazas jerárquicas: la superior con las dependencias palatinas, la intermedia con jardines y la inferior con la mezquita. El plano era rectangular y estaba defendida por una muralla. Un gran parque zoológico complementaba el núcleo urbano.

Arte Almohade

Los almohades, procedentes de las montañas norteafricanas, lucharon contra los almorávides. Se apoderaron del territorio magrebí y cruzaron el Estrecho, ocupando Sevilla, Córdoba y Badajoz. Dos décadas después, se inició su declive tras la batalla de las Navas de Tolosa. Los almohades usaban el ladrillo. En Sevilla construyeron dos edificios emblemáticos: la Mezquita Mayor y la Torre del Oro.

La Mezquita Mayor y la Giralda

La mezquita tenía 17 naves y fue derribada en 1401 para construir la actual catedral gótica. Solo se conservan el patio y el alminar, conocido como la Giralda por la veleta cristiana que la remata. El alminar está descentrado en el muro oriental. Es un bello prisma que, a pesar de la austeridad almohade, destaca.

La Torre del Oro

Forma parte de la reedificación almohade de las murallas de Sevilla. Su misión era controlar la entrada de barcos en el puerto. Tiene planta dodecagonal y también se usaba como almacén de oro. La última parte se añadió en el siglo XVIII.

Arte Nazarí

Coincidiendo con la desintegración del imperio almohade, el líder de los musulmanes hispanos fundó la dinastía nazarí en Granada. Tras la conquista del Guadalquivir, se inició una política de vasallaje con los monarcas castellanos. Los nazaríes construyeron una acrópolis en el cerro de la Sabika, la Alhambra, llamada así por el color de la arcilla utilizada. Se distribuye en tres núcleos: la Alcazaba militar, los Palacios Reales y el Generalife, con calles estrechas donde residían los altos cargos de la corte.

La Alhambra y el Generalife

Muhammad I levantó el circuito defensivo de la Alcazaba y abasteció de agua el enclave. Su heredero, Muhammad II, creó el Generalife, una finca en la ladera del cerro con un pabellón de recreo, incorporando la cultura del agua y la jardinería a la Alhambra. El esplendor de la Alhambra llegó a mediados del siglo XIV. Materiales como el barro, el yeso y la madera se transformaron en obras de arte. Muhammad V ordenó construir el Patio de los Leones, con otras dependencias en sus cuatro frentes.