Análisis del poema “Un día habrá una isla” de Pedro García Cabrera

Introducción

El poeta canario Pedro García Cabrera (1905-1981) nació en Vallehermoso, La Gomera. Su vida y obra estuvieron marcadas por su compromiso social y su atención al paisaje isleño. En su trayectoria artística, se pueden señalar dos grandes momentos líricos: la influencia del modernismo, el surrealismo y la poesía pura de Juan Ramón Jiménez, y la similitud con la estética lorquiana y albertiana. Su carácter crítico lo llevó a la participación política como miembro del PSOE. La Guerra Civil (1936-1939) marcó su vida con la detención, encarcelamiento, deportación y fuga, experiencias que alimentaron su anhelo de una isla mejor para todos. A los 43 años, se casó con Matilde Torre, una enfermera que lo atendió durante la guerra. Se trasladó a Tenerife y trabajó como contable en Cepsa. Falleció en Santa Cruz de Tenerife en 1981.

Análisis de “Un día habrá una isla”

En este poema, el autor expresa el dolor ante el encarcelamiento de su libertad, representada como una isla, un motivo recurrente en la literatura canaria, junto con el mar, símbolo de soledad y paraíso. El mar adquiere protagonismo como fuente de fuerza contra la soledad. El tema central es el deseo de libertad y la esperanza. Las circunstancias históricas, la España franquista y sus consecuencias personales, llevaron a García Cabrera a anhelar un futuro más justo y solidario. En los versos centrales, se dirige a otros grupos desfavorecidos que luchan con él. Este poema pertenece a su obra Las islas en las que vivo (1971), enmarcada en su poesía social.

Etapas de la obra de Pedro García Cabrera

La obra de Pedro García Cabrera se divide en cuatro etapas: la intimista, la vanguardista, la poesía de guerra civil y la social. En esta última, destacan obras como Al mar me fui a por naranjas (1980) y Las islas en las que vivo (1971).

Estructura y métrica

El poema presenta una estructura circular. Comienza (versos 1 y 2) y termina (versos 17 y 18) con el anhelo de una isla libre. Se divide en cuatro partes: la expresión del deseo (versos 1-5), la enumeración de los grupos que lo apoyan (versos 6-13), la reiteración del deseo de libertad (versos 14-18), completando el ciclo. Métricamente, es una silva con versos heptasílabos y endecasílabos. La rima asonante en los versos impares destaca el concepto “isla”. Se utiliza el encabalgamiento: “un día habrá una isla / que no sea silencio amordazado”.

Recursos estilísticos

Los recursos estilísticos más relevantes son el hipérbaton (“Solo no estoy, están conmigo siempre”), las personificaciones (“mis palabras te liberan”), los adjetivos especificativos (“amordazado silencio”, “viva carne”), la metonimia (manos, cara, corazón) para referirse al pueblo y la solidaridad, y la simbología de la “isla” como libertad y paraíso, pero también como encarcelamiento y soledad.

Conclusión

Este poema es un ejemplo de poesía social que reivindica la libertad. A diferencia de otros poetas canarios de la época, como Josefina de la Torre, con una poesía más íntima, García Cabrera refleja la influencia de las vanguardias y el surrealismo, conectando con la poesía española y canaria de los años 50 y 60.