Alfonso X
Alfonso X: Fue el impulsor del desarrollo de la prosa castellana. Razones culturales y políticas permitieron que la lengua oficial fuera el castellano. Él fue el director y supervisor de una serie de obras realizadas por equipos de sabios y traductores, en las que se pretendía recoger todo el saber. Planeó dos obras: la General Estoria y la Estoria de España. Impulsó las Siete Partidas, que regulaban la vida en el reino, y financió otras obras de carácter científico. La supervisión de las obras por parte del rey puso especial énfasis en la corrección del lenguaje. Su esfuerzo por los grandes cambios le abrió el camino para crear una prosa más compleja, precisa y elaborada. Como creador, compuso en gallego las Cantigas de Santa María, una creación de elogios a la Virgen y relatos de sus milagros.
El Conde Lucanor
El Conde Lucanor: Don Juan Manuel es el inaugurador de la ficción literaria castellana en prosa. Creador de una obra dedicada a la educación de los nobles, debe su fama al libro de El Conde Lucanor (1335). La parte más importante es la primera, consta de 51 ejemplos o cuentos didácticos organizados con la misma estructura:
- El conde plantea un problema a Patronio.
- Patronio le relata una historia.
- Después se describe la manera de aplicar el relato al problema planteado; es decir, Patronio aclara cuál es su consejo.
- Finaliza con una referencia a Don Juan Manuel, quien decide incluir el cuento en el libro y escribe unos versos finales que resumen la moraleja del relato.
El estilo de los cuentos pretende ser sencillo y natural, declara él, ya que están dirigidos a gente de poca cultura. Tratan de temas muy diversos, siempre desde la ideología de un noble que defiende determinados valores sociales y religiosos. Los argumentos están tomados de colecciones de cuentos orientales o de otra procedencia.
La Lírica Cortesana del Siglo XV
La lírica cortesana del siglo XV: Es un arte literario desarrollado en las cortes durante los siglos XIV y XV. Se han conservado por medio de cancioneros, que recogían la producción de los poetas. Los cancioneros más importantes son: el de Baena, el de Estúñiga y el Cancionero General de Hernando del Castillo. La poesía culta revela una fuerte influencia trovadoresca y provenzal. Se trata de canciones líricas, ingeniosas, con posiciones de estilo ligero y metros cortos, destinadas al canto. Sus temas, amorosos o satíricos. A medida que avanza el siglo, se nota la influencia italiana de Dante y Petrarca, y el gusto por la imitación de la literatura clásica latina. Un ejemplo son los decires o poemas de carácter didáctico y doctrinal, de desarrollo alegórico y frecuentes alusiones mitológicas, con un lenguaje culto. El predominio de la poesía cortesana no debe hacer olvidar la importancia de la poesía satírica de fuerte contenido social.
Marqués de Santillana
Marqués de Santillana: Íñigo López de Mendoza es el modelo del nuevo tipo de poeta del siglo XV. Su poesía y sus ideas literarias apuntaron en dos direcciones: la tradición literaria medieval y las novedades procedentes de Italia. Sus obras de origen trovadoresco son quizá sus creaciones más vivas hoy en día. En sus obras de influencia italiana, ambiciona imitar a Dante y a Petrarca. Es precursor de los nuevos caminos de la poesía en obras como los Sonetos fechos al itálico modo, primer intento de incorporar el soneto a la poesía castellana.
Juan de Mena
Juan de Mena: Fue uno de los mayores latinistas de su época. Su obra más importante es el Laberinto de Fortuna o Las Trecientas. Es un extenso poema formado por coplas de arte mayor en versos dodecasílabos, que sigue el modelo de la Divina Comedia de Dante. Su lenguaje es abundante en cultismos y referencias mitológicas, con uso del hipérbaton y complejidad sintáctica oracional.
Jorge Manrique
Jorge Manrique: Tiene una producción reducida: unas cincuenta composiciones, que son poesías amorosas, de influencia trovadoresca y carácter cortesano, que revelan habilidad técnica e imaginación metafórica. Las Coplas por la muerte de su padre son una de las grandes obras poéticas de nuestra historia literaria.
Coplas de Don Jorge Manrique por la muerte de su padre
La elegía que Jorge Manrique compuso tras la muerte de su padre, en 1476, es una de las composiciones funerales más perfectas y emotivas de la lírica castellana. Esta obra está formada por cuarenta coplas de dos sextinas de pie quebrado, también llamadas estrofas manriqueñas, que proporcionan un ritmo solemne y sereno, adecuado a la gravedad del asunto tratado. En cada estrofa se desarrolla una idea completa en sí misma.
Estructura interna:
- Coplas I-XIV: El poeta reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la inestabilidad de las cosas de este mundo.
- Coplas XV-XXIV: Referencias a personas ilustres, en las que Manrique emplea la interrogación retórica del ubi sunt.
- Coplas XXV-XL: Se centran en la figura de su padre. El poeta elogia su personalidad, relata la visita de la Muerte y la aceptación resignada y confiada de Don Rodrigo.
El poema es a la vez una reflexión sobre la vida y la muerte y un homenaje a la persona fallecida.
Temas a destacar:
- El menosprecio de las vanidades mundanales.
- La fugacidad de la vida.
- El poder igualatorio de la muerte.
- Los caprichos de la fortuna.
- La fama que triunfa sobre la muerte.
Manrique adopta ante la muerte una postura llena de serenidad y esperanza en la nueva vida, reflejada en la sobriedad de su estilo. La vida eterna e imperecedera, por la necesidad de alcanzar el más allá. La vida de la fama, una vida austera y eficaz que deje buena memoria y venza así a la muerte. Las Coplas gozaron de gran éxito y el interés por la obra se ha mantenido en los siglos posteriores.