La Dictadura de Primo de Rivera y la Caída de la Monarquía en España

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la Caída de la Monarquía

Antecedentes del Golpe de Estado

En la primavera de 1923, se gestaban conspiraciones contra el gobierno liberal. Dos movimientos destacaban:

  • Barcelona: Buscaba disolver las Cortes y entregar el poder a las clases medias.
  • Madrid: Su objetivo era resolver los problemas del ejército, manteniendo la Constitución y la monarquía.

Miguel Primo de Rivera se relacionó con el grupo de Madrid y se convirtió en el líder de la sublevación.

El Golpe de Estado de Primo de Rivera

El 13 de septiembre de 1923, Primo de Rivera dio un golpe de Estado sin previo aviso ni derramamiento de sangre. El gobierno acudió al rey Alfonso XIII para que interviniera, pero este confiaba en el sublevado. España dejó de ser una monarquía parlamentaria y se convirtió en un régimen autoritario. El régimen de Cánovas había desaparecido.

El golpe de Estado fue posible gracias al apoyo de la burguesía, que se puso del lado de la dictadura, y a la actitud del movimiento obrero. Los anarcosindicalistas y comunistas se prepararon para defender su existencia, mientras que el PSOE y la UGT colaboraron con el gobierno de Primo de Rivera.

El Directorio Militar y la Unión Patriótica

El 15 de septiembre de 1923, Primo de Rivera presidió el Directorio Militar, que disolvió las Cortes, suspendió la Constitución y destituyó a los gobernadores civiles, sometiendo al rey a todas sus resoluciones. La administración quedó en manos del ejército.

El dictador intentó reunir a todos los enemigos del desorden en la Unión Patriótica (UP), que no era un partido político, sino una organización que recogía las ansias autoritaristas del dictador. La UP reunió a carlistas, propietarios agrícolas, industriales, etc.

El Desembarco de Alhucemas y el Directorio Civil

El éxito de la dictadura fue la solución del conflicto de Marruecos. Una conversación con Franco y Sanjurjo impulsó a Primo de Rivera a acabar con el conflicto. Se preparó un ejército potente que desembarcó en Alhucemas. Esta acción combinó fuerzas terrestres, marítimas y aéreas. Tras varias semanas de duros ataques, Abd-el-Krim se entregó a las autoridades francesas.

Este éxito reconcilió al dictador con el pueblo. En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. El régimen no aportó modelos económicos nuevos, sino que incrementó el comercio exterior.

Problemas y Oposición a la Dictadura

La cuestión catalana fue uno de los problemas que Primo de Rivera no quiso o pudo solucionar debido a tres motivos: la persecución de la lengua catalana, la intervención del gobierno en la elección de la Junta y la prohibición del catalán en actos litúrgicos.

Tampoco supo frenar el movimiento obrero, que iba tomando posiciones. A partir de 1928, el PSOE empezó a pensar que la única solución era la república, al igual que el Partido Comunista y la CNT.

Los intelectuales, que no aceptaban el régimen, se vieron atacados con la destitución de Unamuno, lo que contribuyó a la caída de Primo de Rivera. Las revueltas universitarias de 1928 acabaron con el cierre de la universidad.

Los militares de la península encontraron a Primo de Rivera más favorable a los militares de Marruecos que a los de la península.

La Caída de Primo de Rivera y el Pacto de San Sebastián

El 30 de enero de 1930, Alfonso XIII aceptó la dimisión de Primo de Rivera y encargó a Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno.

El Pacto de San Sebastián (agosto de 1930) buscaba un cambio hacia la república. Reunió a constitucionalistas, republicanos históricos y al Partido Socialista. A partir de aquí se derivaron dos líneas: la revolucionaria y la política, que lograría arruinar el prestigio de la monarquía.

Este acuerdo político implicó la creación de un comité revolucionario formado por Maura, Azaña, etc. En diciembre se difundió un manifiesto que llamaba a la población a derribar la monarquía.

Las Elecciones Municipales y la Proclamación de la República

Primero se convocarían elecciones municipales y luego elecciones generales a Cortes. Las primeras se celebraron el 12 de abril de 1931 y acabaron convirtiéndose en un plebiscito sobre la monarquía. Salieron más concejales monárquicos que republicanos.

El 13 de abril, tras conocerse los resultados, miles de personas salieron a la calle a manifestarse a favor de la república. El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República Española y Alfonso XIII abandonó el país.