La Restauración Borbónica (1874-1931)
La Restauración es el periodo de gobierno entre 1874 y 1931, iniciado tras la “restauración” de Alfonso XII en el trono de España, y que finalizó tras la proclamación de la II República.
La fase restauradora suele ser dividida en tres grandes periodos:
- El reinado de Alfonso XII (1875-1885)
- La regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
- El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) –dentro del cual se enmarca la Dictadura de Primo de Rivera.
El Sexenio Democrático significaba, para un sector de la sociedad, inestabilidad política, crisis institucional, intervención directa de las clases populares en la política del país, así como una legislación social más favorable en beneficio de los trabajadores. Todo ello hizo posible que Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Alfonsino, lograse la aprobación a su proyecto de las élites, las clases medias y el ejército. El objetivo de Cánovas era restaurar la monarquía borbónica en Alfonso XII, para crear un sistema liberal-conservador, con estabilidad política y constitucional y capaz de neutralizar el auge que había adquirido el movimiento obrero.
El primer paso para eso fue cuando Alfonso XII firmó el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas, en el cual presentaba los aspectos del nuevo sistema político: monarquía constitucional, defensa de la religión católica y de la unidad de España. A pesar de que Cánovas quería restauración pacífica, días después de la publicación del manifiesto, el general Martínez Campos, al frente de la brigada Dabán, se pronunció en Sagunto y proclamó a Alfonso XII como rey de España. Serrano, último presidente de la República conservadora, no opone resistencia y pasa a Francia. El principal artífice del sistema político de la Restauración fue Antonio Cánovas del Castillo, siendo la iglesia y el ejército los pilares del régimen. Uno de sus objetivos fue conseguir la estabilidad política, para ello, era fundamental poner término a los dos conflictos bélicos que aún se mantenían: la tercera guerra carlista y la guerra de Cuba.
La tercera guerra carlista finalizó en Valcarlos, con la entrada del pretendiente Carlos VII y sus tropas en Francia. Ramón Cabrera, reconoció a Alfonso XII como rey de España. La derrota carlista significó la total abolición del sistema foral que mantenía en País Vasco y Navarra. En 1878, Cánovas estableció el Concierto Económico con esos territorios. Respecto al problema cubano, se firmó la Paz de Zanjón en 1878, sin que quedase resuelta la cuestión de la independencia cubana.
El Sistema Canovista y la Constitución de 1876
Cánovas admiraba el modelo inglés bipartidista de alternancia pacífica en el gobierno. A partir de este ideó el turno de partidos, por el cual las dos grandes formaciones políticas se alternarían pacíficamente en el poder. Los dos partidos eran:
- Partido Conservador, liderado por Cánovas, vinculado a la oligarquía y al alto clero.
- Partido Liberal-Fusionista, liderado por Sagasta, de base liberal progresista.
La Constitución de 1876 fue aprobada por Cortes constituyentes elegidas por Sufragio Universal, es la constitución más longeva de la historia de España. Las características son:
- La soberanía compartida entre las Cortes y el rey.
- Derechos individuales limitados, no libertad religiosa –establece un Estado confesional católico– ni el sufragio universal masculino.
- Bicameral, con un Senado de designación real y Congreso de los Diputados electivo.
- Se refuerzan las atribuciones del monarca.
Esta constitución no se estaba consolidada cuando, Alfonso XII, murió de tuberculosis en 1885. La regencia fue asumida por su segunda esposa, María Cristina. Para asegurar la continuidad del régimen, conservadores y liberales hicieron un acuerdo para alternarse en el poder, en el Pacto del Pardo, en el que la supuesta voluntad electoral se alteraba anticipadamente, era necesario establecer un sistema de relevo en el poder según el cual, cuando un partido ha agotado el periodo que puede considerarse normal, la Corona encarga la formación del Gobierno al jefe del partido opuesto, concediéndose al partido relevado un número de diputados que se considera suficiente para que pueda llevar a cabo una oposición moderada hasta el momento en que, nuevamente, le corresponda ocupar el poder. Los aspectos que permitieron sostener este sistema fueron el caciquismo y otras técnicas de manipulación electoral como: el encasillado y el pucherazo.
La Oposición al Sistema de la Restauración
El Nacionalismo Catalán
El nacionalismo catalán fue el movimiento nacionalista alternativo que más rápidamente se consolidó. En un principio, y como reconoció Prat de la Riba, la reivindicación de Cataluña como región se entendía como parte fundamental de España. Las raíces del posterior catalanismo político se encuentran en el ideal romántico de la Renaixença, siendo un punto de partida fundamental los Jocs Florals que habían vuelto a instaurarse en la segunda mitad del siglo XIX. El verdadero origen del nacionalismo político catalán se encuentra en Prat de la Riba, el Centre Català y el Centre Escolar Catalanista. En este último, Prat de la Riba habló de “patria catalana” como única patria de los catalanes. El Centre Català, sin embargo, estaba dirigido por Valentí Almirall, quien en el manifiesto Catalanisme abogaba por aglutinar a los catalanistas de distintas clases.
Dos aspectos en la consolidación del nacionalismo catalán fueron:
- La fundación, por parte de Prat de la Riba y Almirall, de la Unió Catalanista en 1891, y la elaboración, en 1892, de las Bases de Manresa; el primer programa explícito del nacionalismo conservador catalán.
- No obstante, el hecho que marca la irrupción irreversible del nacionalismo catalán en la política española es el nacimiento, en 1901, de la Lliga Regionalista. Esta formación conservadora sería definida por Prat de la Riba en su obra La nacionalitat catalana, convirtiéndose, hasta el ascenso de Esquerra Republicana de Catalunya durante la Segunda República, en la formación nacionalista hegemónica en Cataluña. Y, la constitución en 1914, de la Mancomunidad de Cataluña, por Prat de la Riba, fundamental para el nacionalismo.
El Nacionalismo Vasco
El nacionalismo vasco fue más lento, ya que en las provincias vascongadas el carlismo, el fuerismo y el integrismo ocupaban una parte importante. El fundador fue Sabino Arana Goiri. La pérdida de los fueros tiene relación con el nacimiento del nacionalismo vasco y la fundación del Partido Nacionalista Vasco, no obstante, la recuperación de los fueros se encontraba ya en el ideario carlista y fuerista, pero no entendía los territorios vasconavarros como separados políticamente de España. El nacionalismo de Sabino Arana, fue contrario a cualquier idea de integración de esos territorios en España.
Varios factores posibilitaron el nacimiento del movimiento político:
- La abolición de los fueros tras la guerra carlista de 1876.
- La rápida y desequilibrada industrialización en Vizcaya y Guipúzcoa.
- La masiva inmigración a esas nuevas zonas industriales procedentes de otras partes del Estado.
Según Sabino Arana era la raza, el factor diferenciador. Por lo tanto, esa llegada masiva de inmigración procedente, fundamentalmente, de las dos Castillas, amenazaba la pureza racial vasca, lo que hizo de Arana un opositor a esa población. Para dotar de cuerpo político a ese nuevo ideario creó, en 1895, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), siendo su lema “Dios y Ley vieja”. El PNV nació vinculado a la burguesía conservadora, posteriormente, a la muerte de Sabino Arana, abandonaría el abierto independentismo por el foralismo y el autonomismo.
El Galleguismo
En Galicia, el galleguismo nació en 1840 y acaba en el Rexurdimento, movimiento iniciado en el siglo XIX y que se concretó en 3 poetas: Rosalía de Castro, Eduardo Pondal y Manuel Curros Enríquez. En 1889, Murguía y Brañas promovieron la creación de la Asociación Regionalista Gallega, dando el impulso definitivo al galleguismo político. El verdadero nacionalismo político gallego cristalizó durante la II República, cuando Castelao creó el Partido Galleguista.
El Movimiento Obrero
Los trabajadores fueron tomando conciencia de la necesidad de organizarse para ver mejorada su posición. En 1864 se había fundado la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) para coordinar los esfuerzos de trabajadores del mundo, surgiendo una disputa entre los seguidores de Marx y Bakunin que acaba en 1872 en el Congreso de la Haya, donde se produciría la división definitiva. En España, también cristalizó esa separación:
- En 1868 Bakunin envió a Guiseppe Fanelli a España para organizar la AIT y difundir el ideario anarquista. Una vez en España entró en contacto con Anselmo Lorenzo, el pensamiento anarquista encontró una rápida difusión en Andalucía y Cataluña.
- Tras el fracaso de la Comuna de París, llegó a Madrid el marxista Paul Lafargue para impulsar el pensamiento socialista y marxista, para reducir el anarquismo entre los campesinos andaluces y trabajadores industriales de Cataluña. En España fundó la Nueva Federación Madrileña, se encontraba Pablo Iglesias Posse, fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), perseguía tres aspectos: abolición de las clases sociales, transformación de la propiedad privada en propiedad colectiva y conquista del poder político por parte de la clase obrera. También Pablo Iglesias fundó el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) vinculado al socialismo marxista y al PSOE.