PINTURA BARROCA EN ESPAÑA
Dos corrientes se van a imponer en el llamado Siglo de Oro de la pintura española.
– El naturalismo tenebrista: Ribera y Zurbarán.
José Ribera: su estilo variará desde el naturalismo tenebrista caravaggiesco hacia posiciones propias donde sintetiza su idiosincrasia mediterránea con el color y la luz de Tiziano y de Rubens. Los principales clientes serán las instituciones religiosas. Para el Duque de Osuna pinta El martirio de San Bartolomé y El gran calvario entre otros. Para el Duque de Alcalá realiza La mujer barbuda. En 1635, Ribera abandona el tenebrismo y pinta La Inmaculada. En 1637, opta por los temas mitológicos, como Apolo desollando a Marsias. En 1639 pinta El sueño de Jacob y El martirio de San Felipe.
Francisco de Zurbarán: transmite a sus lienzos amor por los objetos cercanos e idéntica confianza en los seres celestiales. Fue un escultor de la pintura. Se forma en Sevilla y participa en la decoración del Salón de Reinos, donde pintó Los trabajos de Hércules. Su estilo se caracteriza por el naturalismo tenebrista del Caravaggio, con figuras plásticas de contorno dibujado y sombras robustas. En 1630 pinta para los jesuitas La visión del beato Alonso Rodríguez. En 1631 firma La apoteosis de Santo Tomás de Aquino, destinada al retablo mayor del colegio de la Orden de Predicadores.
– El realismo barroco: Velázquez y Murillo
Velázquez fue un supremo retratista, que abarcó todos los géneros pictóricos. Capta la naturaleza, la luz y el movimiento con serenidad y equilibrio. Sus obras pueden encuadrarse en 6 etapas.
- Periodo sevillano. Utiliza un estilo vinculado al naturalismo tenebrista de raíz caravaggiesca y aparecen muy pocos personajes, vulgares e individualizados. En este periodo destacan La vieja friendo huevos y El aguador de Sevilla.
- 1ª gran etapa madrileña (1623-1629). Por influencia del Duque de Olivares realizó numerosos retratos reales que pintó a lo largo de su vida. Sus progresos técnicos y la renovación de su concepción pictórica se vieron también impulsados por Rubens. En esta época pinta El dios Baco o Los borrachos.
- 1er viaje a Italia (1629-1631). Se empieza a interesar por la perspectiva aérea. De este periodo destaca La fragua de Vulcano.
- 2ª etapa madrileña (1631-1648). Poco después de su vuelta pintó el magnífico Cristo de San Plácido. Sin embargo su labor principal durante esta etapa fue la de retratista de la familia real. Destaca La rendición de Breda o Las lanzas en esta época, aunque también destaca el retrato ecuestre: El príncipe Baltasar Carlos a caballo.
- 2º viaje a Italia (1649-1651). Destacan los retratos de Juan Pareja e Inocencio X, La Venus del espejo y los dos paisajes de la Villa Médicis.
- Periodo final (1651-1660). Realizó las dos obras cumbres de su carrera: Las Meninas y Las Hilanderas.
Murillo, se dedicó a retratar al rey y vender sus obras. La sociedad aplaudió sus creaciones iconográficas: la belleza de sus Purísimas, la ternura de sus Niños Jesús y la delicadeza de sus maternidades. Se puede dividir el estilo de Murillo en 3 periodos:
- El periodo frío. Deriva de su admiración por Zurbarán y se caracteriza por los fuertes contrastes de luz, la precisión en el dibujo y la pincelada lisa. Destaca La Sagrada Familia del pajarito.
- Periodo cálido. El tenebrismo desaparece, la pincelada se hace suelta y el colorido brillante.
- Periodo vaporoso. El color se hace transparente y difuminado. En el ámbito religioso destacan San Francisco abrazado al Crucificado, La Inmaculada y El Buen Pastor. En el ámbito profano sobresale su obra: Los muchachos comiendo empanada.
ARQUITECTURA NEOCLÁSICA
Características principales:
- Simplicidad espacial y compositiva.
- Desarrollo de las fachadas estáticas y pórticos con columnas.
- Uniformidad estilística.
- Voluntad de ser transmisora de valores eternos.
- Desarrollo racional del medio urbano.
- Utilizará todos los conocimientos existentes, todas las innovaciones.
Juan de Villanueva: se forma en la Academia de San Fernando y amplía sus estudios en Roma. Después regresa a España empapado de neopalladianismo. Es nombrado arquitecto de El Escorial. En razón de su cargo proyecta, en 1773, la Casita de Arriba y la Casita de Abajo para los hijos de Carlos III. En 1784 edifica para el futuro Carlos IV la Casita del Príncipe, en el que abandona la planta central optando por un diseño rectangular. Poco después, Villanueva realiza tres obras prodigiosas: el Palacio de las Ciencias (1785), el Observatorio Astronómico (1790) y el Cementerio General del Norte (1804-1809). En estas obras civiles serán los pórticos hexástilos la característica esencial, cuya solución toma en préstamo de la edilicia palladiana.
ESCULTURA NEOCLÁSICA
Características principales:
- Predomina el empleo del mármol blanco.
- Se impone la austeridad, la imitación de la antigüedad y el razonamiento intelectual de la belleza.
- Se desarrollan las técnicas del retrato, bulto redondo y el bajorrelieve.
- Se elimina toda la temática con emoción, sentimiento y pasión.
- Visión de un solo plano: el frontal.
- El artista se forma sobre la historia.
- Importancia a los desnudos.
- Sobresale como novedad la escultura en los cementerios.
Antonio Canova: (1757-1822) mayor representante de este arte. Rechaza la idea de artesano gremial. Así lo acredita en “Dédalo e Ícaro” donde bajo los pies del Dédalo descansan las herramientas del oficio, mientras Ícaro se pega las alas de cera que permiten al estatuario volar. Teseo y el Minotauro, Amor y Psiquis abrazados, Hércules y Licas y Perseo con la cabeza de Medusa. Otra clave de su estilo es la calidez sensorial que transmite a sus estatuas, algunos ejemplos son los sepulcros de Clemente XIII y Clemente XIV y de este triunfo realizará también el monumento funerario de María Cristina de Austria. Canova acude a París en 1802 donde retratará a Paulina Bonaparte Borghese. Realiza Las tres Gracias que le solicita el Duque de Bedford. El último de los grandes encargos fue una estatua del 1er presidente de EE.UU. George Washington. En 1821 enviará otra de este presidente vestido de emperador romano renunciando al poder.
PINTURA NEOCLÁSICA
Características principales:
- Los cuadros neoclásicos presentan figuras que recuerdan la escultura helenística.
- El artista se vale de los medios estéticos de la antigüedad para comprometerse con el momento histórico en el que vive.
- El aspecto más destacable de los cuadros es la representación del hecho.
- Se prefieren composiciones sencillas y centradas.
- Se prefiere el dibujo al color ya que los colores serán más bien sobrios.
David: (1748-1825): en 1785 pinta en Roma El juramento de los Horacios. Representa la promesa que hacen los tres hermanos Horacios para enfrentarse a otros albanos y decidir los destinos de Roma y Alba que se encontraron en guerra. Abusa del claroscuro. David regresa a París donde pinta “La muerte de Sócrates” y “Marat asesinado”.
David impone también las modas y el gusto resumidas en el retrato de Dame Récamier y en Retrato ecuestre de Napoleón cruzando los Alpes y La coronación de Napoleón en Notre-Dame.
GOYA (1746-1828)
Cultivó el neoclasicismo y el romanticismo y anticipa los cambios que va a experimentar en la pintura: ligereza de pincelada, preludia el impresionismo y surrealismo. Dominó todas las técnicas: la pintura mural y de caballete, cartones para tapices y grabado y abundó en todos los géneros. Viaja a Italia y opta al premio convocado por su academia con el lienzo Aníbal cruzando los Alpes. Goya es contratado por la Real Fábrica de Santa Bárbara para los tapices. Goya da un recital de tipos costumbristas: toreros, actrices, gentes del pueblo… La aristocracia madrileña encargará a Goya cuadros para decorar sus gabinetes como “La cuñada” y “El columpio”. La casa de Osuna le encargó los cuadros de la vida de San Francisco de Borja. Goya entretanto, no descuida el tema del retrato. Representó a los grandes arquitectos neoclásicos: Las Condesas de Chinchón y Haro y Las Duquesas de Osuna y Alba. Decora el oratorio religioso de la Santa Cueva gaditana y allí vivirá 6 meses como invitado de la duquesa y retrató a la Duquesa Cayetana como “Maja desnuda” y “Maja vestida”. Posteriormente pintará de forma espontánea Los Caprichos, Los Desastres, Los Disparates y los cuadros de una serie negra. La insuperable obra gráfica de Goya se inicia en 1799 con Los Caprichos que es una sátira de los vicios y debilidades sociales. La invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia quedarán reflejadas en los grabados Los Desastres. Goya representa La carga de los mamelucos en la puerta del Sol y Los fusilamientos de la Moncloa, que ilustra la represión francesa a los patriotas, el horrible sacrificio de víctimas inocentes ante el pelotón de ejecución. En 1814 y 1816 graba Las suertes del toreo inmortalizando faenas gloriosas y lidiadores heroicos. Su última serie: Los Disparates. Una colección de pesadillas que reflejan lo absurdo de la existencia. Se exilia en Francia donde pinta: La lechera de Burdeos que será el adelanto más claro del impresionismo.
Fachada de la Catedral de Granada (1667)
Enrique Egas trazó esta catedral a principios del siglo XVI en estilo gótico, aunque la construcción fue dirigida por Diego de Siloé siguiendo el nuevo lenguaje renacentista. Cuando Cano proyectó la fachada principal la concibió como un monumental arco de triunfo con tres calles retranqueadas entre pilastras cajeadas, lo que proporciona al conjunto intensos contrastes luminosos que acentúan la fuerza del diseño. Molduras y pilastras dotan a la construcción de un intenso ritmo lineal, acentuado por los contrastes luminosos y por el marcado entablamento que le recorre a la mitad de su altura. La utilización de motivos vegetales y placas geométricas en la decoración es consecuencia del mayor interés ornamental que imperó en la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVII, tras la austeridad de las décadas anteriores, sirviendo de fuente de inspiración a las construcciones granadinas posteriores.
Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago de Compostela (1738-1749)
El autor es Fernando Casas y Novoa, tuvo el talento de proyectar una excepcional fachada de diseño piramidal, articulada con columnas de fuste estriado, inserta en una estructura aparentemente desmaterializada por los amplios vanos acristalados que cumplen la función de iluminar de manera portentosa la zona de los pies del templo. La experiencia de ascender al edificio desde el exterior, también alcanza su plenitud con la escalinata en convergencia que conecta con el espacio urbano, estableciendo la necesaria coherencia entre el mundo exterior y el del interior del templo. La fachada-transparente proporciona un abrigo que protege la obra maestra del medievo pero, al mismo tiempo, su planificación es un manifiesto triunfal con fuerzas visuales de gran magnitud arquitectónica. Es centro focal de una plaza en la que se erige explícitamente en una escultura monumental.
Fachada del Museo del Prado (1786)
Autor: Juan de Villanueva. Al espacio central del Museo del Prado se accede a través de un pórtico hexástilo, de columnas toscanas, con un riguroso entablamento y una pronunciada cornisa, rematada con un ático cuadrangular. Ante este pórtico se levanta la estatua de Velázquez que da nombre a la puerta.
Las tres Gracias
El autor es Canova (1815-1817). Es un grupo escultórico de estilo neoclásico, en mármol, de las tres Cárites mitológicas, hijas de Zeus que representaban la belleza, el encanto y la alegría.
El juramento de los Horacios
Autor: Jacques-Louis David (1784). Representa la promesa que hacen los tres hermanos Horacios para enfrentarse a los albanos y decidir los destinos de Roma y Alba, que se encontraban en guerra. David se centra en el momento en que los Horacios reciben las espadas de su padre prometiendo defender el futuro de Roma hasta la muerte.
La familia de Carlos IV
Goya (1800-1801). Es un retrato colectivo.
Los fusilamientos
Goya (1814). Ilustra la represión francesa a los patriotas, el horrible sacrificio de víctimas inocentes ante el pelotón de ejecución.
El martirio de San Felipe
José de Ribera (1639). Es una obra de madurez del pintor, a juzgar por el tratamiento del colorido, los toques de pincel y el espléndido desnudo. Es menos caravaggista que en obras anteriores, dotando al lienzo de mayor luminosidad.
La rendición de Breda
Velázquez (1635). Representa un episodio histórico acaecido durante las guerras de religión contra los protestantes en los Países Bajos. El gobernador holandés entrega las llaves de la ciudad al general de los Tercios de Flandes.
Las Meninas
Velázquez (1656). Destaca la utilización de la luz que define o diluye las formas creando la ilusión óptica de un espacio verosímil, también conseguida mediante la fluida pincelada y matizaciones de su espléndido colorido. Predomina la perspectiva atmosférica.
Las Hilanderas
Velázquez (1657). Abunda la realidad visual y la concepción intelectual del mito. El pintor sitúa en primer plano el momento de la competición entre la diosa y Aracne tratada como una escena de género relegando al último término el castigo de Minerva a la joven a la que convertirá en araña.