La Escuela de Frankfurt: Teoría Crítica e Ilustración

El Problema Filosófico de la Ilustración

La ilustración es un tema central en la Teoría Crítica. Uno de sus objetivos principales es “introducir la razón en el mundo”. El Instituto para la Investigación Social (IIS) se sitúa en la tradición ilustrada, pero con una ventaja adicional: al inspirarse en la tradición marxista, son conscientes de los peligros potenciales de la ilustración, como la opresión y la explotación.

No se trata de una ilustración ingenua o confiada en sus posibilidades, sino de una ilustración consciente de sus propias desviaciones y errores históricos, que podrían llevar a la humanidad por un camino contrario al deseado. La Teoría Crítica se entiende como una teoría materialista, en contacto con la realidad y los problemas sociales, previniendo cualquier tipo de distorsión ideológica. La ilustración se convierte así en uno de los problemas centrales que ocuparon la reflexión de pensadores como Adorno y Horkheimer.

La Persecución Nazi como Punto de Inflexión:

Auschwitz, símbolo de la persecución nazi, representa un giro crucial en el pensamiento de Adorno y Horkheimer. El horror del Holocausto, como negación histórica y social del proyecto de la Teoría Crítica y de la propia Ilustración, se convirtió en la culminación de la opresión racionalmente calculada.

Este hecho no radica solo en la magnitud de la tragedia, sino en que todo el proceso de exterminio estuvo completamente planificado y calculado. Los planes de exterminio eran enormes sistemas racionales destinados a fines abyectos. Esta experiencia llevó a muchos miembros de la Escuela de Frankfurt al exilio y provocó la renuncia a los objetivos iniciales de la Teoría Crítica, impulsando un replanteamiento de sus ideas y la reflexión sobre temas como la religión y el arte.

Movimiento Estudiantil:

El movimiento estudiantil de los años 60 influyó en la evolución de la Escuela de Frankfurt. Sus miembros, incluyendo a figuras como Habermas, considerado el mayor representante de la segunda generación de la Escuela, jugaron un papel importante en este movimiento. El apoyo de los frankfurtianos a las demandas estudiantiles estaba condicionado a la no violencia.

Vida y Obra de Horkheimer:

Max Horkheimer, nacido el 14 de febrero de 1895 en Stuttgart, abandonó sus estudios en 1911 para trabajar en la fábrica de su padre y participar en la Primera Guerra Mundial. Al finalizar la guerra, terminó el bachillerato y estudió Filosofía y Psicología en Munich y Frankfurt, donde conoció a Adorno.

En 1930, junto a Fromm y Marcuse, se unió al IIS, siendo nombrado director un año después. Entre 1932 y 1939, se encargó de mantener la publicación de la Revista para la Investigación Social. En 1933, obligado a abandonar Alemania por el régimen nazi, terminó en la Universidad de Columbia, donde refundó el Instituto. A principios de los años 40, junto a Adorno, escribió Dialéctica de la Ilustración.

En 1949, regresó a Alemania como profesor de Filosofía en la Universidad de Frankfurt. Murió el 7 de julio de 1973 en Nuremberg.

Teoría Tradicional y Teoría Crítica: Interdisciplinariedad; Crítica al Positivismo

La interdisciplinariedad sigue siendo una idea central en la Teoría Crítica. Transformar la sociedad implica”introducir razón en el mund”. Esta interdisciplinariedad se concreta en tres disciplinas principales, complementadas por otras secundarias:

Sociología:

Debe buscar líneas de investigación que muestren”lo otr” de la sociedad. Desde los presupuestos dialécticos, totalizar un objeto de estudio tan complejo como la sociedad es falsearlo. Los proyectos concretos se centrarán en las formas de opresión o marginación, como el estudio de Adorno y Horkheimer sobre el antisemitismo.

Su función no es simplemente describir el todo social, sino impulsar su transformación al sacar a la luz lo que los instrumentos ideológicos pretenden esconder. Lo negativo de la sociedad debe apuntar a aquello que se debe cambiar.

Psicoanálisis:

Para lograr una comprensión adecuada del individuo, se tomó a Freud como referente. Fromm se encargó de armonizar las ideas esenciales del psicoanálisis con los presupuestos marxistas. La elección del psicoanálisis no fue casual. Una de las críticas más importantes al marxismo denunciaba la alienación del proletariado dentro de las sociedades capitalistas, y el psicoanálisis también apuntaba a la función represiva de la sociedad sobre los impulsos del individuo.

Economía:

Con la psicología y la sociología se había logrado una visión adecuada del individuo y la sociedad. Sin embargo, era necesario un campo que los enlazara, encontrando un objeto de estudio en el que ambos interactuaran. La economía, donde el individuo y la sociedad establecen relaciones, se presentaba como el campo idóneo para estudiar estas interacciones.

Benjamin, cuyos estudios sobre estética y filosofía de la historia influyeron notablemente en Adorno, también realizó importantes aportes a la Teoría Crítica.

La razón tradicional, positivista y conservadora, se mantiene dentro de los paradigmas vigentes sin cuestionarlos. En cambio, la razón crítica, reconstructiva y progresista, persigue ideales racionales y aspira a la emancipación de los seres humanos, liberándolos de la dominación y la opresión.

Dialéctica de la Ilustración:

La experiencia del nazismo provocó un giro en el pensamiento de la Escuela de Frankfurt. La barbarie sistemática y racionalmente organizada hizo que desconfiaran de la capacidad de la razón para emancipar al hombre. El proyecto inicial de la Teoría Crítica se vio reemplazado por un escepticismo y un pesimismo reflejados en Dialéctica de la Ilustración, obra fundamental de Adorno y Horkheimer.

La idea central de esta obra es que la Ilustración esconde en sí misma los momentos de explotación y horror que se han encontrado a lo largo de la historia. La Dialéctica de la Ilustración no representa solo una renuncia al pensamiento reflexivo y práctico, sino también una crítica devastadora a la razón occidental.

El mito tiene algo de ilustrado y la ilustración tiene también componentes mitológicos. Pretender deslindar ambas dimensiones es ingenuo. La afirmación ilustrada de la razón lleva consigo la destrucción y la instrumentalización del ser humano, por lo que confiar ciegamente en la razón puede conducirnos al exterminio y la masacre.

Este giro se reflejó en Adorno en su interés por la estética y el arte como refugio, mientras que Horkheimer recuperó el valor positivo de la religión.