Origen del universo El mito sobre el origen del universo pretende ofrecer una explicación sobre el inicio de las potencias elementales o fuerzas primordiales. Al mismo tiempo, explica la relación de las potencias entre sí y el orden natural de la vida, percibido antiguamente como caótico.
Nacimiento de Afrodita
Afrodita es la representación de la belleza, del amor (erotismo) y de la fertilidad. La diosa es de una generación anterior a Zeus y las demás deidades olímpicas, al ser hija de Urano, el Cielo, una de las potencias primordiales de la vida.
Cronos y el nacimiento de los dioses olímpicos
En primer lugar, este mito simboliza la domesticación de las fuerzas primordiales para dar entrada a los dioses olímpicos. Las fuerzas primordiales son percibidas como caóticas y monstruosas, y deben ser destronadas por otra idea de justicia, representada por el orden de los dioses olímpicos. Ya que Zeus debe destronar al pasado para vivir y para que el mundo tenga continuidad (futuro), el pasaje es también una representación de la conciencia del tiempo histórico.
El origen de las Musas
Las musas son, en efecto, las protectoras de las artes. Por eso, a ellas se asocia la inspiración de la creatividad y la belleza en el arte. El origen de las Musas es un mito que explica, por un lado, las características de la inspiración artística y, por el otro, el valioso papel de las artes como memoria de la civilización.
El origen de Medusa
El origen de Medusa representa el orden sexual instituido y el papel al que se condena a la mujer. Medusa significa protectora o guardiana. Víctima o causante de las acciones de Poseidón, Medusa ha sufrido la maldición de la diosa Afrodita, intensificada a consecuencia de su embarazo. La maldición de Afrodita la condena al escarnio y a no volver a disfrutar nunca más de la experiencia amatoria.
El mito de Prometeo
El mito de Prometeo ha sido interpretado de muchas formas. La primera entiende a Prometeo como un protector de los seres humanos, a quienes lleva la civilización (representada por el fuego).
El mito de Eco y Narciso
Nos explica diversos elementos a la vez. Desde el punto de vista de la naturaleza, nos explica el origen del fenómeno físico del eco y el de la flor del narciso. Pero simbólicamente, nos explica la tragedia que subyace a las personalidades egocéntricas.
La caja de Pandora
Pandora es la representación de lo femenino, ligado en la cultura griega a lo caótico, lo informe y lo dionisíaco. Esta mujer fue creada como una obra de los dioses especialmente diseñada para engañar a Epimeteo e introducir los males en el mundo (el sufrimiento y las calamidades).
La manzana de la discordia
El mito de la manzana de la discordia representa el origen de la división y la confrontación. Las consecuencias de proceder de este modo no se hacen esperar: una pequeña insignificancia desata una guerra terrible.
El mito de Afrodita y Ares (Venus y Marte)
El episodio de Afrodita y Ares simboliza, por un lado, la compleja relación entre el amor y la guerra que ambos dioses representan. Por el otro, representa la humillación de los infieles cuando la verdad sale a la luz.
El rapto de Europa
Este pasaje puede leerse como una representación de la expansión cultural de los griegos hacia occidente, vaticinada como un signo positivo a través de la fecundidad de Europa. Pero también puede leerse este mito desde un punto de vista arquetípico. Zeus representa la seducción propia del acto amoroso.
Leda y el Cisne
Leda y el cisne encarnan un significado doble. Por un lado, exaltan la pasión, la sexualidad y la sensualidad. Pero por el otro lado, también es expresión de la debilidad humana frente a la voluptuosidad de la sensualidad.
El rapto de Perséfone (Proserpina)
Se relaciona con los ritos del cultivo y la siembra, y con las primeras ideas de la creencia en la vida después de la muerte. El arreglo entre Hades (dios de la muerte y el inframundo) y Deméter (diosa de la agricultura) explica los ciclos del cultivo de la tierra.
Apolo y Dafne
Dafne representa la figura virginal, vinculada con la diosa Artemisa. Apolo, por su parte, representa el resplandor absoluto de lo masculino, cuya frontalidad y severidad en el castigo causa temor o adversión. La marcada diferencia entre ambos impide cualquier encuentro en el lecho amatorio. Dafne es la mujer inalcanzable y fugaz, reservada para sí misma. Es la corona de la victoria.
Teseo y el Minotauro
La interpretación más extendida de este mito sugiere que el Minotauro representa lo monstruoso, caótico, vergonzoso y maligno, que debe ser encerrado en un laberinto y, a la vez, clama para ser alimentado. Teseo es, por lo tanto, el héroe que lucha por superar el caos de lo monstruoso y restablecer el orden.
Atenea y el desafío de Aracne
En la historia de Atenea y Aracne subyace la contraposición entre el orden divino y el ser humano. Aracne ha cometido hibris, palabra griega que significa «desmesura del orgullo y la arrogancia», al pretender no solo equipararse a los dioses, sino ser superior a ellos.
La caída de Ícaro
Al igual que en el caso de Aracne, Ícaro comete hibris, que implica creerse superior a los dioses y, a la vez, esperar aquello que no es posible. Por ende, Ícaro encarna la condición humana del exceso de confianza, y la arrogancia que le impide ser cauteloso ante sus propias limitaciones.
El mito de Sísifo
Se ha interpretado de diferentes maneras. La más difundida es la que relaciona este mito con la búsqueda del sentido de la vida en un mundo donde la historia parece carecer de significado. Otra interpretación es de naturaleza política.
Los doce trabajos de Hércules
Hércules representa la lucha humana contra el mal y contra lo monstruoso. Hércules lucha contra fuerzas caóticas y así preconiza el orden olímpico. Por medio de sus trabajos, Hércules procura ordenar el cosmos a la medida de los dioses del Olimpo
Faetón y el carro del sol
Faetón representa el orgullo desmedido, pues sus actos reflejan cómo la arrogancia evoca al desastre. Con sus actos, quiso demostrar al resto cuál era su lugar en el mundo sin medir las consecuencias.
Orfeo y Eurídice
Representa el amor más allá de la muerte. El proceso de duelo del Orfeo podría verse representado en ese descenso a los infiernos que realiza para hallar de nuevo a Eurídice. El camino de vuelta desde el inframundo atiende a la inevitabilidad de la pérdida y, en consecuencia, la aceptación de los finales.
Ulises y las sirenas
Ulises desea escuchar las adulaciones de las sirenas, pero no quiere morir presa de ellas. Tiene el sentido de la prudencia y la astucia, al igual que Zeus y Atenea. Allí es donde Ulises pone en marcha la astucia y consigue una forma de dominarse y, al mismo tiempo, complacerse. Este mito, pues, expone la relación entre la vanidad, la prudencia, la astucia y el dominio propio.