El auge de los fascismos: Italia y Alemania

Introducción

Después de la Primera Guerra Mundial, la democracia triunfó en la mayoría de los países europeos (Hungría, Turquía y la URSS fueron excepciones con regímenes dictatoriales). Sin embargo, el periodo de entreguerras se caracterizó por una serie de problemas políticos, económicos y sociales. La población se encontraba cada vez más descentralizada y surgieron reivindicaciones territoriales y de autogestión tras la posguerra. En un principio, el principal temor de la burguesía era la expansión de la revolución soviética. Hubo un periodo de relativa paz y prosperidad hasta el crack del 29, momento en que la democracia sufrió un retroceso. En este contexto, apareció el nazismo con Hitler a la cabeza, presentando un programa basado en el nacionalismo radical, agresivo, totalitarista y la imposición de un partido único. En esta situación de crisis, las dictaduras se impusieron en varios países. Las democracias, para subsistir, tomaron dos medidas principales: la intervención en la economía y la integración de los partidos socialistas en el juego parlamentario. Hitler llegó al poder en Alemania en 1933.

Características del Fascismo

El Estado Totalitario

El fascismo se caracteriza por un Estado totalitario que intenta controlar todos los aspectos de la vida. El Estado se sitúa por encima de la vida y del individuo.

Dictadura de un solo partido

El régimen fascista se basa en la figura de un líder carismático (caudillo) que no se somete a escrutinio. La gente deposita su fe en él y en su discurso.

Anticomunismo y anticapitalismo

El fascismo se opone tanto al comunismo como al capitalismo. Marx defendía la acción por encima de la teoría, lo que algunos interpretaron como una justificación del terrorismo. El fascismo busca aprovecharse de la crisis del sistema para imponerse.

Nacionalismo agresivo

El nacionalismo agresivo es una característica fundamental del fascismo, ligado a la reclamación de nuevos territorios.

Racismo

La idea de una raza superior y el antisemitismo se convirtieron en pilares fundamentales de estos movimientos.

Irracionalidad

El fascismo critica la cultura occidental, a la que considera responsable de la crisis. Hitler y otros líderes fascistas exaltan valores opuestos a la razón y la lógica.

Violencia política

La violencia política es una herramienta utilizada por el fascismo para eliminar a los elementos considerados “nocivos” de la sociedad.

Dominio del partido único

El partido único controla todos los aspectos de la vida social y política. Se utiliza el adoctrinamiento, el simbolismo, los uniformes y los saludos para mantener el control.

Machismo

El fascismo es un movimiento machista. En el partido nazi, por ejemplo, la mujer tenía un papel claramente definido, resumido en las “3K”: Kinder, Küche, Kirche (niños, cocina, iglesia).

La Italia fascista

La Primera Guerra Mundial afectó negativamente a Italia, provocando un aumento del paro, una inflación desorbitada y problemas sindicales. En el mundo agrícola también se produjeron huelgas para reclamar una reforma agraria. Todo ello alarmó a los empresarios y a las clases sociales altas, que temían una revolución. Italia se sumió en una crisis política. A partir de 1913, se instauró el sufragio universal masculino, lo que llevó a la formación de gobiernos de coalición inestables. En este contexto de crisis, surgió el fascismo.

El fascismo hacia el poder

El fundador del fascismo italiano fue Benito Mussolini, antiguo militante del Partido Socialista que se convirtió en un nacionalista radical. En 1919, fundó los fasci di combattimento, grupos paramilitares formados por antiguos anarquistas y socialistas que, como Mussolini, habían abrazado posturas extremistas. Inicialmente, el movimiento fascista era minoritario, pero fue ganando apoyo. Cuando Mussolini vio que contaba con un respaldo considerable, abandonó la idea de una revolución violenta y creó en 1921 el Partido Nacional Fascista. En 1922, los socialistas convocaron una huelga general que demostró su debilidad. Los fascistas, por su parte, organizaron la Marcha sobre Roma. El gobierno pidió al rey que declarara el estado de sitio, pero este se negó a firmar la orden. Ante esta situación, el gobierno dimitió y el rey encargó a Mussolini la formación de un nuevo gobierno. Mussolini entró en el juego democrático, pero su objetivo era instaurar una dictadura.

La dictadura fascista en Italia

En 1925, Mussolini convirtió Italia en un régimen totalitario. Él era el jefe del gobierno y controlaba todos los demás poderes. Se aprobó la Ley Rocco, que prohibía todos los partidos y sindicatos, excepto el fascista, e imponía la censura de prensa. En 1928, el Parlamento pasó a depender del Gran Consejo Fascista. Todas las autoridades eran elegidas por el gobierno. Mussolini se autoproclamó Duce (líder) y supo atraerse el apoyo de la Iglesia católica. Firmó los Pactos de Letrán con el Papa, por los que se reconocía el Estado italiano y se establecía Roma como su capital. A cambio, se reconocía el matrimonio religioso como único válido. El apoyo del Papa fue muy importante para la consolidación del régimen fascista.

Aplicación de la dictadura a nivel social

A nivel social, el régimen fascista controlaba todos los aspectos de la vida. Se daba gran importancia al adoctrinamiento de los jóvenes. El catolicismo era obligatorio en la enseñanza. Se exaltaba la natalidad y el papel de la madre como cuidadora del hogar. El régimen ejercía un control total sobre los medios de comunicación, que difundían los valores fascistas. Se favoreció el desarrollo de la radio y el cine como instrumentos de propaganda. A nivel económico, se implantó un fuerte intervencionismo estatal. El Estado controlaba la economía a través del Ministerio de Economía. Inicialmente, la política económica fue liberal, pero a partir de 1929 se volvió intervencionista, con medidas proteccionistas. Tras la crisis del 29, la intervención estatal aumentó aún más y se impulsó la autarquía. En 1933, el Estado comenzó a comprar empresas en quiebra.