Miguel de Unamuno (1864-1936)
Salmantino, utiliza la novela para reproducir sus conflictos existenciales, plantear cuestiones filosóficas y desarrollar sus propias ideas; él mismo llamó a sus novelas “nivolas”, relatos angustiados de realidades íntimas. Se inicia con Paz en la guerra (1897), novela histórica sobre la guerra carlista; siguen Amor y pedagogía (1902), sobre la imposibilidad de organizar la vida previamente; Niebla (1914), su mejor novela existencial; Abel Sánchez (1917), sobre la envidia; La tía Tula (1921), sobre la maternidad frustrada; San Manuel Bueno, mártir (1933), sobre el conflicto entre la fe religiosa y la razón.
En cuanto a su técnica y estilo, destacan la sobriedad en las descripciones, abundancia de diálogos y monólogos, parquedad de adornos y la densidad de emociones e ideas.
Pío Baroja (1872-1956)
Donostiarra, su obra es muy extensa, cronológicamente 3 etapas:
- La 1ª etapa, desde principios de siglo hasta la 1ª Guerra Mundial, incluye las trilogías La lucha por la vida (La busca, Mala hierba, Aurora roja) y La raza (La dama errante, La ciudad de la niebla, El árbol de la ciencia), La tierra vasca, La vida fantástica, El mar…
- La 2ª etapa, desde 1914 hasta el comienzo de la Guerra Civil, incluye Memorias de un hombre de acción, compuesta por 22 novelas sobre un personaje, Eugenio de Aviraneta, y constituyen una amplia reflexión sobre la España de entreguerras.
- La 3ª etapa transcurre desde la Guerra Civil hasta su muerte, escasa producción y pérdida de fuerza narrativa. Laura o soledad sin remedio.
Cabe destacar 3 elementos en sus novelas:
- La acción argumental (intriga y aventura sobre todo, ritmo vertiginoso).
- Reflexión intelectual (opiniones sobre la vida y sociedad con acritud y humor amargo).
- Descripciones de ambientes (del paisaje, tétricas -paisaje castellano-, líricas y emotivas -terruño vasco-; de los personajes, pocas, impresionista, con precisión, perfil físico y psíquico).
Su estilo es el más desaliñado y antirretórico pero también el más dinámico y expresivo. Destaca la sencillez y espontaneidad, con lenguaje seco, vivo y cortado.
Azorín, José Martínez Ruiz (1873-1967)
De Monóvar, Alicante. Sus novelas se mueven entre lo narrativo y reflexivo. Apenas existe argumento, por lo que el límite entre ambos géneros (novela-ensayo) se hace difuso. Entre sus obras más importantes: La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Confesiones de un pequeño filósofo (1904). Caracterizan su estilo la claridad expositiva, la variedad y riqueza del vocabulario y la frase corta y sencilla.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Los primeros relatos y novelas muestran la influencia de las corrientes modernistas, culminan con las Sonatas (Otoño, Estio, Primavera e Invierno), escritas entre 1902-1905, han sido consideradas modelo de la prosa modernista.
Tras una larga evolución, Valle-Inclán aplica a su novela la nueva técnica estética de los esperpentos, basada en una deformación grotesca y sistemática de la realidad. El resultado son dos obras maestras, Tirano Banderas, conducta cruel de un dictador americano, y la Trilogía del Ruedo Ibérico –La Corte de los Milagros, Viva mi dueño, y Baza de espadas– sarcasmo sobre la figura de Isabel II y sus cortesanos.
El Novecentismo en la novela
El Novecentismo en la novela presenta una enorme variedad de tendencias con un objetivo común: superar las fórmulas realistas. Sus obras narrativas aspiran a la perfección formal, -miró- y en algunos casos las novelas acogen disquisiciones intelectuales de tipo ensayístico -Pérez de Ayala, Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés-.
Gabriel Miró (1879-1930)
Alicantino, intenta la revolución por medio del lirismo, la acción narrativa se subordina a la descripción. Destaca la riqueza y precisión de su léxico. Sus mejores obras son: El libro de Sigüenza (1917), Nuestro padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926). Otros libros de relatos, organizados en cuadros sueltos y con pinceladas impresionistas, su obra maestra, Años y leguas y Figuras de la Pasión del Señor donde evoca Figueras y lugares del Evangelio con honda emoción.
Ramón Pérez de Ayala (1881-1962)
Oviedo. En su novela destaca el enfoque intelectual y la cuidada elaboración de los elementos estructurales, especialmente el del narrador. En su primera etapa desarrolla temas nacionales como en Troteras y danzaderas (1913), crítica pesimista de la sociedad española, y en segunda etapa cuestiones universales (amor-soledad) como en Belarmino y Apolonio (1921).
Ramón Gómez de la Serna (1888-1963)
Maestro del vanguardismo, madrileño. Sus novelas, La viuda blanca y negra, El torero Caracho, no se ajustan a las normas literarias tradicionales, los relatos apenas poseen nudo argumental, y los llena de personajes con escasa consistencia individual, descripciones, alardes de ingenio… El estilo es cortado, con frases cortas que se relacionan poco entre sí.
Novela del 27
:al final dla década dlos veinte, aparecen unas novelas caracterizadas por la originalidad,la fantasia, los alardes dingenio y la presencia dla vida urbana moderna.Tras una breve influencia dl surrealismo, los autores muestran una honda preocupación social y política en consonancia cn los acontecimientos que sacudian el país. Todos ellos compartian la experiencia dl exilio.Destacan obras como estacion idea y vuelta (1930)de rosa chacel y la noche de las cien cabezas(1934)de ramon j.sender.