Paul Cézanne: Nació en 1839 en Francia. Venía de una familia con dinero, por lo que su padre le hizo estudiar derecho, pero rápidamente decidió dedicarse a pintar. Su relación con Pisarro fue de gran importancia en su vida artística. Cézanne prefería vivir en el campo que en las grandes ciudades, por lo que pasó en este mucho tiempo. Pensaba que la naturaleza se puede reducir a volúmenes geométricos, por lo que veía la pintura como una construcción a base de esferas, cilindros, pirámides, etc. En 1874 entra en el grupo de los impresionistas, pero lo abandonó a los 3 años ya que todos rechazaron su obra al no entenderla. Cézanne intentó hacer resaltar las formas con el color y la luz. Su obra presenta retratos, paisajes, jugadores de cartas, personas bañándose… donde abandona la perspectiva lineal y realza contornos con un trazo negro, además de utilizar la geometría y el volumen como ya hemos dicho. Dejó muchas obras sin acabar cuando pensaba no haber conseguido esos objetivos. En un principio impresionista, fue considerado más tarde al movimiento de posimpresionismo, junto con Van Gogh y Gauguin.
Gauguin: Fue uno de los 3 pintores del movimiento posimpresionismo junto con Van Gogh y Cézanne. Nació en París, inició su vida como banquero, pero después de casarse decidió empezar a pintar. Entró en el grupo de los impresionistas y participó en las últimas exposiciones de estos, pero él prefería a Cézanne y a Pisarro antes que a Monet o Renoir. Poco a poco intentó buscar un estilo más personal donde pintó muchos temas religiosos. Pasó momentos financieros muy malos ya que no conseguía vender sus cuadros, esto le hizo estar cambiando cada vez de ciudad. También conoció a Van Gogh, pero los dos no se llegaron a entender nunca. En su estilo destacó la poca profundidad espacial, las formas y los colores exagerados. Sus pinturas influyeron mucho en el movimiento expresionista y fauvismo. En sus obras podemos destacar El Cristo amarillo, Mujeres de Tahití, La visión tras el sermón, etc.
Título: Jugadores de cartas. Autor: Cézanne. Cronología: 1893. Técnica: Óleo sobre lienzo. Estilo: Postimpresionismo. Tema: Escena de género. Localización: Musée d’Orsay. Este lienzo es el más famoso de una serie de jugadores de cartas que Cézanne pintó. Las dos figuras se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los codos. Encima hay una alta botella de vidrio que parece ser el centro de la obra. Los dos hombres, con sombreros típicos de una clase humilde, están concentrados en el juego. Cézanne capta las expresiones de estos. El espectador se convierte en observador en un plano muy cercano a la escena. Observamos iluminación artificial en las sombras, como el reflejo blanco de la botella, y formas geométricas. Predomina el color ocre y el gris amarillento de la chaqueta del jugador. Durante la década de 1890, Cézanne pintó una serie de cuadros con esta temática de los jugadores de cartas. Esta temática fue pintada por muchos franceses en siglos anteriores, por lo que su inspiración pudo llegar de allí con un cuadro de Le Nain.
Edificio: Casa Milà. Autor: Gaudí. Cronología: 1906-12. Tipología: Civil. Material: Piedra, hierro y ladrillo. Estilo: Modernista. Localización: Barcelona. Este edificio está hecho en piedra y ladrillo, donde se utilizan materiales nuevos como el hierro y las cerámicas. La piedra tiene un aspecto granuloso que le hace parecer una escultura. El edificio está lleno de formas irregulares donde predomina la línea curva. Observamos 5 pisos separados por estas líneas onduladas. Los balcones tienen formas, al igual que las esculturas de la terraza, que en realidad son la chimenea, el depósito de agua, etc. Hay muchas ventanas y son de gran tamaño. El interior también está diseñado con líneas ondulantes. Este edificio le fue encargado por Roser de Milà al impresionarle la Casa Batlló. Popularmente se le conoce como La Pedrera. En su construcción se encontró con muchos problemas que paralizaron la obra unos años. El edificio podía alojar tiendas, aparcamiento, viviendas de alquiler, etc.
Imaginería en España: La escultura en España es una escultura religiosa al servicio de la contrarreforma con un tipo llamado imaginería, que utiliza la madera policromada y consiste en realizar retablos, imágenes y pasos procesionales muy expresivos. Destacan la escuela castellana y la andaluza: Escuela Castellana: Es dramática y realista, hasta el punto de enseñar el dolor en sus figuras. Gregorio Fernández es la referencia de esta escuela, su obra se caracteriza por posturas tensas, rostros expresivos y dramáticos, el uso del plegado acartonado y las abundantes heridas y sangre de sus cristos. Entre sus principales obras sobresalen el retablo del bautismo de Cristo en que queda definido su perfecto tratamiento anatómico. Entre sus figuras sueltas destacan el Cristo Yacente y el Cristo atado a la columna, donde el dolor es extremo. Dentro de sus pasos procesionales destacamos el Descendimiento y la Piedad, donde observamos muchos movimientos y actitudes. Escuela Andaluza: La imaginería andaluza tiene un carácter más íntimo, de belleza más clásica, con menos dramatismo, intentando guardar los ideales de belleza. Destacaron Pedro de Mena, Alonso Cano, autor de la Inmaculada de la catedral de Granada, destacando Juan Martínez Montañés, que realiza sus obras con gran elegancia y mesura, como el Cristo de la Clemencia.