La Segunda República Española: Del Frente Popular a la Guerra Civil

El Frente Popular

A finales de 1935, la coalición derechista se terminó debido a los escándalos de corrupción del partido de Lerroux, el PRR, lo que hizo inevitable el adelanto de las elecciones. Todos los partidos de izquierdas y republicanos se unieron en una coalición denominada Frente Popular. Los dos artífices fueron Azaña e Indalecio Prieto. La finalidad última era arrebatar el poder a los partidos derechistas, que pretendían instalar un sistema dictatorial, como ocurría en el resto de Europa, y evitar una nueva revolución como la de 1934.

Los partidos que formaron esta coalición fueron: Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, PCE, Partido Sindicalista, UGT, POUM, ERC, Acció Catalana Republicana, Unión Socialista, Partit Catalá Proletari, Unió de Rabassaires y el Partit Nacionalista Republicà Català.

Programa electoral común:

  • Una nueva reforma agraria mucho más rápida.
  • Obras públicas.
  • Lucha contra el desempleo.
  • Distribución equitativa de los impuestos.
  • Ampliación y desarrollo de las prestaciones sociales y la seguridad social.
  • Más inversión en educación.
  • Restitución del Estatuto de Cataluña.
  • Amnistía para los presos de 1934.

La campaña electoral de 1936 fue muy dura, pero el Frente Popular logró la victoria por pocos votos.

Cuando se conocieron los resultados, el general Franco y José María Gil Robles amenazaron al jefe de gobierno para que declarara el estado de guerra. Estos primeros intentos fracasaron. Azaña fue nombrado jefe del Gobierno, que formó un gobierno de republicanos centristas y de izquierdas. El Estatuto de Cataluña y la amnistía para los presos de 1934 fueron las primeras medidas tomadas por el gobierno.

Iniciativas gubernamentales más importantes:

  • La aplicación más rápida y efectiva de la Ley de la Reforma Agraria y disminución del tamaño de las fincas que podían ser expropiadas.
  • La ilegalización de la Falange, por diversos atentados.
  • Alejar a los mandos militares asociados a golpes antirrepublicanos. Franco fue cesado como Jefe del Estado Mayor.

Azaña decidió dejar la jefatura del gobierno para pasar a ser Presidente de la República en sustitución de Niceto Alcalá Zamora.

La crispación política y social fue cada vez más en aumento. Los dirigentes derechistas arremetieron en el Parlamento contra los grupos de izquierdas por permitir la anarquía social.

La situación social estaba derivando en un enfrentamiento directo de las diferentes tendencias políticas. Las organizaciones obreras que habían participado en el Frente Popular eran, en la mayor parte de los casos, las responsables de los disturbios y desórdenes callejeros.

En el campo, la situación no era mucho mejor. La nueva Ley Agraria, aunque efectiva, no era suficiente para las formaciones extremistas. Se produjeron muchas invasiones masivas de propiedades de terratenientes y grandes propietarios, intentando una subida de sueldo para los jornaleros, acción que no permitieron los terratenientes.

Los tumultos y desórdenes no hicieron más que agravar la ya difícil situación económica. La retirada de diferentes empresarios y las huelgas hicieron bajar mucho la Bolsa. Esto influyó mucho en el empleo; las cifras de desempleados en estos años aumentaban vertiginosamente. Los incendios de iglesias y atentados contra sacerdotes se multiplicaron por todo el país.

Los atentados también afectaron a la vida política; muertes tanto de izquierdistas como de derechistas se fueron multiplicando. Uno de los más destacados fue el asesinato del derechista José Calvo Sotelo, por un grupo de policías de ideología de izquierdas.

Toda esta serie de factores ayudaron a un Ejército que estaba dispuesto a derrocar a la República y acabar con el gobierno izquierdista a dar un golpe de fuerza y declarar el Golpe Militar el 17 de julio de 1936, y así comenzó la Guerra Civil.

La Guerra Civil: La Sublevación Militar

El 18 de julio se generaliza el levantamiento en las principales ciudades del país, triunfando en unas y fracasando en otras.

El principal organizador, en principio, del “alzamiento nacional” fue el general Emilio Mola, dejando todo el protagonismo a los militares.

El objetivo principal era aprovechar la sorpresa para derribar el régimen republicano democrático y conquistar rápidamente todas las principales ciudades.

La división del territorio español fue muy clara, tanto en las delimitaciones políticas como en las geográficas.

Por Navarra, la zona nacional se prolongaba hasta el Pirineo; pero quedaba separada del Cantábrico por el País Vasco (salvo Vitoria), Santander y Asturias. Se habían sumado al movimiento las guarniciones de Gijón y Oviedo; Extremadura contaba con la base de Cáceres; en el sur, la plataforma estaba constituida por tres focos separados: el formado por la línea Sevilla-Jerez-Cádiz, al oeste; Córdoba en el valle del Guadalquivir; Granada en el SE.

Los partidos que se sumaron de forma unánime al alzamiento y que se encontraban en los sectores derechistas y católicos fueron: CEDA, Falange, Carlistas, los monárquicos alfonsinos y la Lliga catalana. En las fuerzas armadas, la mayor parte de los oficiales y las unidades acuarteladas en Marruecos, mientras que más de la mitad de los efectivos del Ejército en la Península permanecieron leales al gobierno republicano.

La España republicana estaría constituida por el resto, fundamentalmente, con su base en las tres ciudades más populosas del país: Madrid, Barcelona y Valencia.

Los partidos que se mantuvieron con el gobierno republicano fueron todos los componentes del Frente Popular, las organizaciones sindicales y las formadas por el proletariado urbano, las clases medias progresistas. Lograron frenar, en un principio, la insurrección. El PNV optó por el bando republicano con la intención de conseguir un Estatuto más amplio de autonomía.

También esta guerra dividió a los intelectuales españoles. En el bando franquista: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, etc. En el bando republicano: Antonio Machado, Pedro Salinas, Pablo Picasso, Federico García Lorca, etc.