La Guerra Civil Española
El Estallido de la Guerra Civil: Del Golpe de Estado a la Guerra
El 17 de julio de 1936 en Melilla, el coronel Yagüe se alzó contra la República. La sublevación se extendió por todo el protectorado marroquí, donde la mayoría del ejército se unió al golpe. El día 18 triunfó la sublevación en la península, haciéndose fuertes en Pamplona, Sevilla, y parte de Aragón y Castilla. El presidente de la República, Casares Quiroga, fue sustituido por José Giral, quien decidió entregar armas a milicianos y partidos del Frente Popular. El alzamiento fracasó donde las fuerzas de izquierda tenían mayor peso.
La Consolidación de los Bandos
El bando sublevado, constituido por militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos, falangistas, carlistas y demás opositores a la República, se definían como “nacionales” y “católicos”. Entre ellos no había unanimidad sobre qué hacer tras el triunfo del golpe. Los altos cargos militares querían restablecer el orden a través de la dictadura. Los monárquicos y la CEDA deseaban la vuelta de la monarquía alfonsina. Los falangistas querían imponer un régimen fascista y los carlistas esperaban la instauración de la monarquía carlista.
Los leales a la República eran definidos por la derecha como “rojos”. Eran en su mayoría clase popular, clase media republicana, burgueses ilustrados, intelectuales y artistas.
La Significación del Conflicto
Con una gran repercusión internacional, la Guerra Civil Española significó una confrontación entre las fuerzas democráticas y los regímenes fascistas. La guerra civil fue el enfrentamiento armado entre grupos dominantes y grupos obreros y burgueses.
La Internacionalización de la Guerra Civil
Gran Bretaña defendía una política de apaciguamiento. Francia se plegó a esto y crearon un Comité de No Intervención en 1936 con sede en Londres.
La Ayuda Exterior
La Unión Soviética suministró armas a la República. Los consejeros militares soviéticos tuvieron un papel destacado en la organización de la guerra, así como de consejo político. En el bando republicano, las Brigadas Internacionales prestaron ayuda en tropas a la República, con una importante función en la defensa de Madrid.
Los sublevados fueron los más favorecidos por la ayuda exterior. Alemania e Italia les ayudaron con armas. Alemania envió a su aviación, la Legión Cóndor. El apoyo italiano consistió en el envío de una gran unidad, el Corpo Volontarie.
La Zona Republicana: La Revolución Contenida
Por un lado, la izquierda comienza una revolución social. Por otro lado, tenían que ganar la guerra, sino no habría cambio social.
El Derrumbe del Estado Republicano
José Giral tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos y decretar batallones de voluntarios. En el territorio republicano emergió una estructura de poder alrededor de sindicatos y partidos de izquierda, la única fuerza capaz de defender la legalidad republicana. En 1936 el poder del estado sufrió un desplome y fue sustituido por organismos revolucionarios dispuestos a imponer un nuevo orden social. Surgieron consejos, comités y juntas. En algunas zonas los comités se unificaron para formar consejos regionales. Fue especialmente importante la creación por la CNT-FAI del Comité Central de Milicias Antifascistas, que llegó a un acuerdo con la Generalitat de Cataluña.
El Desencadenamiento de la Revolución Social
En un clima revolucionario en la población, se enfrentaron con armas a los sublevados para defender la República, sobre todo campesinos y obreros. El elemento más significativo de la revolución social fue la colectivización industrial y agraria. Los empresarios e industriales huyeron o fueron detenidos o asesinados, dejando al frente de las empresas a los trabajadores. Estas incautaciones fueron legalizadas por la Generalitat y por el gobierno central. En el campo, las expropiaciones de fincas y su ocupación fueron masivas por Aragón, Valencia, La Mancha y Andalucía. Las tierras se colectivizaron en su totalidad y pasaron a depender de comités o comunas locales.
En la zona republicana, la Iglesia, la burguesía, los propietarios y las clases acomodadas fueron objeto de persecución. Tuvieron lugar asesinatos (paseos), checas (cárceles clandestinas), saqueos e incendios de iglesias y requisa de bienes. Hubo incidentes especialmente graves como los ejecutados en Paracuellos del Jarama. Políticos como Primo de Rivera, fue fusilado. Muchos de los perseguidos huyeron al extranjero o pasaron a la zona sublevada.
Los anarcosindicalistas CNT-FAI y el POUM se centraron en la revolución. El resto de fuerzas políticas reclamaron que concentraran sus esfuerzos en ganar la guerra.
El Gobierno de Largo Caballero (septiembre 1936 – mayo 1937)
A finales del 36 los milicianos no conseguían detener a los sublevados. Eran conscientes de la necesidad de un pacto que permitiera la unidad antifascista y la formación de un gobierno capaz de ganar la guerra. El 5 de septiembre de 1936 Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT, constituyó un gobierno formado por republicanos, comunistas, socialistas y anarcosindicalistas. El gobierno decidió trasladarse a Valencia ante el ataque de los sublevados a Madrid. El proyecto de Largo Caballero era crear una gran alianza antifascista: recomponer el poder del estado reconociendo los consejos regionales y dirigir la guerra militarizando las milicias y creando el Ejército Popular. Sin embargo, los fracasos militares volvieron a abrir el enfrentamiento entre las fuerzas republicanas.
Un sector republicano, comunista y socialista eran partidarios de poner orden en la retaguardia, controlar las experiencias colectivizadoras, reforzar los vínculos con las clases medias y reconstruir un estado fuerte. Otro sector, los anarquistas del POUM, insistía en la revolución para conseguir una movilización popular contra el fascismo, profundizando en la obra colectivizadora y resistiéndose a integrar sus milicias en el ejército regular.
Los problemas que debilitaron definitivamente el gobierno de Largo Caballero estallaron en Barcelona a principios de mayo del 37 (Hechos de Mayo). En los meses anteriores se habían producido altercados entre ambos bandos. La Generalitat intentó desalojar a los anarquistas del edificio de Telefónica desde donde controlaban las comunicaciones. Los hechos derivaron en un enfrentamiento entre militantes de la CNT y del POUM y militantes del PSUC, ERC y UGT. El gobierno central envió fuerzas a Cataluña. El conflicto se saldó con la derrota de los anarquistas y el POUM y una fuerte crisis de gobierno.
El Gobierno de Negrín (mayo 1937 – marzo 1939)
Los Hechos de Mayo fortalecieron las posiciones comunistas (estalinistas) que tenían ayuda de la Unión Soviética. De acuerdo con las directrices de la soviética de perseguir a los trotskistas (POUM), los comunistas exigieron la disolución del POUM. Largo Caballero se negó, dimitió y el presidente de la República, Manuel Azaña, encargó la formación de un gobierno al socialista Juan Negrín. El POUM fue declarado ilegal y sus militantes detenidos. Andreu Nin, máximo dirigente, fue asesinado por agentes de la policía política soviética. Formaron parte del nuevo gobierno los partidos del Frente Popular, incluidos vascos y catalanes, pero sin la UGT ni la CNT. Indalecio Prieto asumió el ministerio de la Guerra y basó su política en la prioridad del esfuerzo militar. Se reforzó el poder central, se unificó la dirección de la guerra, se integraron todas las milicias en el Ejército Popular y se estableció un control sobre la producción industrial y agraria, para asegurar el abastecimiento de la población y poner los recursos industriales al servicio de la guerra. La sede del gobierno se trasladó de Valencia a Barcelona, decisión motivada por la necesidad de controlar los recursos económicos y militares de una de las zonas más importantes que le quedaban al gobierno. Ello provocó fricciones con el gobierno autonómico de la Generalitat.
Ante la dificultad de frenar el avance de las tropas franquistas, el gobierno, sin cejar en la persistencia y resistencia, intentó buscar una salida negociada a la guerra. Negrín propuso su programa de los Trece Puntos (abril de 1938) proponiendo el cese de la lucha armada, la permanencia de la República y la apertura de un proceso de elecciones democráticas. El bando franquista no aceptó y Franco hizo saber que solo aceptaría una rendición sin condiciones.
A partir de marzo del 38, faltaban alimentos y abastecimientos básicos y entre la población empezaba a extenderse el cansancio de la guerra. En septiembre del 38 se firmó el Pacto de Múnich, por el que Gran Bretaña y Francia reconocían la ocupación de los Sudetes por Hitler y se plegaban al expansionismo nazi. Negrín, con casi la única ayuda de los comunistas, insistía en la necesidad de la resistencia militar, con la esperanza de que el inicio del previsible conflicto en Europa entre las potencias democráticas y las fascistas aligerara la situación. Por ello se acuñó el lema “resistir es vencer”.
La pérdida de Cataluña significó el exilio para los gobiernos de la República. A finales de febrero, Gran Bretaña y Francia reconocieron el gobierno de Franco y, a primero de marzo, Manuel Azaña presentó en París su dimisión como presidente de la República. A pesar de los esfuerzos de Negrín por continuar la guerra, la República tenía los días contados.
La Zona Sublevada: La Creación de un Estado Totalitario
Francisco Franco, Generalísimo
La muerte accidental en Lisboa, el 20 de julio del 36, del general Sanjurjo, considerado el principal jefe del movimiento golpista, dejó un vacío de poder. El 24 de julio se creó en Burgos la Junta de Defensa Nacional, integrada por Mola, Franco, Queipo de Llano… y presidida por Manuel Cabanellas. La misión de la Junta era gobernar el territorio ocupado y sus primeras medidas fueron prohibir la actividad de partidos políticos, suspender la Constitución y decretar la paralización de la reforma agraria. Para dirigir la guerra fue ganando más adeptos el general Franco. Su liderazgo se impuso después de liberar el Alcázar de Toledo y de conseguir que Hitler y Mussolini lo reconocieran. El día 30 de septiembre lo eligieron jefe del alzamiento. El 1 de octubre de 1936 se publicó el decreto que lo nombraba jefe del gobierno del estado y generalísimo de los ejércitos. La Junta de Defensa desapareció y se estableció una Junta Técnica del Estado, con sede en Valladolid y en Burgos. El cuartel general del Generalísimo se trasladó a Salamanca.
La Creación del Partido Único
Solo actuaban como grupos políticos la Comunión Tradicionalista y Falange Española y la JONS, cuyo jefe, José Antonio Primo de Rivera, había sido fusilado por los republicanos. Se toleraba la CEDA y los grupos monárquicos, prácticamente desmantelados. Franco desplegó una estrategia mediante la cual consolidó su liderazgo militar. Inspirándose en el modelo de estado fascista alemán e italiano, de partido único y con un solo jefe con plenos poderes, Franco dio a conocer el decreto de unificación por el que se creaba un partido único, Falange Española Tradicionalista y de la JONS, unificando a falangistas y carlistas. Franco sería jefe nacional de este partido, concentrando en sus manos otro poder más. El nuevo partido adoptó el uniforme con la camisa azul de Falange y la boina roja de los carlistas y el saludo fascista con el brazo en alto. El proceso de institucionalización del nuevo estado franquista culminó en 1938 con la desaparición de la Junta Técnica y la formación del primer gobierno de Franco. Franco concentraba la jefatura del estado y la presidencia del gobierno, pasando a ser llamado Caudillo de España.
El fascismo defendía un modelo social basado en el conservadurismo y en la preeminencia del catolicismo. Abolieron la legislación republicana en materia económica, social y laboral. Se suprimieron las libertades religiosa, política, sindical y de prensa, así como los estatutos de autonomía, y se restableció la pena de muerte. En 1938 se aprobó la primera de sus leyes fundamentales, el Fuero del Trabajo, inspirada en el fascismo italiano, con un único sindicato que agrupaba a empresarios y trabajadores, y se prohibieron las huelgas y las reivindicaciones obreras. La Iglesia Católica tuvo una importante influencia, haciendo pública una pastoral colectiva de los obispos en apoyo de los sublevados. El estado era claramente confesional y derogó las leyes del matrimonio civil y del divorcio, estableciendo el culto religioso en la enseñanza y en el ejército.
Las Operaciones Militares
El Avance hacia Madrid (julio – noviembre 1936)
En julio de 1936 las tropas de África, legionarios y regulares, avanzan hacia Madrid para tomar la capital. Las tropas sublevadas avanzaban desde el sur, tomando Badajoz. Franco decidió ocupar Toledo y poner fin al cerco del Alcázar, donde resistían militares sublevados con sus familias. A finales de octubre se hallaba ya a las puertas de Madrid. Nacían consignas que se hicieron míticas como “No pasarán” y “Madrid, tumba del fascismo”. El gobierno republicano se trasladó a Valencia, dejando Madrid en manos de una Junta presidida por el general Miaja. La estrategia de la defensa de la capital quedaba en manos del comandante comunista Enrique Líster. Madrid resistió gracias a la llegada de las primeras Brigadas Internacionales, de los carros de combate rusos y de las columnas anarcosindicalistas procedentes de Barcelona, al mando del líder Buenaventura Durruti. La resistencia de la ciudad de Madrid (noviembre – diciembre 1936) concluyó la guerra de columnas.
Las Batallas en Torno a Madrid (diciembre 1936 – marzo 1937)
Fracasado el intento de entrar en la capital, los sublevados emprendieron maniobras para aislar Madrid. La batalla del Jarama, en febrero de 1937, y la batalla de Guadalajara, en marzo de 1937, donde las tropas fascistas italianas aliadas de Franco sufrieron una derrota a manos del Ejército Popular de la República, marcaron esta fase de la guerra.
La Ocupación del Norte (abril – octubre 1937)
Franco decidió abandonar el ataque a la capital y concentrar los esfuerzos en la zona norte. Desde agosto de 1936 a principios de 1937. El 26 de abril la ciudad vasca de Guernica era arrasada por la aviación nazi. Se producía así el primer bombardeo aéreo de la historia sobre población civil, inmortalizado en la obra de Picasso. Bilbao fue ocupada el 19 de junio. La República, para aliviar la presión militar en el norte, desencadenó el ataque a Brunete, cerca de Madrid, y más tarde a Belchite, junto a Zaragoza, pero no consiguió evitar que las tropas de Franco entrasen en agosto en Santander y en Asturias.
Los Efectos de la Guerra
Muerte, Carestia y Destrucción
La guerra conllevó miseria y muerte para miles de personas. La carestia de alimentos fue una situación grave en la zona republicana, dado que las zonas cerealísticas habían quedado en manos de los sublevados. La desnutrición provocó enfermedades y muerte. Se produjo una fuerte reducción de la producción industrial. La población femenina se incorporó al mundo laboral. Los bombardeos sobre pueblos y ciudades afectaron duramente a la población civil. El gobierno republicano utilizó algunos aviones para acciones bélicas, pero el bando fascista tenía la ayuda de los aviones alemanes e italianos. Los bombardeos trajeron consigo cerca de 3.000 víctimas.
La Población Desplazada: Refugiados y Exiliados
Grandes movimientos de refugiados se dieron sobre todo en la zona republicana, donde la población, atemorizada, abandonaba sus hogares para escapar de la ocupación franquista y la posterior represión. Los refugiados republicanos se concentraron en Levante y Cataluña, con los problemas que conllevaba proporcionar alimento, alojamiento y sanidad a una población formada esencialmente por mujeres, niños y ancianos. Muchos niños fueron embarcados con destino a países europeos y americanos y a la Unión Soviética. Hacia el final de la guerra, miles de soldados en retirada cruzaron la frontera con Francia para buscar refugio en el país vecino. Gran parte de los refugiados fueron conducidos a campos de concentración. Solo la mitad de los refugiados volvieron a España. El resto inició un largo y penoso exilio.