Análisis Histórico de España en el Siglo XIX: Monarquía, Economía y Sociedad

COMENTARIO DE SANDHURST

Se trata de una fuente primaria de carácter político. Su autor formal es Alfonso XII, pero el verdadero autor es Cánovas del Castillo, político moderado que abogó por la vuelta de los Borbones. Cánovas pide a Alfonso XII que firme la carta para restaurar la monarquía y deshacerse de la dictadura de Serrano y los enfrentamientos bélicos en Cuba.

Con el Manifiesto de Sandhurst, se inicia la Restauración. Aunque Cánovas prepara la vuelta de Alfonso XII, el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto el 29 de diciembre de 1874 crea la necesidad de un gobierno provisional con Cánovas al frente y trajo de vuelta a Alfonso XII en 1875. Cuando Cánovas del Castillo se hizo con el poder reactivó el Concordato con la Santa Sede y suprimió la libertad de expresión y cátedra. Se terminó con la resistencia carlista en 1876 y se llegó a un acuerdo con los rebeldes cubanos en 1878 (Paz de Zanjón).

La Constitución de 1876 se basaba en la de 1845 y su principal ponente fue Alonso Martínez siguiendo las indicaciones de Cánovas. Fue la más longeva de la historia de España. Las principales características fueron:

  • Soberanía compartida entre las Cortes (bicamerales) y el rey.
  • Rey inviolable y con poderes como el ejecutivo, posibilidad de legislar, derecho de veto, y capacidad para convocar y disolver Cortes, además del mando de las fuerzas armadas.
  • También se declara un estado confesional aunque se toleran otros cultos.

Cánovas ideó un sistema conocido como canovismo que consistía en que los dos partidos: el Partido Liberal Conservador (liderado por Cánovas) y el Partido Liberal Fusionista (liderado por Sagasta), se alternaran pacíficamente en el poder. El instrumento para hacer el turno de partidos era el falseamiento del proceso electoral, el encasillado y el caciquismo.

  • El encasillado consistía en elaborar los resultados electorales antes de que se produjeran. El Ministro de Gobernación se reunía con los líderes de los partidos y negociaban los resultados.
  • El caciquismo fue el instrumento para el falseamiento electoral, el cacique conseguía los votos mediante el soborno, la violencia, las amenazas, la compra de votos, el pucherazo, etc.

EVOLUCIÓN DEL FERROCARRIL EN EL SIGLO XIX

El práctico propuesto se trata de una fuente secundaria de naturaleza económica, se trata de un mapa con la evolución del ferrocarril en España entre 1848 y 1900. La información del mapa se completa con una leyenda:

  • En línea azul, la red viaria construida entre 1848 y 1855, donde destaca la línea Barcelona-Mataró.
  • En línea roja la construida entre 1855 y 1868, destacando la línea que une Barcelona con Valencia o Linares Cádiz.
  • Por último, en línea verde las líneas construidas entre 1868 y 1900, destacando la línea que une Astorga y Huelva.

El contexto del mapa, es el de la industrialización en España, que abarcaría períodos como el reinado de Isabel II (1843-1868), Sexenio Democrático (1868-1874) o la llamada España de la Restauración (1874-1931). El ferrocarril fue el invento por excelencia de la Revolución Industrial, cambiando la relación entre tiempo y distancia y los intercambios internacionales. En España, el desarrollo económico va a estar condicionado por la inestabilidad política hasta la consolidación del Estado liberal tras la Primera Guerra Carlista (1833-1840). La primera línea de ferrocarril española se construiría en Cuba: La Habana-Güines en 1837. La primera línea peninsular será Barcelona-Mataró (1848); y la segunda Madrid-Aranjuez (1851), que unía Madrid con el Palacio Real de Aranjuez y que daría lugar a líneas posteriores que unirían Madrid con Andalucía y Levante. En esta primera etapa también se construye la línea Langreo-Gijón (1852).

No sería hasta la Ley de Caminos de Hierro del 3 de junio de 1855 (Bienio Progresista), durante el gobierno de O’Donnell, cuando se impulsará el ferrocarril en España de manera definitiva. En la citada ley se establece el ancho de vía español, que aislaba a España del resto de Europa. A partir de aquí surgen compañías ferroviarias, financiadas con capital británico y sobre todo francés, que se encargarían de la construcción y explotación de las líneas. Tras el final del Sexenio, el gobierno de Cánovas del Castillo promulgará la Ley de Ferrocarriles de 1877, que servirá para dar un nuevo impulso a la expansión ferroviaria en el último tercio del siglo XIX. Por esta ley se produce la fundación de pequeñas empresas ferroviarias, como la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal. Como conclusión cabe destacar el impacto positivo que el ferrocarril tuvo en la industria siderúrgica. Para principios del siglo XX, la red ferroviaria española con ancho de vía ibérico llegaba a los 11.000 km.

LA GUERRA DE CUBA

El práctico propuesto se trata de una fuente secundaria de naturaleza político militar, ya que se trata de un mapa histórico en el que aparece representada la guerra de Cuba (1895-1898). En el mapa aparece la isla de Cuba, de vital importancia económica y estratégica por la producción de caña de azúcar, miel, aguardiente, ron, tabaco. La información del mapa se completa con una leyenda:

  • Con punto rojo los principales focos de la sublevación de 1895, donde se inicia la guerra (24/2/1895) o Santiago de Cuba, donde se produjo el desembarco de 18000 soldados españoles y la batalla naval definitiva.
  • Con flecha verde las rutas del líder independentista cubano José Martí y en rosa las de Maceo González.
  • En flecha azul la intervención de los Estados Unidos hacia el puerto de Santiago de Cuba y, por último, la voladura del Maine el 15 de febrero de 1898.

Los problemas en Cuba se remontan a la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878), donde se inicia una serie de conflictos que terminarán con la pérdida definitiva de la isla (además de Puerto Rico) por parte de España en el Desastre del 98. La primera guerra finalizó con la llamada paz de Zanjón (1878), a la que siguió la Guerra Chiquita (1879-1880). Las causas principales fueron el mantenimiento de la esclavitud en Cuba (abolida en 1886), y la falta de representación de las elites cubanas o el monopolio económico en la isla. El inicio del conflicto fue el llamado Grito de Baire (24/2/1895), liderado por José Martí en el sur de la isla, conteniendo los españoles la sublevación, que incluso provocaron la muerte de Martí en una emboscada en mayo de 1895, de igual manera que el otro gran líder independentista cubano Antonio Maceo, muerto en otra emboscada en diciembre de 1896.

En el inicio de la guerra era gobernador de la isla el general Arsenio Martínez Campos, que ante la incapacidad para resolver de raíz el problema secesionista, fue destituido por el general Valeriano Weyler en 1896 por Cánovas del Castillo, y que llevó a cabo la llamada “reconcentración de Weyler”, que prohibía el desplazamiento de población civil, dando lugar a campos de concentración. En 1897 Cánovas es asesinado y le sustituye Sagasta, y Estados Unidos empieza a barajar la opción de intervenir. La causa de la intervención estadounidense fue la voladura del acorazado Maine el 15 de febrero de 1898, culpando a los españoles. La batalla decisiva fue en Santiago, el 3 de julio de 1898 donde el almirante Cervera fue derrotado por el almirante Sampson. España rápidamente pidió negociar, y se llegaron a los acuerdos de la Paz de París (10-12-1898) donde España renunciaba a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Las consecuencias del llamado Desastre del 98 fueron morales y de crisis de la conciencia nacional, además de la aparición de corrientes críticas desde la llamada Generación del 98 y el Regeneracionismo.

EL SEXENIO REVOLUCIONARIO: CONSTITUCIÓN DE 1869

Los últimos gobiernos de Isabel II no pudieron mantener su reinado, ni Narváez, ni González Bravo. Isabel II se quedó sin apoyo tras las muertes de Narváez y O’Donnell. Tras la muerte del último, el general Serrano, se pasaría con la Unión Liberal al bando opositor. Las fuerzas contrarias a Isabel II firmaron el Pacto de Ostende (1866) en el que intervinieron progresistas, demócratas y republicanos. Los primeros con un líder indiscutible: el general Prim. Este pacto incluía dos cláusulas: el sufragio universal y el objetivo de derrocar a Isabel II. El general Serrano se unió al acuerdo en 1867.

La revolución estalló en septiembre de 1868 y fue iniciada por el almirante Topete (Unión Liberal) en Cádiz. Entre los líderes de la conjura estaban los progresistas Prim, Sagasta, Zorrilla y Serrano. Y se unieron rápidamente sublevaciones populares en diversas zonas del país. Isabel II huyó a Francia. La expulsión de la reina fue denominada “Revolución Gloriosa”.

Se estableció un gobierno provisional presidido por Serrano, con Prim en el ministerio de Guerra y Sagasta como ministro de Gobernación. Unionistas, progresistas y demócratas conformaban el gobierno que convocaría elecciones a cortes constituyentes por sufragio universal masculino celebradas el 15 de enero de 1869. Los progresistas vencieron las elecciones y marcaron con su ideología la nueva constitución de 1869.

La Constitución de 1869 puede ser considerada democrática en su momento y el presidente de la comisión que la elaboró fue Salustiano Olózaga (progresista). Sus principales características fueron las siguientes:

  • Se establecía la soberanía nacional, monarquía democrática y constitucional.
  • El poder legislativo en manos de unas cortes bicamerales: Congreso y Senado elegidas a través de sufragio universal.
  • El poder ejecutivo en manos del consejo de ministros y a la cabeza del mismo se encontraba el presidente del gobierno y en última instancia las medidas eran refrendadas por el rey.
  • Declaración de derechos y libertades, reunión y asociación.
  • Sufragio universal masculino para mayores de 25 años.

Después de promulgar la Constitución de 1869 se formó un gobierno con Prim como presidente y Serrano como regente y se buscó un nuevo rey. Las Cortes eligieron a Amadeo I de Saboya, hijo del rey de Italia. A la llegada de Amadeo I fue asesinado el general Prim, su principal apoyo. Entonces Amadeo I se encontró fuertemente rechazado. Aquí estaban grupos enfrentados: los carlistas, los alfonsinos y los republicanos. Mientras, la alianza formada por unionistas, progresistas y demócratas, que había aprobado la Constitución y llevado a Amadeo I al trono, comenzó a romperse. Los dos años fueron muy políticamente inestables, y ante esta inestabilidad, Amadeo I abdicó el 11 de febrero de 1873.

Las Cortes a continuación proclamaron la I República. Las ideas republicanas tenían poco apoyo social y contaban con la oposición de los grupos sociales e instituciones más poderosos del país. Los republicanos pertenecían a las clases medias urbanas, mientras que los trabajadores optaron por apoyar al movimiento obrero anarquista. La debilidad del régimen republicano provocó una enorme inestabilidad política. Cuatro presidentes de la República se sucedieron en un año: Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar.

Los republicanos hicieron reformas radicales que, en algunos casos, se volvieron contra la república. Estas fueron las principales medidas adoptadas:

  • Se suprimieron los IVA agravando el déficit de hacienda.
  • Se eliminó el servicio militar obligatorio.
  • Se estableció el sufragio universal masculino para los mayores de 21.
  • Se prohibió el trabajo infantil.
  • Se establece una separación entre Iglesia y Estado y no se subvencionaría a la Iglesia.
  • Se abolió la esclavitud en Cuba y Puerto Rico.

Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro, encabezó una nueva guerra carlista en el País Vasco y Navarra (Tercera Guerra Carlista). Aprovechando el caos general, los carlistas establecieron un gobierno en Estella (Navarra). Los republicanos federales más extremistas se proclamaron cantones, pequeños estados regionales casi independientes en Valencia, Murcia y Andalucía, sublevándose contra el gobierno republicano. El ejército consiguió reprimirlos. La resistencia del cantón de Cartagena destaca, en él, las ideas republicano-federales y anarquistas se entremezclaron y terminaron declarando la guerra al Imperio alemán. En Cuba (1868-1878) se produjo la Guerra Larga contra España que terminó con la Paz de Zanjón en 1878. Finalmente el 4 de enero de 1874, el general Pavía dio un golpe de estado y entregó el poder al general Serrano, que estableció una Dictadura republicana. Mientras, los alfonsinos, se organizaron para instaurar otra vez a los Borbones. Cánovas del Castillo fue su principal valedor; un pronunciamiento militar del general Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874 en Sagunto, proclamó a Alfonso XII como Rey de España.

EL SISTEMA CANOVISTA: LA CONSTITUCIÓN DE 1876

Alfonso XII fue promovido a la Corona por Cánovas del Castillo que redactó el Manifiesto de Sandhurst. La monarquía borbónica se caracterizó por el liberalismo, el respeto a la propiedad privada, el centralismo, la tradición y el catolicismo.

En 1874 se hizo con el poder el general Serrano que presidió una República dictatorial, pero fue depuesto por el general Martínez Campos que el 29 de diciembre de 1874 se pronunció en Sagunto a favor de Alfonso XII. Esto hizo que Serrano y su gobierno se exiliaran. Siendo el fin de la I República.

Cuando Cánovas del Castillo se hizo con el poder reactivó el Concordato con la Santa Sede y suprimió la libertad de expresión y cátedra. Se terminó con la resistencia carlista en 1876 y se llegó a un acuerdo con los rebeldes cubanos en 1878 (Paz de Zanjón).

Se llevó a cabo la integración política de todas las corrientes liberales españolas a través de dos partidos:

  • El Partido Conservador liderados por Cánovas.
  • El Partido Liberal-Fusionista (antiguos progresistas) liderados por Sagasta.

También se acabó con la intervención de los militares en la vida pública y política de España, ya que el Rey se convirtió en general y jefe de todos los ejércitos y sólo debía ocuparse de la defensa del territorio. Además, se llevó a cabo la Constitución de 1876, la más longeva de España.

El creador del régimen de la Restauración fue Cánovas del Castillo, político conservador admirador del modelo político inglés, en el cual dos partidos políticos se alternaban de manera pacífica en el poder. El sistema necesitaba dos partidos políticos. Y dando lugar al Partido Conservador liderado por Cánovas apoyado por los grandes propietarios rurales, la alta burguesía y el alto clero. Y Sagasta fue el líder del Partido Liberal-Fusionista, que tenía el apoyo de las clases medias y de los profesionales liberales como profesores, médicos y abogados.

El instrumento para hacer efectivo el turno de partidos era el falseamiento del proceso electoral, basado en el encasillado, el fraude electoral y el caciquismo.

  • El encasillado consistía en elaborar los resultados electorales antes de que se produjeran. El Ministro de Gobernación se reunía con los líderes de los partidos y negociaban los resultados.
  • El caciquismo fue el instrumento para el falseamiento electoral, el cacique conseguía los votos mediante el soborno, la violencia, las amenazas, la compra de votos, el pucherazo, etc.

La Constitución de 1876 se basaba en la de 1845 y su principal ponente fue Alonso Martínez siguiendo las indicaciones de Cánovas. Las principales características fueron la soberanía compartida entre cortes y rey, liberalismo doctrinario, centralismo, etc. Se consolidaba el bicameralismo con unas Cortes formadas por Congreso de los Diputados y Senado. Se empodera la Corona, ya que el Rey ejercía el poder ejecutivo y puede designar al presidente y sus ministros; y compartía el poder legislativo con las Cortes.

La Constitución reconocía el derecho de expresión e imprenta, y los derechos de reunión y asociación pacífica. Además, España se declaraba un estado confesional, pero se permitía en el ámbito privado la libertad religiosa. La Constitución acentuó el centralismo del Estado, ya que el Gobierno tendría mayor control sobre los ayuntamientos y las diputaciones. Y los fueros vascos y navarros no se mencionan ya que fueron eliminados tras la 1ª guerra carlista.

El auge del Nacionalismo

A finales del siglo XIX el nacionalismo catalán y vasco tomó fuerza. El nacionalismo por la anulación de los fueros y en el caso catalán los Decretos de Nueva Planta serán una de sus reivindicaciones. El nacionalismo catalán fue reavivado por la burguesía. Almirall y Prat de la Riba fundaron la Unión Catalanista en 1892. Este partido recogía las Bases de Manresa, que reclaman el autogobierno y la autonomía catalana. En 1901 Francesc Cambó fundó la Lliga Regionalista, que también pedía la autonomía catalana, pero que colaboró con algún gobierno de la Restauración. El nacionalismo catalán impregnó a la burguesía catalana y a los agricultores catalanes.

Las sucesivas guerras carlistas provocaron la anulación de los fueros de manera definitiva en 1876, provocando que la burguesía vizcaína, enriquecida por la Revolución Industrial, diera a luz al nacionalismo vasco.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV) fue fundado por Sabino Arana y Goiri en 1895. El nacionalismo vasco se caracterizó por el radicalismo antiespañol, la exaltación de la etnia vasca, religiosidad católica, la exaltación del medio rural vasco, la promoción del euskera y cultura vasca. El lema del PNV será “Dios y Leyes Viejas”. Demandaban la independencia de Euskadi y la creación de un estado vasco independiente con cuatro territorios españoles (Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra) y tres franceses. El nacionalismo vasco tuvo fuerza entre la pequeña y media burguesía y en el mundo rural.

Por último, el regionalismo gallego se fundamentaba en el mundo rural. Su origen estuvo en el “Rexurdimiento”, un movimiento que defendía la cultura gallega, en la que destaca Rosalía de Castro o Manuel Murguía, quien presidió la Asociación Regionalista Gallega, que defendió el regionalismo.

El Movimiento Obrero

El movimiento obrero español tiene origen en la libertad de reunión y de asociación de la Constitución de 1869. La clase obrera, con duras condiciones de vida y laborales comienza a tomar conciencia. Empieza con el sindicalismo a través de manifestaciones cuyo objetivo eran mejoras laborales. Su forma de presión será la huelga.

Socialismo y Anarquismo

El socialismo tiene su origen en Marx y Engels y el anarquismo en Bakunin. El auge del anarquismo comenzó en 1881, gracias a la Ley de Asociaciones del Gobierno Liberal. Actuó de diferentes formas, como el terrorismo, manifestaciones culturales y el periodismo. Fue revolucionario, colectivista y contrario al Estado, como el populismo.

En 1881 nace la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). Pero el Gobierno identificó los sucesos violentos del campo andaluz a una supuesta organización anarquista, La Mano Negra, provocando que cayera en el olvido y perdiera poder. Así, a partir de 1890, el movimiento se caracterizó por el terrorismo, reflejado en la bomba del Liceo de Barcelona o el asesinato de Cánovas del Castillo. Esto produjo que el gobierno desmantelara este movimiento. Así pues, no es hasta 1911 cuando se pudo fundar la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

El socialismo se implantó en Madrid, Asturias y País Vasco. En 1879, nace en Madrid el PSOE, fundado por Pablo Iglesias. Tras esto, se crea El Socialista, semanario socialista; y en 1888, la Unión General de Trabajadores (UGT). La ideología socialista era anti burguesa, anticlerical y colectivista, pero más moderada que la anarquista. Sus objetivos eran el sufragio universal y la reducción de la jornada laboral.

SOCIEDAD, ECONOMÍA Y CULTURA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

La sociedad española en los siglos XVI y XVII mantuvo la división estamental de la Edad Media. Los estamentos privilegiados (nobleza y clero), mantuvieron sus privilegios. Durante los siglos XVI y XVII incrementaron su número, ya sea por la venta de títulos nobiliarios por parte de la corona para obtener dinero, o bien por el ingreso en el clero para huir de la miseria y del hambre.

El Estado llano era el más numeroso estando formado por campesinos propietarios y no propietarios, burguesía y artesanos. La escasa burguesía se hundió por la caída de la artesanía y el comercio y los campesinos tenían que soportar importantes cargas fiscales. Por último, hay que señalar que en el siglo XVII España sufrió una crisis demográfica por un descenso de la natalidad, un aumento de las hambrunas y las epidemias y por la expulsión de los moriscos (1609).

La economía creció durante el siglo XVI debido a un aumento de la producción y de los ingresos como consecuencia de la llegada de oro y plata procedente de América, provocando una inflación que perjudicaría a los estratos más pobres de la sociedad. El siglo XVI fue de crisis económica generalizada debido a que los ingresos procedentes de América no eran suficientes para llevar a cabo la política imperial de los Austrias, ocasionando un aumento de las cargas fiscales.

Durante el siglo XVI se desarrolló en España el Renacimiento y el Humanismo. En literatura destacó la picaresca (Lazarillo de Tormes), así como la poesía de Garcilaso de la Vega. En arquitectura sobresalió Juan de Herrera con el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial y El Greco en pintura.

Conocido como el “Siglo de Oro”, el siglo XVII fue el momento cumbre de la cultura española. En literatura destacó Miguel de Cervantes, en poesía Góngora o Quevedo. En arte destaca el Barroco señalando a Velázquez en pintura.

SOCIEDAD, ECONOMÍA Y CULTURA DEL SIGLO XVIII

La sociedad durante el siglo XVIII continuó siendo estamental. Los estamentos privilegiados (nobleza y clero) siguieron manteniendo sus privilegios fiscales y jurídicos. El Estado llano continuó siendo heterogéneo, aunque la burguesía aumentó su poder adquisitivo, debido al auge comercial.

Carlos III (1759-1788) fomentó la agricultura liberalizando el precio de los cereales y aumentando la superficie cultivable, lo que implicaba mayor producción agrícola. Carlos III también fomentó las manufacturas, ya que se crearon las Reales Fábricas. A esto hay que añadir que se favorecieron los talleres privados libres de las restricciones gremiales.

El fomento del comercio fue prioritario para Carlos III, que eliminó los impuestos sobre los cereales y las aduanas interiores también fueron eliminadas. El comercio entre los puertos españoles y América se liberalizó en 1778. Carlos III reformó la Hacienda creando el Banco de San Carlos en 1782 (antecedente del Banco de España). Finalmente se llevaría a cabo una reforma educativa, que implicaba la extensión de la enseñanza primaria.

El pensamiento ilustrado llega con retraso a España. También se crean las principales Reales Academias (Real Academia Española, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, etc.).

LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNICA. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. MODELO DE ESTADO Y ALCANCE DE LAS REFORMAS

La política de los Borbones se caracterizó por la imitación de la forma de gobierno de Francia; y por lo tanto de un acusado centralismo.

El rey Felipe V (1700-1746) aplicó un absolutismo monárquico. Además estableció la Ley Sálica en España, que impedía que las mujeres reinaran.

Felipe V estableció una centralización política aprobando los Decretos de Nueva Planta para Aragón y Valencia en 1707 y para Cataluña y Mallorca en 1716. Estos decretos abolían los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, estableciendo la uniformidad jurídica bajo las leyes de Castilla. Con la excepción de Navarra y Vascongadas, que por su apoyo a Felipe V, pudieron mantener sus fueros.

En lo relativo a la administración central se suprimieron todos los Consejos menos el Consejo de Castilla y se crearon las secretarías de Estado y del Despacho, órganos unipersonales y competentes en toda España. Las secretarías se dividieron en las siguientes: Estado, Gracia y Justicia, Hacienda, Guerra y Marina e Indias.

En lo concerniente a la administración regional se crearon las intendencias, y cuyas funciones eran administrativas, judiciales y hacendísticas; supervisaban a los poderes locales; eran nombrados por el monarca. También se crearon los capitanes generales, que sustituyeron a los virreyes, salvo en América. En la administración municipal se extendió a toda España la figura del corregidor, nombrado por el monarca.

LA EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN Y DE LAS CIUDADES

En el S.XIX, la población española pasó de 10,5 millones a 18,6 millones (67% de crecimiento), muy inferior al de países europeos. El principal motivo, es que en España se mantuvo un régimen poblacional tradicional, con altas tasas de natalidad y mortalidad, cuyo resultado es un crecimiento muy lento de la población.

Las causas de la alta mortalidad estuvieron asociadas a las malas condiciones sanitarias, a las guerras y a las crisis de subsistencia por la reducción de las cosechas por las malas condiciones y el atraso de las técnicas agrarias. Otro factor importante, fueron las recurrentes epidemias de cólera y tuberculosis. Todo ello, produjo que la esperanza de vida se situara alrededor de los 35 años a mitad del S.XIX, siendo un factor muy importante la elevada mortandad infantil. La esperanza de vida no empieza a ascender hasta principios del S.XX, cuando las mejoras alimenticias y sobre todo higiénico-sanitarias, como la generalización del alcantarillado o la potabilización del agua, produjeron un ascenso en la esperanza de vida, la cual llega a los 50 años alrededor de 1930, consiguiendo una población de 23 millones de habitantes.

En lo referente a la distribución de la población, la densidad de población en la España del S.XIX era muy baja (30 hab/Km2 en 1857). Sin embargo, se caracterizaba por tener fuertes contrastes regionales con un interior peninsular casi despoblado, exceptuando Madrid, y una periferia con densidades de población más elevadas. Una tendencia que se acentúa durante todo el siglo con tres características:

  • Un fuerte crecimiento del área de Levante, sobre todo de Barcelona y Valencia por el desarrollo económico e industrial.
  • El despegue demográfico de Madrid, Cataluña y el País Vasco.
  • La pérdida de población en Andalucía y la Meseta.

Por último, mencionar como creció la población urbana en detrimento de la rural.

Migraciones y Desarrollo Urbano

La migración interior española aumentó por el desarrollo urbano e industrial y las expectativas de una mejor vida en la ciudad. Los principales destinos fueron Madrid, el País Vasco y Cataluña. Las migraciones externas se dirigieron generalmente a América. Hasta 1853, se mantuvo la prohibición de emigrar, con excepción de Cuba y Puerto Rico. Pero a partir de ese año, se intensifican las migraciones, produciendo que, a final de siglo, hubieran emigrado aproximadamente un millón de españoles, a América, Francia o Argelia, con esperanzas a una vida mejor por la demanda de mano de obra en las repúblicas americanas. Los emigrantes procedían mayoritariamente de Galicia, Asturias y Canarias; y los que retornaban eran llamados “indianos”.

La revolución demográfica e industrial, producen un gran éxodo a las ciudades, lo que producirá un importante desarrollo urbano. Ante el tamaño de la población, fue necesario derribar las murallas medievales y extender las ciudades. Para ello cobró especial importancia la construcción de ensanches (nuevos barrios para la burguesía) como proceso de reordenación urbana. El modelo a seguir fue el del barón Haussmann en París, basado en la cuadrícula. En Barcelona se llevó a cabo el plan Cerdá en 1850, y en Madrid el proyecto de Carlos María de Castro en 1860. A su vez, estos fueron modelos para otras ciudades del territorio nacional, ejemplos de ello son: Valencia, Zaragoza, San Sebastián o Bilbao, en los que también hubo ensanches.

El desarrollo urbano fue desigual, ya que benefició a los grupos de clase alta, que se asentaron en los ensanches del centro de las ciudades, los trabajadores y sus familias se asentaron en barrios periféricos cercanos a las industrias, que crecen sin un plan de urbanismo y con condiciones higiénico-sanitarias malas: sin agua potable; sin alcantarillado y con hacinamiento. Todo ello, producirá la extensión de enfermedades y el descenso de la esperanza de vida.

Transformación de la Sociedad

El Estado liberal transformó la sociedad española pasando del Antiguo Régimen, en la que la sociedad era estamental, a una sociedad contemporánea dividida en clases en función de su poder económico, donde se imponía una teórica igualdad jurídica.

A la sociedad española del siglo XIX le costó mucho entrar en la modernización, en una sociedad que se dividió en tres grupos:

La Clase Dominante (Clase Alta)

La integraban la alta nobleza y la gran burguesía. La nobleza seguía siendo muy importante gracias a su condición de grandes propietarios de latifundios. Formaron parte de los primeros partidos políticos conservadores, además de ocupar altos cargos del Ejército y la diplomacia. La gran burguesía, aumentó mucho su poder gracias al desarrollo industrial y financiero. Ambos grupos se aliaron (mediante matrimonios) para proteger sus intereses, surgiendo una oligarquía financiera, industrial y terrateniente.

La Clase Media

Urbana y minoritaria, a finales del reinado de Isabel, solo representaba al 5% de la población. Integrada por grupos heterogéneos, entre los que había pequeña burguesía, empleados públicos, profesionales liberales (médicos, abogados y profesores) o pequeños comerciantes. Con rentas que les permitían llevar una vida acomodada, aunque muy lejos de la clase dominante.

Clases Populares (Clase Baja)

Formada por la mayoría de la sociedad. Aunque en un principio el mayor porcentaje fue el campesinado, este en parte abandonó el campo para mudarse a las ciudades o núcleos urbanos, para formar el proletariado. Eran jornaleros, artesanos industriales o sirvientes. Sin derechos políticos, analfabetas, con bajos sueldos y pésimas condiciones de vida, que fueron tomando conciencia de su situación hasta constituir una base donde surgió el movimiento obrero. Además, el Estado intentó acabar con el analfabetismo en España (superior al 70%), mediante la Ley Moyano (1857), que transfería la competencia de la educación primaria a los ayuntamientos, empeorando la situación.