La Crisis de 1808: El Camino hacia la Guerra
El Bloqueo Continental y el Tratado de Fontainebleau
El victorioso Napoleón, en su afán por doblegar a Inglaterra, decretó el Bloqueo Continental, prohibiendo todo comercio entre el continente europeo y la isla británica. Para hacer efectivo el bloqueo en Portugal, Napoleón firmó con España el Tratado de Fontainebleau, que autorizaba al ejército francés a atravesar España camino de Portugal. Las tropas francesas, tras vencer la resistencia portuguesa, se instalaron en la península ibérica.
El Motín de Aranjuez y la Caída de Godoy
La impopularidad del primer ministro español, Manuel Godoy, y la creciente oposición al rey Carlos IV, liderada por el príncipe de Asturias, Fernando, culminaron en el Motín de Aranjuez. Este golpe palaciego, apoyado por la nobleza y el clero, provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando.
La Manipulación de Napoleón y el Inicio de la Guerra
La situación de inestabilidad en España fue aprovechada por Napoleón, quien atrajo a la familia real a Bayona, Francia. Allí, mediante presiones y amenazas, obtuvo las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII, cediendo el trono español a su hermano José I Bonaparte. Este acto desencadenó la Guerra de la Independencia Española, iniciada con el levantamiento popular en Madrid el 2 de mayo de 1808.
La Guerra de la Independencia: Tres Fases de Lucha
Primera Fase: Resistencia Popular y Derrotas Francesas
Tras el fracaso del levantamiento de Madrid, los franceses se dedicaron a sofocar las revueltas en las principales ciudades españolas. La resistencia popular se manifestó en el primer sitio de Zaragoza, crucial para controlar el valle del Ebro, y en la Batalla de Bailén, donde un ejército francés fue derrotado por las tropas españolas. Esta victoria tuvo un impacto estratégico y propagandístico significativo.
Segunda Fase: La Reacción Francesa y la Caída de Zaragoza
La derrota en Bailén provocó una reacción contundente de Napoleón, quien al frente de la Grande Armée entró en España en diciembre de 1808. Tras tomar Madrid, Napoleón dejó un fuerte ejército bajo el mando del general Soult. Zaragoza cayó en manos francesas, al igual que Gerona. El ejército español fue derrotado en la Batalla de Ocaña. La guerra se caracterizó por la acción de los guerrilleros, como Francisco Espoz y Mina y el Cura Merino, quienes aplicaron una guerra de desgaste que minó la moral de los franceses.
Tercera Fase: El Debilitamiento Francés y la Victoria Española
La retirada de Napoleón de España para la invasión de Rusia debilitó al ejército francés. Las tropas españolas, lideradas por el duque de Wellington, un militar experimentado, aprovecharon la situación para derrotar a los franceses en la Batalla de Talavera de la Reina. El desastre de Rusia aceleró la derrota francesa. En la Batalla de Vitoria, los franceses fueron derrotados y José I se vio obligado a cruzar la frontera. Soult fue derrotado en la Batalla de San Marcial. Con la firma del Tratado de Valençay, Napoleón puso fin a la guerra. La guerra tuvo consecuencias devastadoras para España.
La Revolución Liberal: El Surgimiento de Nuevas Ideas
La Guerra de la Independencia abrió un periodo de cambios profundos en España. El concepto de revolución liberal, que implica un cambio brusco en el sistema político, económico o social, se extendió por la península. El liberalismo, inspirado en los ideales ilustrados y la Revolución Francesa, se enfrentó al tradicionalismo y al absolutismo monárquico.
Las Cortes de Cádiz: La Lucha por la Soberanía Nacional
La Convocatoria de las Cortes
El avance del ejército francés obligó a la Junta Suprema Central a trasladarse a Cádiz. Las circunstancias propiciaron un cambio en el sistema de gobierno tradicional. La abdicación de Carlos IV y el gobierno de Godoy justificaban la necesidad de reformas y la eliminación de abusos. La idea de convocar Cortes, ampliamente extendida, fue recogida por la Junta Suprema Central. La Junta se disolvió, cediendo el poder a un Consejo de Regencia, que procedió a convocar elecciones a Cortes. La Junta propuso un procedimiento tradicional, pero finalmente se optó por un sistema más revolucionario, donde los representantes eran elegidos sin distinción.
La Composición y las Tendencias Ideológicas
Los diputados fueron elegidos por sufragio universal en un contexto de guerra. Las Cortes de Cádiz, aunque conservaban el nombre tradicional, se convirtieron en un espacio para la transformación radical del sistema político. Se congregaron alrededor de trescientos diputados, que reflejaban la composición social de la época. Entre los diputados se distinguieron dos tendencias ideológicas: los liberales, partidarios de las reformas, y los absolutistas, defensores del poder absoluto del rey.
La Constitución de 1812: La Primera Constitución Española
Las Cortes de Cádiz, proclamando representar la soberanía nacional, adquirieron un carácter constituyente. Se aprobó la primera Constitución española, de carácter liberal, conocida como”La Pep” (19 de abril de 1812). Este texto, de gran extensión, se basaba en principios fundamentales como la afirmación de la soberanía nacional, la división de poderes, la proclamación de una monarquía constitucional, Cortes unicamerales elegidas por sufragio universal directo, la igualdad ante la ley y el reconocimiento de los derechos y libertades individuales.