San Agustín: Fe, Razón y Conocimiento en la Filosofía Cristiana
Introducción
San Agustín, influenciado por el platonismo a través de obras como el Timeo y el Fedón, así como por las Enéadas de Plotino, encontró una profunda afinidad entre el platonismo y el cristianismo. Sin embargo, su enfoque se diferenciaba del de los filósofos tradicionales, ya que no se limitaba al conocimiento racional, sino que apelaba a la fe como argumento fundamental.
La Relación entre Fe y Razón en San Agustín
Para San Agustín, la fe y la razón no eran opuestas, sino que trabajaban juntas para alcanzar la verdad, que para él era la verdad cristiana. Este enfoque se resume en dos principios:
- Creer para entender (crede ut intelligas): La fe es necesaria para comprender adecuadamente la razón. La aceptación de los dogmas cristianos es fundamental para comprender a Dios y la creación.
- Entender para creer (intellige ut credas): La fe cristiana no debe ser ciega, sino que debe apoyarse en la razón. Si el discurso racional es correcto y no se aparta de la verdad, estará en armonía con la fe.
Esta postura de San Agustín, que no separaba la fe de la razón, puede resultar compleja para el hombre moderno, acostumbrado a la autonomía de la razón y a la limitación del conocimiento racional.
Las Raíces de la Filosofía de San Agustín
La visión de San Agustín sobre la fe y la razón tiene sus raíces en:
- La convicción de la verdad única: San Agustín creía que la verdad era única y que debía ser esclarecida por todos los medios. Esta verdad única era el cristianismo. En este sentido, criticó a los escépticos, quienes negaban la existencia de una verdad inmutable y universal.
- El enfrentamiento del cristianismo con la filosofía: El cristianismo se presentó como un conjunto de afirmaciones sobre Dios, el hombre y el mundo, algunas compatibles y otras incompatibles con las ideas de los filósofos. Los apologistas cristianos, como San Agustín, se dedicaron a racionalizar la fe cristiana, sin separar la fe de la razón.
Tipos de Conocimiento en San Agustín
San Agustín identificó tres tipos de conocimiento:
- Conocimiento sensible: La sensación es una actividad del alma, donde los estímulos externos son solo una ocasión para que el alma sienta. Este conocimiento solo genera opinión, un juicio cambiante y sin valor, al igual que las cosas que conocemos a través de él.
- Conocimiento racional inferior (ciencia): Logrado a través del alma racional, desde su parte inferior, vinculada a lo temporal y a nuestra relación con los objetos del mundo. Este conocimiento no proviene de las cosas materiales, sino que el alma lo extrae de sí misma. La ciencia se aplica a las matemáticas, la física, etc., donde la mente extrae las relaciones esenciales.
- Conocimiento racional superior (sabiduría): Alcanzado por la parte superior del alma racional, vinculada a lo trascendente. Este conocimiento abarca verdades éticas, religiosas y metafísicas. La sabiduría es el conocimiento que el hombre puede tener de la inmortalidad del alma, la existencia de Dios, la creación del mundo, etc. Este conocimiento no proviene de los sentidos ni es innato al alma, sino que es una iluminación que Dios concede a la razón.
Autotrascendencia del Hombre en el Conocimiento
El pensamiento de San Agustín se basa en una llamada a la interiorización: la verdad reside en el hombre interior. La búsqueda de la verdad no comienza en lo sensible, sino en la interioridad de la conciencia, en la experiencia de la vida interior. La interiorización desencadena un proceso ascendente que lleva al hombre más allá de sí mismo: la autotrascendencia.
La autotrascendencia se desarrolla en varios pasos:
- El hombre reconoce que su naturaleza es mutable, pero encuentra verdades inmutables en sí mismo, verdades superiores a la naturaleza del alma. Estas verdades, eternas e inmutables, tienen su fundamento en la mente divina.
- El hombre, en su autotrascendencia, intuye la verdad absoluta más allá de sí mismo. Aquí tiene lugar la iluminación divina, que se puede entender mejor a través del platonismo y el neoplatonismo.
Para San Agustín, el Bien platónico es Dios, quien ilumina las ideas y las hace inteligibles a la razón. El neoplatonismo sitúa las ideas en la mente divina y establece un ordenamiento de lo real desde Dios hasta la materia. Siguiendo este principio, el alma humana tiene dos partes: una superior, vecina de Dios, y una inferior, en contacto con el cuerpo y el mundo sensible. La parte superior del alma racional explica el impulso del hombre hacia la trascendencia y la iluminación divina.
Saberes que Convienen al Hombre
: siempre tomando como referencia los fines que el cristianismo asigna al hombre; es decir, su salvación, son provechosos: los idiomas, las Matemáticas, la Historia, las ciencias naturales (Botánica, Zoología, Biología, etc),la Retórica (materia que él enseñó) y la Filosofía (en el sentido visto de racionalizar la fe). Son inútiles: la Astrología, la Mántica(arte adivinatoria), la literatura, el teatro, la poesía (como en Platón, son fingimiento y no muestran nada real)