Los sublevados proclamaron rey a Carlos María Isidro, confiando en su defensa del absolutismo y la sociedad tradicional.
El carlismo era una ideología tradicionalista y antiliberal que recogía la herencia de movimientos similares anteriores.
Los defensores del carlismo agrupaban a gran parte del clero y la nobleza agraria, así como a campesinos empobrecidos y artesanos arruinados.
1.2 El Desarrollo del Conflicto Armado
Los carlistas no pudieron contar inicialmente con un ejército regular y organizaron sus efectivos en grupos armados que actuaban según el método de guerrillas.
Las primeras partidas carlistas se levantaron en 1833 en una amplia zona del territorio español, especialmente en las regiones montañosas del norte.
El general Zumalacárregui logró organizar un ejército carlista que conquistó varias ciudades, pero fracasó en la conquista de Bilbao, donde murió.
En la zona de Levante, los carlistas estaban más desorganizados y operaban con escasa conexión entre las diferentes partidas.
2. Las Diferentes Opciones del Liberalismo
Los partidos políticos en el siglo XIX no eran grupos homogéneos con una ideología y un programa bien definidos, sino agrupaciones de personalidades alrededor de un notable.
Los moderados defendían el derecho a la propiedad, limitaban el sufragio y anteponían los principios de autoridad y orden social.
Los progresistas defendían la soberanía nacional, el predominio de las Cortes y amplios derechos individuales y colectivos.
En 1854 se formó la Unión Liberal, que pretendía ser una opción centrista entre progresistas y moderados.
En 1849, una escisión de los progresistas dio lugar a la formación del Partido Demócrata, que defendía la soberanía popular y el sufragio universal masculino.
3. La Década Moderada (1844-1854)
3.1 Configuración del Régimen Moderado
Los moderados ganaron las elecciones de 1844 y formaron un nuevo gobierno presidido por el general Narváez.
El régimen se asentó sobre el predominio de la burguesía terrateniente y el falseamiento de las elecciones.
3.2 Constitución de 1845
Se reformó la Constitución progresista de 1837 para recoger las ideas básicas del moderantismo: soberanía conjunta entre el rey y las Cortes, más poder ejecutivo y menos legislativo, y restricción del derecho de voto.
Se suprimió la Milicia Nacional y se declaró la religión católica como oficial del Estado.
3.3 El Concordato con la Santa Sede
Los moderados mejoraron sus relaciones con la Iglesia, que había apoyado al carlismo.
En 1851 se firmó un Concordato con la Santa Sede que establecía la suspensión de la venta de bienes del clero desamortizados y la vuelta de los no vendidos.
3.4 Reformas Administrativas
Se emprendió una reforma fiscal para aumentar los ingresos de la Hacienda pública.
Se unificaron los códigos y se elaboró un proyecto de Código Civil.
Se reorganizó la Administración pública y se creó una ley de funcionarios.
Se reordenó la administración territorial según los criterios centralizadores de la división provincial de 1833.
Se creó la Guardia Civil para el mantenimiento del orden público.
3.5 Crisis del Gobierno Moderado
Los gobiernos moderados no consiguieron dar estabilidad política al Estado.
El autoritarismo se agudizó durante el gobierno de Bravo Murillo en 1852, que propuso una reforma constitucional que transformaba el Estado en una dictadura tecnocrática.
La propuesta fracasó y provocó la descomposición interna del partido moderado.
4. El Bienio Progresista (1854-1856)
4.1 El Pronunciamiento de Vicálvaro
El autoritarismo del gobierno moderado provocó la oposición de progresistas, demócratas y algunos sectores moderados.
En junio de 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro, liderado por el general O’Donnell.
Los sublevados elaboraron el Manifiesto de Manzanares en demanda del cumplimiento de la Constitución de 1845 y de reformas económicas.
4.2 Las Reformas Progresistas
El nuevo gobierno intentó restaurar los principios del progresismo.
Se restauró la Milicia y la Ley Municipal que permitía la elección directa de los alcaldes.
Se preparó una nueva Constitución (1856) que introducía importantes novedades.
Se llevó a cabo un ambicioso plan de reformas económicas para impulsar el desarrollo económico y la industrialización del país.
4.3 La Crisis del Bienio
Las medidas reformistas no mediaron la crisis de subsistencias, que movilizó al pueblo en las revueltas de 1854.
El malestar social condujo a un levantamiento campesino en tierras castellanas y a motines populares en varias ciudades.
El gobierno presentó la Ley de Trabajo que introducía algunas mejoras y permitía las asociaciones de obreros.
Las discrepancias dentro de la coalición gubernamental y el malestar social provocaron la dimisión de Espartero y el nombramiento de O’Donnell como presidente del gobierno.
5. La Descomposición del Sistema Isabelino (1856-1868)
5.1 El Gobierno Unionista
El nuevo gobierno unionista liderado por O’Donnell intentó un equilibrio político combinando elementos del moderantismo y el progresismo.
Se consiguió una relativa estabilidad política interior y una etapa de prosperidad económica.
Se llevó a cabo una política exterior activa para recuperar el prestigio internacional y unir a los diferentes partidos.
5.2 El Retorno del Moderantismo
En 1863 se descompuso la coalición gubernamental y la estabilidad se tornó en una sucesión de gobiernos inestables.
El moderantismo volvió al poder con Narváez, pero con una falta de apoyo social y una debilidad en el gobierno.
Los progresistas acusaron a la Corona de entorpecer el funcionamiento de las instituciones y promover formas de gobierno dictatoriales.
5.3 La Crisis de 1866
En 1866 tuvo lugar la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, que contó con el apoyo de progresistas y demócratas.
La revuelta acabó con 66 fusilamientos y más de mil prisioneros.
La situación del gobierno empeoró a raíz de la crisis de subsistencia iniciada en 1866.
A partir de ese momento, se formuló la necesidad de promover un pronunciamiento que diese un giro radical a la situación.