Este poema fue escrito por Antonio Machado, escritor que nacíó en Sevilla en 1875, pasó su juventud en Madrid, y estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Durante cinco años fue destinado como profesor de francés al Instituto en Soria. Allí descubríó y se identificó con el paisaje castellano; allí se casó, y murió, a los dos años, su esposa Leonor. Pasó después se marchó a Baeza, a Segovia y, por fin, a Madrid. Al ser derrotado el ejército republicano, tuvo que huir a Francia y allí murió, en Colliure, un pueblecito cercano a la frontera española, en 1939.-El poema “A un olmo seco” lo escribíó Antonio Machado en 1912, pocos meses antes de la muerte de Leonor Izquierdo, su mujer, que padecía la tuberculosis. Machado observa cómo del tronco de un viejo olmo moribundo, caído a un lado del camino, brota una graciosa rana verde y lo interpreta como señal de una nueva esperanza de vida.
Piensa en su mujer, “milagro” igual: su curación, la vuelta de la salud y la vida. Ahí está la intuición de partida de la que poco después surgiría el poema. Machado trata de salvar a Leonor, El 1 de Agosto fallece Leonor. Tenía dieciocho años acabados de cumplir.-El poema fue publicado en Campos de Castilla (1912), obra que significa el encuentro con Castilla, con el paisaje de sus tierras altas donde Machado proyectará su estado de ánimo y encontrará la expresión de la realidad nacional e histórica de España. Hay recuerdos personales, reflexión. Por último, hay que notar la ampliación al paisaje andaluz y los elogios a diversos escritores contemporáneos: Rubén Darío, J.R. Jiménez, Unamuno, Azorín, etc.-Machado publica por primera vez el poema, enviado desde Baeza, su nuevo destino, en el periódico El Porvenir Castellano, de Soria, el 20 de Febrero de 1913.-Respecto al tema, el poema, en principio, parece tratarse sencillamente de la descripción física de un olmo viejo y seco al que le ha brotado una hoja verde. Este detalle llama la atención del poeta ya que esa rama verde constituye realmente un milagro dadas las carácterísticas físicas del olmo, que hacen pensar en un ser muerto o a punto de morir, lo que lleva al poeta también a una especie de reflexión filosófica sobre el destino que aguarda al olmo.-En el poema, Machado hace coincidir la realidad con el paisaje. El olmo es un símbolo de todo aquello que, contra todo pronóstico, es capaz de renacer, de salir adelante. Las hojas verdes representan la esperanza, que surge con la llegada de la primavera (las lluvias de Abril y el sol de Mayo), y constituyen el último resquicio de vitalidad del árbol. Se establece un claro contraste entre estas y el estado de deterioro del olmo, y también con los álamos que bordean el camino: en ellos habitan los ruiseñores, que simbolizan la vida frenética y la vitalidad, lo cual nunca podrá ocurrir con el viejo olmo. En su lugar, encontramos hormigas y arañas, que indican la cercanía de la muerte.-Machado ve todo esto y prevé su final, ya sea por la acción del hombre o por la naturaleza. Sin embargo, quiere quedarse con la “rama verdecida”, quiere aferrarse a lo único que pervive en él, para ver si en la vida real puede ocurrir lo mismo.-La estructura de contenido de “A un olmo seco” nos lleva a considerar dos partes en él, estrechamente ligadas.:-1. La primera 14 versos. En ella se produce la descripción física del olmo,-2. Viene a continuación una especie de reflexión filosófica sobre el destino del olmo, para, al final, enlazar el poeta con la primera estrofa y destacar el hecho de la hoja-rama verdecida que le has salido, que parece ser lo fundamental y la razón última del hecho mismo de que el poeta haya decidido escribir el poema.-El poema está formado por 30 versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante. La composición métrica que elige es la silva, que Machado utiliza con frecuencia en su poesía. El verso nº 24 queda suelto, sin rima. Ese verso sin conexión de rima con los otros nos está hablando, con una sutileza que sólo el análisis métrico nos permite apreciar.Y no cabe pensar que Machado dejará este único verso sin rima por un involuntario descuido. Precisamente uno de los pocos versos del poema que él corrigió de la primera a la segunda y definitiva versión fue éste, de tal forma que no es posible dudar de su intención de dejarlo sin el enlace armónico de la rima. El mar, símbolo de la disolución de la vida fue imagen muy querida siempre por Machado.-Esos contrastes se reflejan en una serie de antítesis: entre el olmo y las hojas primero, entre el olmo y los álamos después y, por último, entre los ruiseñores (vida) y las arañas (muerte). Cabe destacar también la exclamación y las apóstrofes, mediante las cuales se apela al olmo y se le habla directamente.-El destino último del olmo, lo presenta el poeta con tres posibilidades: desde considerar noble, pasando por noble, hasta la inutilidad o destrucción total:-1.º Una vez el leñador lo tale, el carpintero podrá transformarlo en algo útil para el hombre-2.º Quizás podrá tener otra utilidad, pero sin que intervenga ahora la mano del hombre. El tronco. Pasará a arder como leña en la fogata de una humilde casita del camino. Servirá al menos para dar calor [vs. 19-21].-3.º Y finalmente podría acabar sin provecho ni beneficio para nadie. La naturaleza lo descuaja, lo arrancará de raíz y el tronco será empujado por las aguas “hasta la mar”, donde se perderá para siempre. [vs. 22-25].-Cada elemento de la enumeración de sus posibles destinos es introducido por la misma estructura gramatical, constituyendo un paralelismo. Además, aquí queda reflejada la angustia que siente Machado, ya que, con el elevado número de ejemplos que da, parece hacer ver que se imagina todas las opciones que podrían acabar con la vida de Leonor.