El Movimiento Obrero: Del Anarquismo a la II Internacional

Anarquismo

El anarquismo, que significa “sin autoridad”, tuvo como primer ideólogo a Pierre-Joseph Proudhon. Proudhon se oponía a la intervención del Estado, la propiedad privada y la influencia de la religión, además de ser pacifista. El principal teórico anarquista fue Mijaíl Bakunin, quien defendía la rebelión espontánea contra la sociedad capitalista y el Estado por parte de todos los sectores oprimidos de la sociedad. Los bakunistas se separaron del marxismo y se enfrentaron a él porque su objetivo no era la conquista del Estado, sino su destrucción total. Tanto marxistas como anarquistas pretendían alcanzar una sociedad sin clases, pero mientras los anarquistas abogaban por la supresión del Estado, los marxistas buscaban su conquista. Los anarquistas se definen como antiautoritarios y federalistas. Su revolución social tenía como objetivo la destrucción total del orden social burgués.

Expansión del Movimiento Obrero

A finales del siglo XIX se produjo una expansión de los partidos socialistas y de las organizaciones sindicales nacionales:

  1. En 1875 se fundó el partido socialdemócrata alemán, que buscaba lograr reformas democráticas como el sufragio universal y el voto femenino.
  2. A finales del siglo XIX surgieron otros partidos socialistas: el Partido Socialista Obrero Español, el Partido Obrero Belga, el Partido Socialista Italiano y, en el Reino Unido, el Partido Laborista (1905).
  3. Se impulsaron los sindicatos. En España se creó en 1888 la Unión General de Trabajadores (UGT).

De la Fundación a la Crisis de la II Internacional

La II Internacional se fundó en el congreso de 1889 con una orientación marxista, excluyendo a los anarquistas. Se configuró como una federación de partidos socialistas nacionales autónomos y creó un buró socialista internacional. Sus objetivos eran lograr una legislación laboral favorable, la prohibición del trabajo infantil, el derecho de huelga y el reconocimiento del 1 de mayo como fiesta reivindicativa. A comienzos del siglo XX surgieron intensos debates sobre el revisionismo, la cuestión colonial y la guerra. El estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 evidenció la impotencia del socialismo para oponerse a la guerra. La ruptura definitiva se produjo con el triunfo en Rusia de la revolución bolchevique y la decisión de los comunistas soviéticos de fundar una nueva internacional, la III Internacional o Internacional Comunista.

Socialismo Marxista

El marxismo fue elaborado por Karl Marx y Friedrich Engels, quienes en 1848 publicaron juntos el Manifiesto del Partido Comunista. Esta obra unificó las tesis de los socialistas utópicos y se basó en la idea de que la historia de la sociedad no ha sido más que la historia de la lucha de clases. Según los marxistas, las etapas de la evolución de la humanidad son denominadas “modos de producción”. En la época de Marx y Engels se desarrolló el modo de producción capitalista, en el que la sociedad se dividía en dos clases: la burguesía, propietaria de los medios de producción, y el proletariado. La burguesía acabó con el mundo feudal a través de las revoluciones burguesas del siglo XIX. La obra más importante de Marx fue El Capital, donde se explica cómo a mayor plusvalía, mayor es la explotación del trabajador por parte del patrón. El marxismo defendía la conquista violenta del poder por el proletariado, la sustitución del sistema capitalista por otro sin clases ni propiedad privada, y la transformación del Estado burgués en una dictadura del proletariado. El marxismo fue la base ideológica de una parte de los movimientos revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX y de todo el siglo XX, y se expandió tras la Revolución Rusa de 1917.

De las Friendly Societies al Ludismo

En el siglo XVIII existían en el Reino Unido asociaciones llamadas Friendly Societies para la protección del obrero, que fueron evolucionando hacia los sindicatos y se extendieron a lo largo del siglo XIX. Las Combination Laws prohibieron cualquier asociación con fines laborales, pero el Parlamento las derogó mediante una ley que permitía la libre asociación. Los sindicatos obreros no se legalizaron hasta 1871-1875. Los motines contra las máquinas, conocidos como ludismo, se extendieron por toda Europa hasta la década de 1830.

El Final de la I Internacional

Tras la división de la I Internacional, las secciones de Suiza, Italia y España acordaron formar una nueva internacional antiautoritaria basada en el anarquismo de Bakunin, que rechazaba toda acción política y la formación de un Estado obrero, abogando por la autonomía de las federaciones. La AIT original, con sede en Nueva York, se fue extinguiendo lentamente y en julio de 1876, en la conferencia de Filadelfia, se decidió su disolución. Bakunin abandonó la Internacional antiautoritaria en 1874 y al último congreso, en 1877, solo asistieron 16 delegaciones.