Tema 2: Al-Andalus. Islam, cristianismo y judaísmo son tres religiones monoteístas. Según sus seguidores, han sido reveladas por Dios y tienen un libro sagrado. El islam es el Corán y el dios Allah, revelada por Mahoma. Esta religión aparece en Arabia en el siglo VII y consigue un gran número de seguidores. Al morir Mahoma, los musulmanes extienden el islam por el mundo. En esa expansión inician la conquista de la península, la ocupan en dos años, excepto la cornisa cantábrica, donde se organiza la resistencia cristiana. Hubo presencia musulmana hasta 1492, cuando el Cid y los Reyes Católicos expulsan a los musulmanes de Granada. Durante ese tiempo, se desarrolla una sociedad heterogénea, urbana y avanzada para la época.
Evolución Política
Conquista Rápida (711-718)
En el 711, un ejército dirigido por Tariq ibn Ziyad llega a la península como aliado de los visigodos que luchaban por el control del reino tras la muerte del rey visigodo Vitiza. En la Batalla de Guadalete, en 711, es derrotado el último rey visigodo, Rodrigo. En los dos años siguientes, los musulmanes dominan la península. La rápida expansión se debe a tres razones: la debilidad del reino visigodo, los altos cargos que pactan con el nuevo poder y la indiferencia del resto de la población.
Emirato Dependiente de Damasco (711-756)
La conquista pasa al Imperio Omeya y el califa de Damasco nombraba a los emires. Intentaron atacar la Galia, pero en Poitiers, en 732, fueron frenados. En Cantabria se produce la Batalla de Covadonga. En el 750, se produce el derrocamiento de la dinastía omeya y se inicia el Imperio Abasí con capital en Bagdad. Abderramán busca refugio en el norte de África, pasa a Córdoba y la domina, convirtiéndola en la capital.
Emirato Independiente (756-912)
Con Abderramán I (756-788), Al-Andalus se independiza del califa de Bagdad, manteniendo dependencia religiosa. Se produce la consolidación del estado andalusí y el afianzamiento de la autoridad del emir, la creación de un ejército de mercenarios y la recaudación de impuestos. Se produce una gran islamización de la población y la creación de una sociedad compleja. Esta sociedad protagoniza levantamientos y sublevaciones contra los omeyas, como los muladíes y bereberes.
Califato de Córdoba (929-1031)
En 912, Abderramán III controla Córdoba y Sevilla. Los gobernadores de las marcas se autoproclamaban reyes independientes, y parte de Andalucía estaba dominada por Omar ben Hafsun, muladí. El avance de los reinos cristianos demostraba que eran una amenaza para Al-Andalus. Abderramán se autoproclama califa en 929, rompiendo lazos con Bagdad. Este califato de Córdoba es el periodo de mayor esplendor económico, político, militar y cultural de Al-Andalus. Córdoba se convierte en la mayor ciudad de Occidente y compite en riqueza con Constantinopla. Se construye la ciudad palacio Medinat al-Zahra. Su hijo Al-Hakam II (961-976) mantuvo la prosperidad y protegió la cultura, la ciencia y el arte. El califa Hixam II (976-1013) dejó las riendas a Almanzor, quien centralizó el poder en su residencia de Medina Zahara y llevó a cabo numerosas campañas contra los reinos cristianos del norte y contra el norte de África. Tras la muerte de Almanzor, comenzó la decadencia económica, política y militar, así como el avance de los cristianos.
Crisis del Siglo XI: Taifas
La política militarista de Almanzor generó problemas económicos por el elevado coste del mantenimiento de un ejército profesional y problemas de autoridad. A Almanzor lo sucedió su hijo, que fue incapaz de mantener la autoridad. En el año 1031, el califato de Córdoba quedó fragmentado en pequeños reinos independientes conocidos como taifas. Esto favoreció el avance cristiano. La amenaza militar y la imposición de parias acentuaron su debilidad política. Tras conquistar Toledo, Alfonso VI de Castilla, los reinos taifas pidieron ayuda a los almorávides. Estos llegan en 1086, derrotan a Alfonso VI, recuperan Valencia y frenan el avance reconquistador. En 1094, se unifica Al-Andalus. En 1140, el poder almorávide se desintegra ante el empuje de los almohades. El vacío de poder dejado por los almorávides dio paso a unas segundas taifas (1144-1170). Los almohades trataron de controlar Al-Andalus. En 1195, en la Batalla de Alarcos, los almohades se hicieron con el control de Al-Andalus, pero los reinos cristianos los derrotan en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212. A partir de 1212, se forman las terceras taifas, con la construcción de grandes reinos musulmanes. De 1212 a 1262, los cristianos acaban con todos los reinos taifas, excepto Granada.
Organización Política y Social
La organización política fue autocrática, con el poder centralizado en el califa. La administración pública estaba en manos de los ministerios, al frente de los cuales estaba el visir y, por encima, un primer ministro. La justicia estaba en manos de cadíes. Cada provincia estaba a cargo de un gobernador. El territorio estaba dividido en coras, a cuyo frente había un vali. Los territorios fronterizos con cristianos eran marcas, donde el gobernador tenía poder militar. Esta organización se sostenía gracias a los impuestos y al poderoso ejército. Todos los ciudadanos pagaban impuestos: los musulmanes, la zakat (limosna obligatoria), y los no musulmanes, la yizya (impuesto personal según los bienes).
La sociedad era muy heterogénea desde el punto de vista étnico y religioso, urbana y la más desarrollada en Europa. Desde el punto de vista étnico, los conquistadores musulmanes no constituían un grupo homogéneo. A pesar de que el islam predica la igualdad entre creyentes, dentro de ellos había jerarquía. En lo alto estaban los árabes y musulmanes viejos, que ocupaban altos cargos. Después estaban los sirios y los omeyas, también con parte en el gobierno. Por debajo estaban los egipcios, con cargos de menor relevancia, y por último, los bereberes, el grupo más numeroso, generalmente apartados de la administración y el ejército, con una situación humilde. Estas diferencias generaron problemas y luchas. La mayoría de la población hispanogoda quedó apartada del poder, incluso después de convertirse al islam. Esto provocó sublevaciones contra el poder omeya. Solo los nobles visigodos se convirtieron pronto al islam para mantener sus propiedades y privilegios, ocupando cargos de relevancia.
Desde el punto de vista religioso, la mayoría de la población hispanogoda de la península acabó convirtiéndose al islam y recibieron el nombre de muladíes. Se permitió una cierta tolerancia religiosa a cristianos y judíos. En las ciudades, y sobre todo en la zona del Guadalquivir y Mérida, persistieron comunidades cristianas muy numerosas que mantenían las iglesias, las autoridades y las leyes. Se produjo una aculturación y hablaban árabe, vestían como árabes y se llamaban mozarabes. En las ciudades comerciales había comunidades judías. Algunos de sus miembros alcanzaron relevancia política o social, normalmente permaneciendo al margen de las luchas por el poder. Además, existían otros grupos de conversos: esclavos negros que, al ser liberados, se convertían al islam y se asentaban en Andalucía, y esclavos o mercenarios europeos que, después de convertirse al islam, llegaban a ocupar puestos importantes en el ejército.
Desde el punto de vista socioeconómico, en la cúspide estaba la aristocracia, a continuación la burguesía y después el campesinado y la plebe urbana. Al-Andalus desarrolló una economía urbana y de mercado. En Europa había una economía cerrada con poco comercio. Los grandes latifundios de origen visigodo seguían subsistiendo e incluso en algunas zonas surgían nuevos. Se dedicaban al cereal, el olivo y la vid, queriendo vender en el mercado urbano. Desarrollaron una agricultura irrigada. Surgió un gran artesanado, para consumo interno y para exportar a Europa y Occidente. Se desarrollaron talleres de orfebrería, de cueros y papel. El comercio interior aprovechaba las calzadas romanas, mientras que el comercio exterior se realizaba por rutas marítimas mediterráneas. La zona del sur se convirtió en una zona de contacto entre Oriente, África y Europa. El auge de la economía se debió al mantenimiento de una economía monetaria.
A nivel cultural
Al-Andalus tiene importancia en la cultura española y europea, con monumentos como la Mezquita de Córdoba y la Giralda de Sevilla.
Tema 3: Baja Edad Media. Reinos Cristianos (siglos VIII-XIII)
La historia de los Reinos Cristianos peninsulares en la Edad Media se puede considerar como la otra cara de la Historia de Al-Andalus y, como él, se puede dividir en dos etapas:
- Primera Etapa (siglos VIII-X): Origen de los Núcleos de Resistencia. Estos primitivos núcleos cristianos viven a la sombra de Al-Andalus, supeditados políticamente a él y con una economía cerrada y estancada.
- Segunda Etapa (siglos XI-XIII): Expansión de los Reinos Cristianos a costa de los territorios musulmanes, repoblación, expansión urbana y extensión del feudalismo.
En dicha expansión, a la que genéricamente denominamos Reconquista, se produce una convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos que justifica que hablemos de la España de las Tres Culturas. Esta se caracteriza por la tolerancia religiosa y el auge cultural, pues el contacto entre estas culturas permitiría al Occidente Cristiano conocer la sabiduría de la Antigüedad Clásica a través del “puente” islámico.