1. Incorporación Tardía de España a la Revolución Industrial
1.1. Causas del Retraso
A diferencia de Inglaterra, donde la Revolución Industrial comenzó en 1770, España se incorporó al proceso de forma tardía, incompleta y desequilibrada entre 1800 y 1830. Este retraso de 60 años se debió a diversos factores:
- Mientras que Inglaterra se apoyó en el carbón como combustible, en España este recurso era caro y difícil de extraer.
- La máquina de vapor, con una gran demanda en Inglaterra, no se desarrolló al mismo ritmo en España.
- Existía una falta de capitales para invertir en la industria, aunque el ferrocarril posteriormente atrajo inversión extranjera.
Otros factores negativos que influyeron fueron la Guerra de la Independencia, la pérdida de las colonias americanas, la crisis institucional, la escasa integración geográfica y una red viaria deficiente, así como una agricultura estancada. El despegue industrial solo fue posible en regiones periféricas con fácil acceso al mar, mientras que el interior permaneció atrasado.
1.2. Inicios del Proceso
A finales del reinado de Fernando VII, algunos empresarios impulsaron tímidos avances hacia una economía capitalista, como la promulgación del Código de Comercio y la creación de la Bolsa de Madrid. Sin embargo, la Guerra Civil y la inestabilidad política marcaron la Regencia de Espartero. En 1844, el Partido Moderado se afianzó en el poder, con breves interrupciones, hasta el final del reinado de Isabel II. Durante este periodo, se intentó incorporar a España a la Revolución Industrial aprovechando la pacificación del país, la estabilidad política, el desarrollo del comercio, el incremento de la producción agrícola y el crecimiento de la capacidad adquisitiva de la población. No obstante, este proceso expansivo se vio frenado por la falta de una política económica coherente, la manipulación política y la dependencia de la inversión extranjera. Las causas del desfase industrial español se pueden resumir en la dependencia del exterior, tanto técnica como financiera.
2. Panorama Industrializador
A diferencia de otros países, donde la industrialización se apoyó en la industria siderúrgica y química, en España el proceso fue diferente.
2.1. La Minería
Los efectos económicos de la minería fueron escasos. Las dos actividades más importantes fueron la extracción de carbón y hierro. Su extensión se debió a tres factores: el aumento de la demanda internacional, los avances en las técnicas de explotación y la inversión de compañías extranjeras. Como consecuencia, el número de concesiones mineras creció, pero la extracción de minerales no logró transformar la economía española.
Minería del carbón y del hierro
Los yacimientos de carbón se encontraban dispersos, siendo Asturias la zona más desarrollada, aunque su calidad era baja y su poder calorífico reducido. En 1868 se liberalizó el sector, lo que perjudicó la competitividad. En cuanto al hierro, la introducción del convertidor Bessemer, que transformaba el hierro en acero, impulsó la creación de sociedades mineras en el País Vasco.
2.2. La Siderurgia: un sector con dificultades
Para el desarrollo de la siderurgia no basta con la existencia de buenos yacimientos de hierro, sino que se necesita carbón coqueificable, demanda de estos productos y rentabilidad de las inversiones. La inexistencia de buen carbón y de una demanda suficiente explican el desarrollo accidentado de esta industria en España. Su localización se puede dividir en tres etapas:
- Andaluza: centrada en Málaga, la explotación del hierro se vio limitada por la falta de carbón vegetal.
- Asturiana: ubicada en las cuencas carboníferas de Mieres y Langreo, resultó inviable por la baja calidad del carbón y la falta de hierro.
- Vizcaína: favorecida por la tradición preindustrial y la capitalización, logró consolidarse y atrajo la inversión de diversas empresas.
3. Una Industria Consumidora Desequilibrada
La industria química, dedicada principalmente a la fabricación de ácido sulfúrico, se concentraba en Barcelona, que representaba tres cuartas partes de la producción nacional. Sin embargo, se vio frenada por la competencia exterior. Mientras que las industrias alimentarias prosperaban, otras ramas industriales quedaron rezagadas, aunque algunas experimentaron procesos de innovación.
4. Industria Textil
4.1. El Despegue de la Industria Textil Catalana
El desarrollo demográfico, la expansión agraria, el esplendor del comercio colonial y la incipiente industrialización caracterizaron la economía catalana a principios del siglo XIX. La acumulación de capital procedente de la agricultura, las dificultades en el comercio marítimo y la depresión agrícola impulsaron un cambio de rumbo hacia la industria textil. La prohibición de importar manufacturas también favoreció su desarrollo. La industria catalana experimentó un proceso de destrucción y desmantelamiento de fábricas debido a la competencia de los productos ingleses, el colapso del comercio americano y la entrada de productos franceses. Sin embargo, se recuperó rápidamente gracias al proteccionismo y al comercio peninsular.
4.2. Expansión Algodonera en Cataluña
El sector textil, especialmente la industria algodonera, se convirtió en el motor de la industrialización catalana. Sin embargo, enfrentó importantes limitaciones, como los problemas energéticos y la dependencia de la materia prima importada. Las inversiones y la modernización no lograron que la industria textil española pudiera competir en precios con la inglesa. La escasez de algodón provocó un aumento de los precios, lo que desencadenó una crisis que benefició a la industria lanera.
5. Infraestructura Viaria y los Transportes
España partía de una situación de desventaja respecto a otros países en cuanto a infraestructuras, lo que constituía un obstáculo para el desarrollo económico.
5.1. Los Condicionantes Geográficos
El transporte interior, ya fuera terrestre o fluvial, se veía dificultado por las características geográficas del país:
- La elevada Meseta Central, rodeada de montañas, dificultaba la construcción de vías de comunicación.
- Los ríos, cortos y con fuerte pendiente, o largos pero de escaso caudal y profundidad irregular, no eran aptos para la navegación.
Estas condiciones geográficas provocaron que España estuviera fragmentada en un conjunto de mercados aislados entre sí.
5.2. El Transporte Marítimo
La mejora de los puertos y el desarrollo de la navegación a vela y, posteriormente, a vapor, fueron claves para el comercio exterior. Sin embargo, la escasez de puertos naturales en las costas poco recortadas limitó su desarrollo. A partir de 1860, la navegación a vapor se impuso, aunque la vela pervivió hasta finales de siglo.
5.3. El Transporte Terrestre. Los Ferrocarriles
La llegada del ferrocarril supuso una revolución en el transporte por su rapidez, reducción de costes, regularidad y seguridad. La construcción de carreteras también contribuyó a acortar los tiempos de viaje y abaratar los costes, mejorando los medios de transporte.
La Ley General de Ferrocarriles
El gobierno progresista de 1855 impulsó la construcción del ferrocarril como un objetivo prioritario, proporcionando recursos y facilidades. La Ley de Ferrocarriles de ese año propició la creación de sociedades ferroviarias y la construcción de las primeras líneas: Barcelona-Mataró, Madrid-Aranjuez y Langreo-Gijón. Algunos aspectos de la ley, como el ancho de vía, condicionaron la historia económica del país y consolidaron la estructura ferroviaria. El resultado fue un rápido ritmo de construcción hasta la crisis de 1866, que interrumpió la”fiebre constructor”. El último impulso a la expansión del ferrocarril llegó con el desarrollo de la minería.
Ferrocarriles e Industrialización
La construcción del ferrocarril en España no se tradujo en un impulso decisivo para la industrialización. Los fabricantes españoles se quejaron al gobierno de la competencia de los productos extranjeros que llegaban gracias al ferrocarril. Los efectos positivos de su construcción se vieron limitados por la participación de compañías extranjeras, la escasez de capital, la falta de mercancías para transportar y la quiebra de algunas compañías ferroviarias.
6. El Comercio: Proteccionismo o Librecambismo
6.1. Interior no del todo unificado
Las condiciones geográficas y las trabas legales heredadas del Antiguo Régimen dificultaban los transportes y los intercambios comerciales entre las diferentes regiones españolas, lo que impedía la creación de un mercado interior unificado.
6.2. Exterior creciente pero dificultado
El comercio exterior español se caracterizó por dos etapas:
- Durante la época colonial, España exportaba sus mercancías a América.
- Tras la independencia de las colonias americanas, España perdió su papel protagonista en el comercio entre Europa y América.
6.3. El Debate
Dos doctrinas económicas opuestas se enfrentaron en el debate sobre el comercio exterior:
- Proteccionismo: defendido por los fabricantes catalanes, abogaba por el fortalecimiento de las barreras arancelarias para proteger la industria nacional de la competencia extranjera.
- Liberalismo: apoyado por los cerealistas castellanos, los vinateros y los mineros, criticaba el proteccionismo de Cataluña y defendía la libertad de comercio.