Evolución del Pensamiento Social de la Iglesia Católica

León XIII

León XIII publicó la encíclica Rerum Novarum, cuyo título alude al cambio que supuso la Revolución Industrial para la relación entre el capital y el trabajo. Ante la ausencia de leyes laborales y la prohibición de sindicatos que caracterizó al capitalismo primitivo, el auge de la burguesía, que era una minoría, impuso poco menos que una esclavitud. León XIII condenó los salarios de hambre entonces existentes y sostuvo que los poderes públicos debían implicarse en la cuestión social con leyes oportunas y políticas sociales, defendiendo el derecho de los trabajadores a asociarse para defender sus intereses.

Pío XI

Pío XI publicó la encíclica Quadragesimo Anno. Habían aparecido empresas gigantescas, incluso transnacionales, que lejos de someterse a las leyes del mercado imponían al mercado su ley. Enunció lo que llamó principio de subsidiariedad: los poderes públicos no deben sofocar las iniciativas de la sociedad civil asumiendo tareas que los grupos intermedios podrían llevar a cabo, sino más bien estimularles con financiación y asesoramiento allá donde sea necesario, regulando las relaciones entre los poderes públicos nacionales o internacionales y los de ámbito más reducido. Condenó también en tres importantes encíclicas los totalitarismos que entonces envilecían Europa: el fascismo de Mussolini (Non Abbiamo Bisogno), el nazismo hitleriano (Mit Brennender Sorge) y el comunismo estalinista (Divini Redemptoris).

Juan XXIII

Juan XXIII sostuvo en la encíclica Mater et Magistra que la cuestión social ya no eran tanto las relaciones entre el capital y el trabajo en los países ricos como las relaciones entre los países ricos y los países pobres. Durante el verano de 1962 se produjo la crisis de los misiles, meses después publicó la encíclica Pacem in Terris en la que sostenía que la guerra no es ya la forma de solucionar conflictos y exploraba otros medios. Además, como no existe verdadera paz sin justicia, ofreció una carta de los derechos y deberes humanos, desarrolló los fundamentos de una convivencia ordenada y expuso las exigencias de una auténtica democracia.

Concilio Vaticano II

Se escribió la Constitución pastoral Gaudium et Spes sobre la Iglesia en el mundo actual, que puso los pilares para una nueva relación entre ambos basada en el diálogo, no en la condena ni en la desconfianza. Otros temas: la familia, la cultura, la economía, la política y la convivencia pacífica entre los pueblos.

Pablo VI

Dedicó la encíclica Populorum Progressio a la desigualdad existente entre los países ricos y los países pobres. Lo superfluo de los países ricos debe de servir a los países pobres y propuso constituir un gran fondo mundial alimentado con una parte de los gastos militares. Denunció además, que el enriquecimiento de los países del norte se consigue en buena parte empobreciendo a los del sur. Durante la década de los 60 los países del este seguían al pie de la letra la ortodoxia marxista-leninista, pero en Occidente habían surgido neomarxismos que prescindían de muchos de sus elementos más problemáticos. Juan XXIII había apuntado ya la necesidad de no identificar la ideología inicial de un movimiento con su evolución posterior. Pablo VI publicó la carta apostólica Octogesima Adveniens, donde reflexionaba sobre el grado de compromiso que entonces resultaba admisible para los cristianos no solo con el marxismo, sino también con el liberalismo y el socialismo.

Juan Pablo II

Publicó la encíclica Laborem Exercens. El trabajador le sirvió de hilo conductor para unir muchos de los temas tratados por el magisterio social: la propiedad, los sistemas económicos, la empresa, los sindicatos, el desempleo… Denunció que tanto el colectivismo del Este de Europa como el capitalismo occidental consideran al trabajador como un medio para un fin llamado productividad, rendimiento, etc. Publicó la encíclica Sollicitudo Rei Socialis donde volvió sobre la escandalosa desigualdad existente entre los países ricos y los países pobres porque había aumentado. Sostuvo que los principales obstáculos para acabar con la pobreza no son de carácter técnico, sino moral e introdujo el concepto de estructuras de pecado. Publicó la encíclica Centesimus Annus en la que reflexionó sobre el desmoronamiento repentino de los regímenes comunistas de la Europa del Este, ocurrido un año antes, y expresó el fundado temor de que sin el contrapeso que representaban los regímenes colectivistas, se radicalizara el sistema capitalista.

Benedicto XVI

Publicó la encíclica Deus Caritas Est, la segunda parte está dedicada a la acción social y caritativa de los cristianos, que considera tan importante como el anuncio de la Palabra de Dios o la celebración de la liturgia. Publicó Caritas in Veritate, habían surgido situaciones nuevas como la globalización o la crisis económica. Considerando que eso no habría ocurrido si las políticas neoliberales no hubieran desmantelado poco a poco las regulaciones y los controles de la economía, sostuvo que la crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas. Lo más novedoso de esta encíclica es el elogio de lo que podríamos llamar alternativas dentro del capitalismo: iniciativas económicas como los fondos de inversión que sin renunciar a obtener beneficios no se propongan maximizar el lucro sino alcanzar unos objetivos humanos y sociales.