1.1. El Modernismo: Definición y características: a)Definición e influencias: El término nació para referirse a la corriente heterodoxa de renovación religiosa. Sin embargo, hacia 1890, Rubén Darío y otros asumen con orgullo esta denominación que, poco a poco, acabará por bautizar un movimiento artístico caracterizado por su afán renovador, su ansia de belleza y su rechazo a las tendencias vigentes a finales del siglo XIX. El Modernismo es un movimiento renovador que, aunque generalmente se restringe al ámbito artístico, busca un cambio ideológico, político y social. Tiene sus orígenes en Hispanoamérica, hacia 1880, y llegó a España gracias a Rubén Darío. La nueva estética recoge elementos de otras corrientes literarias:
- Parnasianismo: Los parnasianos (como Gautier, su iniciador) defienden “el arte por el arte”, es decir, el culto absoluto a la perfección formal.
- Simbolismo: Basándose en la poesía de Baudelaire, Mayarme o Verlaine, los simbolistas creen en la correspondencia entre las percepciones sensoriales y la vida espiritual, y consideran que la labor del poeta consiste en descifrar esos paralelismos ocultos.
- Decadentismo: Sus seguidores reivindican el encanto de lo malsano, prohibido, escandaloso, ruinoso… Los modernistas también sentirán atracción por lo raro, lo singular. A todo ello cabe añadir la raíz romántica de su rebeldía, su gusto por lo irracional, el deseo de evasión espacio-temporal y, por supuesto, su renovación formal. Los escritores modernistas, descontentos con la realidad, realizan una profunda renovación literaria.
b)Características: La renovación temática: temas relacionados con su concepción del mundo: la búsqueda de la belleza, sobre todo en las evocaciones históricas y legendarias.
- Cosmopolitismo: París, ciudad cosmopolita por excelencia, símbolo de lo exquisito y aristocrático, se convierte en el centro del mundo modernista. Y, paradójicamente, otro de sus temas es lo indígena, lo autóctono.
- La utilización del símbolo y el mito.
- Lo oculto o religioso.
- El amor y el erotismo.
- La expresión de la intimidad personal, la melancolía, el hastío y la tristeza.
La renovación de la lengua poética: Con el fin de conseguir el goce de los sentidos y la sugerencia de lo suave y delicado, los poetas utilizan los siguientes recursos: los efectos sonoros de las palabras, que se consiguen gracias al uso de esdrújulas, la profusa adjetivación y las más variadas figuras retóricas.
- Un vocabulario insólito que alude a realidades exóticas y exquisitas.
- El colorido o cromatismo.
La renovación métrica: No solo se persigue una sonoridad nueva, sino también la correspondencia entre sentimiento y musicalidad. La renovación métrica afectará a los siguientes elementos: versos eneasílabos, el dodecasílabo, alejandrino; estrofas, la más usada es el soneto; acentuación y uso de esdrújulas.
1.2. La repercusión del Modernismo en España: Rubén Darío y el Modernismo en Valle-Inclán Rubén Darío, un influyente poeta nicaragüense, revolucionó la poesía española con su estilo exótico y ornamentado. Sus obras, como “Azul” y “Prosas profanas”, destacaron por su lujosa prosa y temática exótica. Su trabajo más significativo, “Cantos de vida y esperanza”, introdujo temas más íntimos y subjetivos en la poesía española. Darío es reconocido como un renovador de la poesía en español, con influencia en poetas como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, quienes adaptaron su estilo modernista a sus propias sensibilidades. El Modernismo en Valle-Inclán (1886-1936): Valle-Inclán, viajero y bohemio, se dedicó a la literatura y destacó en el género teatral con obras que van desde lo mítico y rural hasta los esperpentos, más vinculados con las ideas noventayochistas. Pero también escribió cuentos, novelas y poesía. Las “Sonatas” del Marqués de Bradomín representan un claro ejemplo de modernismo. Estas supuestas memorias narran las aventuras amorosas de un personaje elegante y amoral, con un toque de erotismo y sensualidad. La prosa de estas obras comparte las características del modernismo introducidas por Rubén Darío: es rítmica, refinada y rica en efectos sensoriales. Se destaca un gusto por lo exótico, lo pintoresco y lo exquisito, similar al enfoque de Darío en la poesía. En general, en su prosa modernista, Valle parece asumir el principio parnasiano “del arte por el arte” y practicar “el culto simbolista de la alusión y de la sensación”. Hay una búsqueda continua de la musicalidad al estilo de Rubén Darío y una huida consciente y continua del realismo y el utilitarismo.
2.1. La Generación del 98: Definición y características. 2.1.1. Definición: Azorín bautizó de ese modo, en una serie de artículos para el ABC, a un grupo de escritores que habían empezado a publicar hacia finales de siglo. Contemporáneos de los modernistas, compartían con estos una misma actitud de protesta contra la sociedad y contra el estado de la literatura, pero sus preocupaciones eran otras, tanto en su temática como en su escritura. Como hechos que permiten hablar de generación literaria, merecen destacarse la escasa diferencia de edad y las relaciones personales entre ellos. El desastre del 98 es el acontecimiento generacional que los une y da nombre al grupo. Además, entre sus precursores cabe citar a los regeneracionistas, como Joaquín Costa, preocupados por sacar a España de la decadencia en que se encontraba, y a Ángel Ganivet. Como “director espiritual” situaríamos al propio Unamuno, que lidera el grupo sin pretenderlo. En cuanto a su estilo, tienen en común el deseo de ruptura con el realismo anterior, además de la sobriedad, la naturalidad y el gusto por la descripción de paisajes. Los nombres más relevantes son Miguel de Unamuno y Pío Baroja. 2.1.2. Características de la Generación del 98: En cuanto a los temas, cabe destacar los siguientes: su preocupación por el problema de España; las preocupaciones filosóficas (sentido de vida); la literatura; “intrahistoria” de Unamuno. En lo que respecta al estilo, los rasgos comunes son: un intenso subjetivismo; voluntad de renovación en todos los géneros literarios; manifestaron un profundo interés por nuestro idioma; predilección por los clásicos de la literatura española. 3.1. El Novecentismo o Generación del 14: El novecentismo es un movimiento estético, artístico y literario. El grupo de autores que se vinculan a esta tendencia alcanza su máximo esplendor a partir del año 1914, de ahí el término Generación del 14, que también se les aplica. Se trata de autores nacidos en los años 80 del siglo XIX, que buscan reafirmar lo propio del nuevo siglo rechazando lo característico del anterior: romanticismo, realismo e incluso el modernismo. Lo que caracteriza a los autores novecentistas es, en primer lugar, el gusto por un arte racional, riguroso y analítico. Poseen un estilo cuidado, elegante, con un lenguaje pulcro y riguroso. Podemos aplicarles los siguientes rasgos: arte imaginativo que debe romper con las visiones apegadas a la realidad; es importante el papel del humor y la renovación de los géneros; el hecho artístico se plantea desde una postura intelectual. Se huye de lo sentimental; se aborda el tema de España con un interés desprovisto de patriotismo o exaltación. El género más popular es el ensayo.
3.2. La novela y el ensayo novecentistas. 3.2.1. La novela: Los novelistas tienen en común el deseo de renovar el género. Las novelas de Gabriel Miró son una muestra de la llamada novela lírica. Son obras donde la trama cede terreno a una elaborada descripción de ambientes y a un exquisito tratamiento de la psicología de los personajes. Miró nos recuerda el decadentismo modernista y destaca en él su capacidad para captar sensaciones. Ramón Gómez de la Serna, con obras como “El caballero del hongo gris”, aporta a la novela una visión tan personal que hace sus obras inclasificables. Lo más característico de las obras de Wenceslao Fernández Flórez es el fino humor irónico, la fantasía, el simbolismo y el lirismo. Pérez de Ayala cierra pronto su obra narrativa. Publica sus novelas entre 1907 (“Tinieblas en las cumbres”) y 1929 (“La revolución sentimental”), y se retira del género con esta última. A partir de entonces se dedica a asuntos públicos, a la política y a la diplomacia, y escribe preferentemente ensayos: género que se adecuaba mejor a su estilo y con el que se manifiesta como uno de los escritores españoles más cultos de su tiempo. 3.2.2. El ensayo: Ortega y Gasset es el género por excelencia en este periodo. Además del propio Pérez de Ayala, Salvador de Madariaga o Gregorio Marañón son algunos de los ensayistas destacados. Hemos de destacar a Ortega y Gasset como “guía” indiscutible del grupo. Ortega es, a la vez, la máxima figura de la filosofía española del siglo XX y un espectador agudo de la vida, las artes y la cultura. Literariamente destaca por su estilo claro y elegante, en el que las metáforas y los símiles, manejados con maestría, hacen más plástica la idea. Ortega y Gasset, desde una perspectiva filosófica entre el racionalismo y el vitalismo, se opuso al irracionalismo predominante. Sus ensayos destacados incluyen “Meditaciones del Quijote”, “La rebelión de las masas” y “La España invertebrada”. Sin embargo, su obra estética más influyente fue “La deshumanización del arte”, donde describe el arte moderno como deliberadamente difícil y creador, contrastándolo con el sentimentalismo del arte anterior. Según Ortega, el arte moderno divide al público entre una minoría que lo comprende y una mayoría que prefiere el arte del siglo XIX. Esta visión lo conecta con el poeta Juan Ramón Jiménez.