El bienio conservador y el triunfo del Frente Popular
Las elecciones de 1933 se celebraron con una nueva ley electoral. La campaña electoral se desarrolló en un ambiente de fuerte confrontación política y despliegue de propaganda. La CEDA movilizó a sus votantes en defensa del orden y la religión. El ala radical de los socialistas, representada por Largo Caballero, propagó el discurso de ruptura de la colaboración con los republicanos y el llamamiento a la revolución social. Los anarquistas de CNT y FAI defendieron una campaña a favor de la abstención. En 1933 se había fundado Falange Española por José Antonio Primo de Rivera. El resultado de las elecciones significó el triunfo de la derecha, la CEDA y el Partido Radical, y la derrota de republicanos de izquierda y socialistas. El parlamento presentó un cambio: estaban representados más de 20 partidos políticos polarizados.
Los gobiernos del Partido Radical
Los primeros gobiernos del centrista Partido Radical se formaron en coalición con otros partidos republicanos de centro, presididos por Lerroux y Samper, y con apoyo de la CEDA. La derecha consiguió que se modificase la política religiosa: se aprobó una ley por la que el Estado seguía sufragando parte de los sueldos de los sacerdotes. Hubo rectificaciones: la Ley de Términos Municipales fue anulada y le fueron devueltas las tierras confiscadas a la aristocracia latifundista. Las presiones de la CEDA provocaron que el gobierno propusiera en las Cortes una ley de amnistía. Estas medidas provocaron la división del Partido Radical y el rechazo de la izquierda. Los republicanos de izquierda formaron un nuevo partido, Izquierda Republicana, dirigido por Azaña. Los mayores problemas de los gobiernos del Partido Radical se produjeron por los conflictos agrarios y la tensión con las autonomías.
- Los propietarios agrarios aprovecharon el triunfo de la derecha para incumplir las reglamentaciones laborales y bajar los salarios. La respuesta fue una huelga general de campesinos.
- En verano de 1934 estalló un conflicto de competencias con la Generalitat de Cataluña. El Parlamento catalán aprobó en marzo de 1934 una ley que el gobierno declaró inconstitucional.
La Revolución de Octubre de 1934
En enero de 1934, la UGT, bajo el liderazgo de Largo Caballero, aprobó un programa revolucionario. En mayo se formó una alianza entre el PSOE y la UGT. A principios de octubre, la CEDA exigió entrar en el gobierno y, el 4 de octubre, se formó un nuevo gobierno con tres ministros de la CEDA. Los republicanos de izquierda lo consideraron una traición a la República: había que impedir que Gil Robles hiciera lo que Hitler en Alemania. La revolución se desató en octubre de 1934. El comité revolucionario socialista de Largo Caballero comenzó con la insurrección el 5 de octubre con la convocatoria de la huelga general.
En Cataluña, la entrada en el gobierno de ministros de la CEDA fue interpretada como una amenaza al Estatuto de Autonomía y Lluís Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Esta acción acabó siendo sofocada.
En Asturias se produjo una revolución social entre el 5 y el 8 de octubre y se formó una alianza que agrupó a la UGT, la CNT y el PCE. El comité regional de la Alianza Obrera adoptó medidas de socialización y de represión de los enemigos de la revolución. Para sofocar la rebelión, el gobierno declaró el estado de guerra y recurrió al ejército de África, llevando a cabo una dura represión.
La represión tras el fracaso revolucionario se extendió por todo el país. Se torturó a prisioneros y se dictaron condenas a muerte. Azaña fue acusado y encarcelado, y se suspendió la autonomía catalana y la reforma agraria.
El final del bienio derechista
La represión contra la revolución ocupó la mayor parte del debate político de 1935. Lerroux formó un nuevo gobierno con una mayoría de ministros de la CEDA y Gil Robles fue nombrado ministro de Guerra. Se aceleró la rectificación de las reformas republicanas y el Partido Radical se sometió a las exigencias de la CEDA y de las organizaciones patronales.
- Se desmontaron las reformas sociales y laborales y, en agosto de 1935, se aprobó la ley para la Reforma de la Reforma Agraria.
- Gil Robles nombró a militares de dudosa fidelidad a la República para altos cargos.
- Se planteó una reforma constitucional en la que se revisaría la política religiosa. Estalló una crisis en el Partido Radical. Parecía la oportunidad esperada por Robles para gobernar, pero Alcalá-Zamora intentó crear un partido republicano nombrando presidente a Portela Valladares, disolvió las Cortes y convocó elecciones para febrero de 1936.
La victoria del Frente Popular
La campaña electoral fue tensa. Se produjo una polarización en torno a los bloques de izquierda y derecha. Los partidos de izquierda constituyeron en enero de 1936 una alianza: el Frente Popular. Los partidos de izquierda, socialistas y comunistas, presentaban un programa moderado que buscaba la liberación de los encarcelados tras la Revolución de 1934. Las derechas y el centro se presentaron desunidas. La CEDA consiguió pactos electorales en algunas provincias. Los monárquicos alfonsinos y los carlistas crearon el Bloque Nacional, dirigido por José Calvo Sotelo. Los resultados electorales arrojaron una victoria del Frente Popular.
El gobierno de Azaña
Alcalá-Zamora encargó a Azaña la formación del gobierno, compuesto por republicanos de izquierda. Se adoptaron medidas en cumplimiento del programa electoral.
- Se concedió una amnistía general.
- Lluís Companys fue puesto en libertad y volvió a ser presidente de la Generalitat.
- Se restableció la autonomía en Cataluña y se reanudó el proceso reformista.
- Los conflictos sociales del mundo rural aceleraron la reforma agraria: la presión de los sindicatos llevó a la ocupación de zonas de latifundio. Estos hechos fueron percibidos como una amenaza del orden social.
La crisis de la República
Esta crisis debilitó al gobierno republicano. Las Cortes destituyeron al presidente de la República, Alcalá-Zamora, y fue sustituido por Azaña, que intentó crear un gobierno de coalición de republicanos y socialistas presidido por Prieto. El mayor problema era la crisis económica. Entre mayo y junio se produjo una gran oleada de huelgas y manifestaciones. La debilidad del gobierno hizo que se viera desbordado por los conflictos y la violencia política. El PSOE y la CEDA contribuyeron a la inestabilidad de la República. En la izquierda triunfaban posiciones revolucionarias y en la CEDA sus juventudes pasaron a las filas de la Falange. Entre las derechas autoritarias, de las que Calvo Sotelo se había erigido en líder, se afianzó el discurso de la subversión y de la insurrección. Ante los enfrentamientos violentos, el gobierno detuvo a José Antonio Primo de Rivera y cerró sedes de la Falange.
La conspiración militar
La organización de la conspiración partió de militares de extrema derecha y de la Unión Militar Española, y se planificó tras el triunfo del Frente Popular. El gobierno trató de desarticular la trama golpista. A Franco se le destituyó como jefe del Estado Mayor y se le alejó a las Canarias; a Goded, a Baleares; y a Mola se le trasladó a Navarra. Se reunió en Madrid un grupo de generales que acordaron un alzamiento militar cuya jefatura quedaría en manos de Sanjurjo. La sublevación contó con el apoyo de monárquicos alfonsinos, carlistas y falangistas, y con las milicias armadas de la Falange Española de las JONS y del Requeté carlista. Mola se erigió en protagonista de la rebelión. Su plan consistía en una sublevación simultánea de las guarniciones de todo el país. El asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio aceleró el proceso. El 17 de julio comenzó la sublevación en las guarniciones del Protectorado de Marruecos y, al día siguiente, se sumaron las de la península. El fracaso del golpe de Estado originó el comienzo de la Guerra Civil.