La Guerra Civil Española: Evolución en las Dos Zonas y Consecuencias
El fracaso del levantamiento militar ocurrido entre el 17 y 18 de julio de 1936 resultó en un conflicto civil en España, enfrentando al Gobierno republicano legítimo con las fuerzas militares rebeldes respaldadas por sectores influyentes como la Iglesia.
El país quedó dividido en dos. El levantamiento tuvo éxito en Marruecos, donde Franco se trasladaría para ser líder de las tropas. También lo tuvo en Navarra con Mola y, por la decisión en el último momento de Queipo de Llano, en Zaragoza y Sevilla. Los sublevados intentaron avanzar hacia Andalucía pero no pudieron ya que la Armada seguía siendo fiel a la República. El gobierno republicano, debilitado, se vio obligado a organizar un nuevo ejército con milicias obreras. Franco realizó un puente aéreo para poder trasvasar sus tropas a Andalucía, lugar donde estableció su centro de operaciones.
En Barcelona, las milicias antifascistas resistieron ante los ataques militares, y en Madrid, los rebeldes fueron retenidos, siendo obligados a la rendición. Las compañías obreras propusieron dar armamento a la población y, a pesar de la resistencia inicial, el Gobierno terminó por ceder.
El bando republicano se encontraba en una situación de debilidad extrema, las fuerzas obreras asumieron la defensa en diversas regiones, mientras el Gobierno se trasladaba a Valencia, sin poder evitar los ajustes de cuentas y colectivizaciones, también en la propia ciudad.
En el bando rebelde, la muerte de Sanjurjo llevó a la formación de una Junta de Defensa Nacional, con Mola, Franco y Queipo de Llano como figuras destacadas. A medida que avanzaban por el territorio, impusieron una dura represión para evitar cualquier futura resistencia. Pero esta política de “tierra quemada” dio una oportunidad a la República de defenderse. Franco consolidó su poder, convirtiéndose en Generalísimo, jefe de Gobierno y finalmente jefe de Estado, autodeclarándose como caudillo. Para poder tener todo el poder, tuvo que calmar a los bandos rebeldes creando un partido único con sus fuerzas.
Apoyo Internacional y Derrota Republicana
Con el apoyo de Alemania e Italia, que se saltaron el pacto de no intervención, las fuerzas rebeldes avanzaron hacia la capital, aislando el norte. Mientras tanto, la República solo contaba con el respaldo de la URSS, en armamento y sustento económico, y de los apoyos de las Brigadas Internacionales. La República estaría ahora liderada por un Gobierno de Juan Negrín.
La batalla del Ebro fue decisiva, dividiendo el territorio republicano en dos y conduciendo a su derrota. Cataluña cayó, provocando un exilio masivo. Azaña optaba por firmar la paz mediante negociaciones mientras Negrín quería luchar hasta el final. Franco rechazó las negociaciones y exigió rendición incondicional, proclamando la victoria el 1 de abril de 1939.
Consecuencias y Represión
Aunque los enfrentamientos militares terminaron, la represión continuó bajo el régimen franquista, con ejecuciones sumarias, encarcelamientos y exilios. La reconciliación nacional fue rechazada, y la represión continuó durante toda la duración del régimen.
Comentario: Paz, Piedad y Perdón
El fracaso parcial del levantamiento militar de julio de 1936 sumió a España en una guerra que se extendió por tres años, enfrentando al gobierno legítimo de la República con los militares rebeldes. Desde el principio, los rebeldes tenían ventaja debido a su disciplina militar y control de la mayoría del armamento, exceptuando la flota, ya que la Armada permaneció leal a la República. Además, recibieron ayuda de Alemania e Italia, quienes ignoraron el Pacto de No Intervención europeo. Los avances, aunque graduales, siguieron la estrategia de desgaste de Franco, que le permitió consolidar su liderazgo en el bando rebelde. A principios de 1938, tras la ofensiva en Aragón, que dividió el territorio republicano y aisló a Cataluña y Madrid, algunos líderes republicanos consideraron que la guerra estaba perdida y buscaron una paz negociada.
El Discurso de Azaña por la Paz
El texto que estamos analizando es un discurso pronunciado por el presidente de la República, Manuel Azaña, desde el Ayuntamiento de Barcelona. Esta ciudad había acogido al Gobierno tras su traslado desde Valencia debido al avance de las tropas de Franco. En su discurso, Azaña intenta buscar la paz entre los españoles. Se trata de un documento histórico y una fuente primaria de carácter circunstancial, ya que forma parte del contexto histórico que describe. Aunque el público inmediato del discurso son los presentes en el evento, su audiencia final se considera que son todos los españoles. Además, se puede deducir que también está dirigido específicamente a las autoridades del bando militar, que tenían el poder para negociar la paz.
La idea principal del texto es la búsqueda de la paz, no la rendición de un bando sobre otro. Azaña sostiene que solo a través de la reconciliación se puede garantizar un futuro para España. Condena el sinsentido de la guerra y utiliza el perdón como medio para iniciar la reconstrucción de un país devastado por dos años de guerra. Sin embargo, no se refiere únicamente a la reconstrucción material, sino también a la reconstrucción moral necesaria para la convivencia. Para lograrlo, es necesario eliminar cualquier forma de represalia. Sin embargo, para la paz, Azaña establece una condición: debe ser una paz entre hombres libres, tienen que ser los españoles los que decidan sobre su futuro.
La Respuesta al Discurso y el Final de la Guerra
Como sabemos, el discurso de Azaña no fue bien recibido por el bando opuesto. Franco, a punto de lograr una victoria definitiva que eliminaría la amenaza de la república y la revolución, optó por consolidar su poder sobre España, ya bajo su control absoluto en el lado rebelde. Sin embargo, el llamamiento de Azaña tampoco encontró una respuesta favorable entre sus propios seguidores. Una vez más, como durante toda la guerra e incluso en el período republicano, los defensores de diferentes posturas estaban divididos. Mientras Azaña abogaba por buscar un acuerdo de paz, el Gobierno liderado por Juan Negrín, respaldado principalmente por el ParCom, optaba por la resistencia total. Negrín confiaba en que un conflicto a nivel europeo cambiaría el curso de la guerra en España.
Sin embargo, el conflicto en Europa se retrasó y las fuerzas militares rebeldes avanzaron. Antes de que finalizara el año, la República se enfrentaría a su última gran batalla en el enfrentamiento del Ebro. La derrota en esta batalla abriría las puertas de Cataluña a las tropas franquistas, lo que provocaría una oleada de exilio de miles de republicanos, incluido el Gobierno. Azaña nunca regresaría a España, falleciendo pocos meses después en Francia, y Negrín intentaría un último esfuerzo al regresar a Alicante, pero la resistencia no duraría mucho más. El 1 de abril, Franco anunció el final de la guerra con la victoria de sus tropas, marcando el inicio de un período de represión brutal que perduraría durante años, caracterizado por juicios injustos, ejecuciones, torturas y encarcelamientos hacia los opositores al nuevo régimen. Esta situación contrastaba con lo que Azaña había propuesto: el fin de la guerra había resultado en la imposición de un bando sobre el otro, y la reconciliación tendría que esperar hasta que desapareciera el dictador y su dictadura.
Carteles durante la Guerra Civil
La Guerra Civil Española fue un conflicto total que impactó a toda la población, donde ambos bandos emplearon todos sus recursos para derrotar al enemigo. Se desarrolló como un enfrentamiento a vida o muerte entre dos posturas irreconciliables, que trascendió el destino de España para involucrar a toda Europa en una lucha entre democracia y fascismo. En este contexto, la propaganda fue una herramienta crucial utilizada por ambas partes para conducir la guerra. A través de la propaganda, se difundieron mensajes para justificarse a sí mismos mientras se denigraba al enemigo, con el objetivo de animar a las tropas propias y desmoralizar a las contrarias, tanto militar como civilmente.
La Cartelería como Herramienta de Propaganda
Uno de los medios más destacados de propaganda fue la cartelería, aunque también se destacan las intervenciones radiofónicas del General Queipo de Llano desde Radio Sevilla.
Toca comentar dos ejemplos de la colección la Biblioteca Nacional, uno de cada lado. Se trata de dos documentos gráficos históricos que constituyen dos fuentes primarias, nos sirven para analizar los medios propagandísticos utilizados por los contendientes para ganar la guerra.
Mensajes y Simbología en los Carteles
El cartel del bando sublevado muestra referencias ideológicas cercanas al fascismo, presentando la guerra como una cruzada contra el comunismo y el ateísmo, destacando a España como líder espiritual mundial en la lucha contra estos. Por otro lado, un cartel de la República, firmado por las Brigadas Internacionales, representa a dos milicianos preparándose para defender la causa republicana, con símbolos como la estrella roja y el puño alzado.
La Guerra Civil Española: Un Conflicto Internacional
Ambos carteles reflejan la percepción de la guerra como un conflicto internacional, no exclusivamente español. La intervención de potencias extranjeras fue crucial, con Italia y Alemania apoyando al bando franquista y la Unión Soviética ayudando a la República. Este conflicto internacional se evidencia en el incumplimiento del Pacto de No Intervención por parte de Alemania e Italia, así como en la participación de la aviación italiana y alemana en el traslado de tropas y el bombardeo de Guernica.
Factores de la Victoria Franquista
El apoyo de los fascismos europeos al bando franquista, junto con la división interna en la República, contribuyó a la victoria final del franquismo. La convivencia entre los diferentes bandos dentro de la República no fue buena, lo que debilitó su resistencia frente al avance de las fuerzas rebeldes.