Reformismo Dinástico
El Fracaso del Primer Gobierno Regeneracionista
En 1899, la reina regente María Cristina otorgó su confianza para formar gobierno a Francisco Silvela. Se inició así una política reformista, se impulsó una política presupuestaria que aumentaba los tributos sobre los productos de primera necesidad y creaba nuevos impuestos para hacer frente a las deudas contraídas durante la guerra de Cuba.
Las Reformas de Maura y Canalejas
En 1902 subió al trono, al cumplir 16 años, el monarca Alfonso XIII. En 1903 murió Sagasta y alcanzó la jefatura del partido conservador Antonio Maura, mientras en el partido liberal se afianzaba José Canalejas. Esta nueva generación de políticos, influenciada por el regeneracionismo, impulsó los más importantes proyectos de reforma desde el interior del sistema. En 1904, el conservador Antonio Maura se convirtió en jefe de gobierno. Maura tenía un espíritu renovador y reformista, aunque siempre dentro de las ideas del conservadurismo. Maura procuró atraer hacia el régimen el nacionalismo moderado no republicano. En el terreno social, aprobó algunas leyes y creó el Instituto Nacional de Previsión. Pero la defensa del equilibrio social conllevó una actitud muy intransigente en el mantenimiento del orden público. La brutal represión que siguió a la revuelta fue la causa principal de la caída del gobierno conservador. En 1910, José Canalejas formó un nuevo gobierno liberal. Su programa proponía la modernización de la política. Abordó la reforma del procedimiento de financiación de la iglesia y profundizó en la separación de la iglesia y el estado. Finalmente, se promulgaron una serie de leyes encaminadas a mejorar las condiciones laborales, como la normativa sobre el trabajo de la mujer. Canalejas fue sensible al problema de las autonomías regionales. El gobierno liberal elaboró la Ley de Mancomunidades, que aceptaba la posibilidad de la unión de las diputaciones provinciales para hacerse cargo de la gestión de algunos servicios públicos.
De la Semana Trágica a la Huelga Revolucionaria (1909-1917)
El Conflicto Colonial de Marruecos
La Conferencia de Algeciras y el posterior Tratado Hispanofrancés establecieron un protectorado francoespañol en la zona de Marruecos. A España le correspondió el territorio de El Rif, una zona montañosa del norte, con la obligación de pacificarlo y organizarlo. La presencia española en esta área estuvo contestada por los continuos ataques rifeños, organizados en cabilas. Los rifeños infligieron una importante derrota a las tropas españolas en el Barranco del Lobo, ocasionando numerosas bajas. Se decidió entonces aumentar el número de protestas populares.
La Semana Trágica de Barcelona
La movilización contra la guerra se inició en el puerto de Barcelona el día 18 de julio. El día 24 se constituyó un comité de huelga. Esa huelga derivó en una revuelta popular. Las autoridades respondieron declarando el estado de guerra. El elevado número de muertos y heridos radicalizó el movimiento insurreccional, pero la falta de dirección y coordinación políticas derivó hacia la acción incontrolada de grupos que actuaban sin objetivos claros. La represión posterior fue muy dura por parte del gobierno de Maura. La represión de la Semana Trágica levantó una oleada de protestas. La oposición a Maura, bajo la fórmula común ‘¡Maura no!’, consiguió que Alfonso XIII disolviera las Cortes.
El Impacto de la Guerra
En 1914, estando al frente del gobierno el conservador Eduardo Dato, se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, que enfrentó a los llamados Imperios Centrales con las potencias aliadas y en la que intervinieron otros muchos países. Dato declaró de inmediato la neutralidad española, manteniendo el país fuera del conflicto y evitando el grave desastre que hubiera significado para la población.
La Crisis de 1917
En 1917 (febrero) había caído el zarismo en Rusia y en octubre se producía la Revolución Bolchevique. El descontento militar y la conflictividad social provocaron una protesta generalizada de carácter antigubernamental.
La Protesta Militar
El ejército español presentaba un número excesivo de oficiales. Además, la inflación había hecho disminuir el valor real de los ya bajos salarios militares. El fuerte descontento entre los oficiales de baja y media graduación desembocó en las Juntas de Defensa, asociaciones de militares, la primera nacida en Barcelona, que se extendieron por la mayoría de las guarniciones peninsulares. Las Juntas reclamaban un aumento salarial y se oponían a los ascensos por méritos de guerra, reivindicando la antigüedad como único criterio. El Manifiesto de junio de 1917 culpaba al gobierno de los males del ejército y del país, y hacía un llamamiento a la renovación política utilizando un cierto lenguaje regeneracionista.
La Crisis Política
El gobierno conservador de Dato había sido sustituido por un gabinete liberal presidido por el Conde de Romanones, que continuó con las viejas prácticas de corrupción y ante las quejas decidió cerrar las Cortes. Dato volvió a asumir la jefatura del gobierno y una representación de diputados de la oposición reclamó la reapertura de las Cortes. El gobierno se negó y declaró el estado de excepción y aumentó la censura de prensa. El movimiento parlamentario no tuvo continuidad y desapareció sin haber conseguido la reforma constitucional.
Una Huelga General Revolucionaria
En 1917, las centrales sindicales CNT y UGT acordaron firmar un manifiesto conjunto para contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. La tensión estalló a raíz de un conflicto ferroviario en Valencia y la UGT, con el apoyo del PSOE, decidió llamar a la huelga general. La huelga tuvo una incidencia muy desigual, apenas contó con la participación de los sectores campesinos. La reacción del gobierno fue básicamente represiva: se declaró la ley marcial. La huelga general fracasó y no consiguió contar con el apoyo de amplios sectores, pero debilitó aún más el régimen y radicalizó a la oposición. En los años siguientes, el sistema político de la Restauración entró en su crisis definitiva.