El Barroco
Las posturas que el autor barroco adopta oscilan entre:
- La protesta
- La angustia íntima
- La evasión o la diversión
- El conformismo
- Desarrollo del teatro.
Se cultivaron los temas de la poesía anterior como el amor relacionado con la mitología y la naturaleza, aunque se utilizan de forma intensa los recursos lingüísticos. Su núcleo gira en torno al concepto de desengaño, sentimiento propiciado por la crisis del siglo. Las actitudes vitales que se vuelcan en las obras:
- El mundo carece de valor, es un caos en el que ser humano está perdido.
- La vida es conflicto, contradicción.
- La vida es una ilusión.
- La vida es solo un ir muriendo: la obsesión por la muerte.
La literatura barroca española abarca dos vertientes, en contraste:
- Desengaño ascético, pesimismo.
- Materialismo pronunciado.
Estilo Barroco
Abandona la claridad y naturalidad; supone una compleja elaboración, pues se llevan al límite las posibilidades de la lengua a través de creaciones léxicas, retorcimientos sintácticos, metáforas, antítesis y paradojas. Se abandonan las normas clásicas:
- Exageración: todo es extremado.
- No se aspira a la elegancia y naturalidad, sino que se carga de retorcimiento y tensión.
- Expresión condensada: alambicadas agudezas, retorcidas metáforas.
- Uso de antítesis, paradojas y oxímoros: la tendencia a los contrastes.
- Revitalización de las letrillas, romances y villancicos. Las formas métricas siguen siendo como el siglo anterior, como los temas y los géneros, pero se incluyen las formas más populares y las más cultas.
- Se busca lo nuevo.
Todo ello oscurece la comprensión: está dirigida a un público culto, repleta de cultismos léxicos, hipérbatos y referencias mitológicas. No se pretende presentar una realidad bella sino:
- Sustituir la realidad por un mundo de belleza superior, creado.
- Deformar la realidad hasta convertirla en caricatura.
Culteranismo
El objetivo es crear un mundo de belleza a partir de los sentidos. Recoge con más acierto la herencia renacentista y su idealización de la belleza, aunque transforma los temas y emplea los recursos estilísticos con exageración. Se vale de audaces metáforas y de un lenguaje muy culto. La metáfora ocupa el primer plano de la poesía culterana. El carácter culto de su lenguaje se acentúa con la aparición desbordante de neologismos y latinismos; ambos procedimientos léxicos apartan el texto de las formas de la lengua general. Algunos de estos cultismos, empleados por Góngora, se asentaron. Un procedimiento culto que oscurece la comprensión es el hipérbaton. Las alusiones mitológicas salpican los versos y trasladan la poesía a un mundo irreal. No interesa el asunto tratado sino el efecto estético creado, adornado de matices sensoriales.
Conceptismo
El fundamento son las asociaciones ingeniosas de ideas o palabras, conceptos. Sutileza del pensar y la agudeza del decir. Se busca la densidad expresiva. Este estilo parte del lenguaje habitual, la lengua común, y lo retuerce para crear términos nuevos, o nuevos significados, con unas construcciones sintácticas igualmente sacudidas. Se suele basar en juegos verbales conseguidos a través de:
- El doble significado de un término, los equívocos, polisemias.
- La semejanza fonética de vocablos (paronomasia).
- La contraposición de palabras y las figuras retóricas de pensamiento (paradoja, oxímoron, antítesis).
- La contraposición de frases (retruécano).
Poesía Satírico-Burlesca
Culteranos y conceptistas se entregaron por igual a la poesía burlesca, que se complace en deformar la realidad hasta presentarla con un aspecto ridículo. Es la orientación opuesta a la de embellecer y estilizar la realidad, pero se siguen los mismos procedimientos de lenguaje y estilo. Prefiere aludir a la actualidad en vez de a la mitología. Góngora empleaba en sus composiciones festivas muchos recursos propios de su poesía culta. El léxico acude a la caprichosa invención de términos. Predominan, además de las agudezas, el juego de palabras, el chiste y el doble sentido.
Góngora. Poesía de Arte Menor
Góngora, en su primera etapa, hace uso de hipérboles, dilogías, paronomasias… Se trata de romances y letrillas con motivos que van de lo lírico-amoroso y religioso a lo burlesco, como las que dirige contra Quevedo o Lope de Vega. Se incluye aquí también un complejo poema en romance de tema mitológico, la Fábula de Píramo y Tisbe, de la última etapa gongorina; funde el tono elevado y metafórico con el de más baja expresión, parodia de esta fábula latina. Las letrillas oscilan entre lo sentimental y lo satírico. Los romances se encuadran en los temas morisco, amoroso, burlesco o algunos otros; alguno de ellos lleva estribillo.