La Revolución Liberal en el Reinado de Isabel II
1. La Guerra Civil: La Primera Guerra Carlista (1833-1839)
Las causas fueron:
- La cuestión sucesoria: Fernando VII murió el 29 de septiembre de 1833. Dos días después, su hermano Carlos María Isidro, a través del Manifiesto de Abrantes, reclamaba el trono como Carlos V. Carlos María Isidro se consideraba legítimo sucesor de la corona en virtud de la Ley Sálica. Pero esta ley quedaría derogada con la promulgación por parte de Fernando VII de la Pragmática Sanción (1830), por lo que la corona correspondía a su hija Isabel.
- El enfrentamiento ideológico entre los isabelinos, defensores del liberalismo moderado, y los carlistas, defensores del absolutismo y del mantenimiento de los fueros y privilegios tradicionales.
Los carlistas eran partidarios del absolutismo monárquico, la defensa de la religión y los fueros.
Los isabelinos contaron con el apoyo de parte de la nobleza, el funcionariado, las altas jerarquías de la Iglesia, altos mandos del ejército, la burguesía y la clase popular urbana.
El carlismo recibió ayuda de potencias absolutistas (Rusia, Prusia y Austria) y los liberales de potencias constitucionales (Francia, Inglaterra y Portugal).
La guerra comienza con la insurrección del País Vasco, Navarra y el Maestrazgo, donde los carlistas obtienen varias victorias. La muerte del general carlista Zumalacárregui y la intervención del general Espartero inclinaron la balanza a favor de los isabelinos.
El general carlista Maroto firmó un acuerdo llamado el Abrazo de Vergara (1839) con el liberal Espartero. Esto no fue aceptado por Don Carlos, alargándose la guerra un año más en el Maestrazgo hasta 1839, cuando Cabrera se vio obligado a cruzar la frontera con Francia.
Las consecuencias más importantes de la guerra carlista fueron que la monarquía se inclinó hacia el liberalismo, los militares cobran un gran protagonismo y los gastos de la guerra obligaron a recaudar fondos mediante la desamortización de las tierras de la Iglesia.
2. La Construcción del Estado Liberal: El Papel del Ejército y los Partidos Políticos
Durante el reinado de Isabel II, la política va a depender del equilibrio entre la corona, el ejército y los partidos liberales. El ejército va a tener una presencia constante en la vida política. Los militares asumirán la dirección política del país. Este sería el caso de los generales Espartero, Narváez, O’Donnell, Serrano y Prim. Los partidos políticos eran:
- Moderado: representado por terratenientes, grandes comerciantes e intelectuales conservadores, la vieja nobleza, el alto clero y los altos mandos militares. Defendía la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, otorgando al rey el poder de nombrar jefe de gobierno y de disolver las Cortes.
- Progresista: formado por grupos de la burguesía. Partidarios de la soberanía nacional, menor poder para la corona, fortalecen el poder de los ayuntamientos, sufragio censitario, defensores de la libertad de prensa y limitación de la Iglesia.
- Demócrata: nace en 1849 de una división del partido progresista. Defienden el sufragio universal masculino, la ampliación de las libertades públicas, la separación de la Iglesia y el Estado, la intervención del Estado en la enseñanza, la asistencia social y la fiscalidad ciudadana.
- Laboral: aparece en 1854, donde se agrupaban los más moderados del partido progresista y lo más avanzado del partido conservador y pretenden ser la opción centrista entre los dos partidos.
3. La Evolución Política Durante el Reinado de Isabel II
3.1 La Regencia de María Cristina de Borbón (1833-1840)
Tras la muerte de Fernando VII, María Cristina fue nombrada regente. Martínez de la Rosa, tras aprobar el Estatuto Real, renunció por falta de apoyo. La presión progresista llevó a la regente a llamar a Juan Álvarez Mendizábal, quien implementó reformas como la ley de libertad de prensa y la desamortización de bienes eclesiásticos. Durante su breve mandato, Mendizábal implementó reformas significativas para España; estas incluyeron la promulgación de la ley de libertad de prensa, la reorganización de la Milicia Nacional…
En mayo de 1836, Mendizábal dimitió debido a discrepancias con la regente. Ella nombró un gobierno más moderado, lo que provocó una nueva insurrección progresista en el verano de 1836, destacando el motín de la Guardia Real en el palacio de la Granja. Esto llevó a la regente a restaurar la Constitución de 1812 y formar un nuevo gobierno presidido por José Calatrava.
María Cristina dimitió; entonces designaron al general Espartero como regente.
3.2 La Regencia del General Espartero (1840-1843)
Este consolidó un régimen de liberalismo autoritario respaldado por el ejército. Disolvió las Juntas Revolucionarias y convocó nuevas elecciones que favorecieron a los progresistas. Gobernó de manera autoritaria, ignorando las Cortes y reprimiendo las protestas, lo cual le hizo perder apoyo.
Durante su regencia se ampliaron las medidas de desamortizaciones iniciadas por Mendizábal.
El levantamiento de la burguesía y las clases populares de Barcelona contra la supresión del arancel al algodón inglés llevó a Espartero a bombardear la ciudad, alienando a Cataluña y parte del progresismo. Espartero dimitió como regente tras el pronunciamiento de Narváez y las Cortes declararon mayor de edad a Isabel II.