El Navarro-Aragonés: Historia, Características y Evolución

El Navarro-Aragonés: Fablas

• El romance navarro-aragonés medieval se ha mantenido en los valles del Pirineo central (Ansó, Hecho, Aragüés, Lanuza, Biescas, Sobrarbe y Ribagorza).

• Este dialecto o conjunto de hablas (o fablas) está limitado fundamentalmente al ámbito campesino.

• Esta influencia del dialecto navarro-aragonés conforma la variedad oriental o aragonesa del castellano, que es la que se habla en Aragón y zonas limítrofes.

• Para explicar su situación, hay que partir de la Reconquista, que tuvo varias etapas:

  1. Organización en los núcleos principales al pie de los Pirineos (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza), núcleos de pastores trashumantes que tuvieron relación con el sur de Francia.
  2. Reconquista del Valle del Ebro, con ayuda del otro lado de los Pirineos, con mozárabes y campesinos árabes sometidos.
  3. A partir de 1137 hubo una prolongada influencia catalana que fue sustituida por la de Castilla.

• Las hablas pirenaicas, carentes de unidad entre sí, se diferenciaron desde el principio con las del Valle del Ebro.

• Contacto con otras lenguas y hablas:

  1. Con el vasco, en las tierras fronterizas con Navarra.
  2. Con el castellano, por el sur y oeste, desde Soria, Cuenca y Guadalajara.
  3. Con el valenciano, por el noroeste de Teruel.
  4. Con el catalán, por el este.
  5. Estas dos últimas influencias han creado las hablas de transición.

• La castellanización de las tierras bajas aragonesas se remonta al siglo XV.

• Las variedades pirenaicas se mantuvieron en dominios aislados.

• Como dialecto del latín, mantiene algunos rasgos comunes con las hablas castellanas peninsulares, sobre todo con el leonés.

• El período mejor testimoniado del aragonés medieval comprende el período 1336-1387, en la que el trono fue ocupado por Pedro IV el Ceremonioso, que se preocupó mucho por los libros y la transmisión del saber. Bajo su auspicio se tradujeron libros históricos, y entre 1369 y 1372 se redactó primero en latín, y después se tradujo al catalán y el aragonés, la célebre Crónica de San Juan de la Peña, calificada por algunos autores como “la fuente narrativa más completa e importante de la historiografía medieval aragonesa”.

• Los testimonios en navarro medieval son algo más escasos que los escritos en aragonés medieval:

  1. Del 1310 data una copia navarra del Cantar de Roncesvalles.
  2. Del siglo XV, el Cancionero de Herberay des Essarts (1461-1464), compuesto en la corte de Leonor I de Navarra, aunque sólo uno de los autores presentes en esa compilación, Carlos Arellano, era navarro.
  3. Más abundantes son las obras de contenido histórico, que aparecen ya muy castellanizadas, como la Crónica de 1405 de García López de Roncesvalles, la Crónica general de España de Fray García de Eugui y algunas versiones bíblicas romanceadas.
  4. Una obra importante es la Crónica de los Reyes de Navarra de Carlos de Aragón, príncipe de Viana (1421-1461).

Práctica Navarro-Aragonesa: Características Lingüísticas

Consonantismo:

  1. Conservación de la f- latina en algunas palabras: fabas, farina.
  2. Mantiene los grupos cl-, fl-, pl-: clamar (llamar), flamarada (llamarada), planu (llano).
  3. Conserva la g- inicial latina o palatalización en algunas zonas que se pronuncia ĉ o prepalatal fricativa sorda: mi germano / mi xermano / mi chermano.
  4. Conserva las consonantes sordas intervocálicas: apicula > apella, capitia > capeza.
  5. Conserva las consonantes sonoras intervocálcas: radere > rader.
  6. Conserva en grupo –ns-: ansa.
  7. Sonorización de las oclusivas sordas tras nasal, r o l: campu > cambu, altu > aldo.
  8. Los grupos consonánticos latinos que en castellano dieron j, en aragonés dan ll, como las demás variedades románicas peninsulares: vetulu > viello.
  9. El grupo /ks/, representado en latín por una x gráfica, evolucionó hasta un sonido parecido al de la ch francesa (buxu > boxu, “boj”) y un sonido africado (undecim > ontse).
  10. Evolución de los grupos consonánticos latinos –kt- y –ult- a –it-: pectu > peito.

Vocalismo:

  1. Diptongación de o y e abiertas y acentuadas en ué/uá e ié/iá, incluso ante yod: folia > fuella (hoja), herba > hiarba (hierba), nova > nuava, terra > tiarra, tempus > tiampo.
    • El sufijo –ellu de diminutivo (en castellano, –illo) en aragonés se queda en el paso intermedio, posterior a la diptongación, –iello.
    • Diptongación de formas del verbo ser: es > yes, est > ye, erat > yera.
  2. Tendencia a perder la vocal final, lo que provoca muchos finales de palabra en consonante, sobre los que se hacen los plurales añadiendo una -s: -ns, -ls, -rs…
  3. Pérdida de la -e final (también se da en catalán): ment(e), adelant(e), bland(o).

Morfosintaxis:

  1. Sistema verbal complejo:
    • Imperfectos en –eba/-iba: teneba, dormiba.
    • Pretéritos perfectos simples en –on: dijon (=dijeron), dión (=dieron).
  2. Artículos:
    • Masculino: o, lo, ro.
    • Femenino: a, la, ra.
  3. Partículas propias:
    • Encara = aún.
    • Ta, enta = hacia.

• El léxico varía según zonas: el Pirineo, arabismos, términos prerromanos propios y voces comunes con el gascón y el catalán.

• El castellano histórico que se habla en Aragón, posee una serie de rasgos característicos:

  1. Los pronombres yo, tú (sujeto) usados con preposición: con tú (contigo), pa yo (para mí).
  2. Metátesis consonántica: probe (pobre), pedricar (predicar).
  3. Diminutivos en –ico (ratico) y en –ta (moceta).
  4. Entonación claramente ascendente y tendencia a alargar la vocal final.
  5. Tendencia en alguna zona a convertir las palabras esdrújulas en graves: arboles (árboles), pajaros (pájaros).
  6. Abundante empleo de la palabra pues.