El Imperio Zarista y la Revolución Rusa de 1905

Un imperio multiétnico

El imperio zarista era un conglomerado de pueblos, lenguas y religiones controlado por un grupo predominante, el ruso. La autoridad zarista impuso una política de centralización administrativa y de rusificación, es decir, de asimilación forzosa de la cultura rusa oficial. Esta postura cristalizó en la obligatoriedad de hablar y escribir la lengua rusa, o de profesar de manera forzosa la religión ortodoxa. Tales imposiciones aumentaron el descontento en muchas zonas, como el Cáucaso, donde convivían varias nacionalidades con lengua propia, o Polonia donde la población era mayoritariamente católica.

Los inicios de la oposición política

Paulatinamente se abrieron paso en Rusia grupos políticos que protagonizaron los cambios acontecidos que llevaron a la desaparición del sistema autocrático zarista. Los más importantes fueron: la minoría burguesa urbana, partidos socialistas revolucionarios que representaban los intereses del campesinado ruso, y el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso surgido desde postulados marxistas y dirigido a los obreros industriales y a los sectores intelectuales. Se produjo en dos corrientes: los mencheviques, socialistas moderados dispuestos a colaborar con los sectores burgueses para acabar con la autocracia zarista e instaurar un régimen constitucional, y los bolcheviques, representantes de los sectores más radicales del socialismo y planteaban una aplicación inmediata del ideario revolucionario, su líder Lenin.

Revolución de 1905: las causas

En 1904 los rusos se enfrentaron a los japoneses por el control de Corea y Manchuria, en 1905, la flota rusa fue hundida en Port Arthur y el zar tuvo que firmar una paz desfavorable con los japoneses. Esto desencadenó las revueltas de 1905 en Rusia.

En Japón, hasta entonces una potencia pequeña y casi desconocida, venció a la todopoderosa Rusia, descubriendo la verdadera naturaleza de un sistema absolutista incapaz de enfrentarse a los retos de la guerra moderna.

Los sectores privilegiados del zarismo

La nobleza, los latifundistas, la iglesia ortodoxa, el ejército y los funcionarios presionaban para mantener la guerra.

Surgieron voces demandantes de reformas políticas de corte liberal; la burguesía urbana pedía una democratización de Rusia mediante la creación de un parlamento o Duma y la legalización de los partidos políticos.

Al conflicto político se le sumó el social, ya que aumentaron las protestas campesinas y los conflictos de los trabajadores urbanos. Proliferaron las protestas de las distintas nacionalidades, que vieron en la debilidad zarista una oportunidad para lograr el reconocimiento de sus derechos. Una profunda crisis económica.

El inicio de la revolución: el Domingo Sangriento

El 22 de marzo de 1905, el papa encabezó una protesta multitudinaria, compuesta fundamentalmente por campesinos, mujeres y niños. La muchedumbre se dirigió al Palacio de Invierno. La respuesta oficial fue una dura represión en la que fallecieron decenas de manifestantes y que es conocida como el Domingo Sangriento. Las protestas se extendieron por todo el imperio, en un clima de descontento generalizado que preparó las condiciones para el estallido revolucionario de 1905.

La Revolución de 1905

Proliferaron las huelgas y protestas en diferentes ámbitos. La tripulación del acorazado Potemkin se sublevó ante las órdenes de sus oficiales de bombardear la ciudad de Odessa, a orillas del Mar Negro; por ejemplo, se extendió a otras unidades del ejército. Las protestas se extendieron a los centros industriales en forma de organización comunitaria, los soviets eran consejos de trabajadores con capacidad de decisión y organización, que funcionaban mediante la elección de representantes directos de cada uno de los centros de trabajo incorporados a la protesta.

La Revolución de 1905 fue liderada por el Soviet de San Petersburgo, en el que destacó el revolucionario socialista León Trotsky. Ante la situación creada, el zar acabó aceptando las propuestas de su ministro principal, el conde Witte, y promulgó un decreto imperial, conocido como Manifiesto de Octubre; se reconocieron las libertades civiles básicas, se concedió representatividad a la Duma y sus integrantes serían elegidos por sufragio universal.

Las medidas aprobadas por el zar parecieron apaciguar los ánimos, pero los bolcheviques difundieron un nuevo texto, el llamado Manifiesto de las Finanzas, en el que denunciaban las concesiones de Nicolás II.

La Revolución de Febrero a Octubre

Pese al fracaso final, el ensayo revolucionario de 1905 resultó decisivo para la formación de las fuerzas políticas claves en la revolución de 1917.

El clima revolucionario

Fueron consolidándose las condiciones necesarias para que esta se consumase: las bajas de soldados rusos durante la Primera Guerra Mundial, la falta de abastecimiento y el carácter anticuado de la tecnología militar, la propaganda bolchevique a favor de la retirada de la guerra, la población civil empezó a sufrir el desabastecimiento feroz de una guerra que se tragaba todos los recursos humanos y materiales disponibles.

La Revolución de Febrero, el fin del zarismo

Las huelgas y protestas de 1905 volvieron a reproducirse en febrero de 1917: al finalizarse el mes, la situación en la ciudad de Petrogrado, llamada San Petersburgo hasta 1914, escapaba al control del zar, pues la huelga general convocada por los obreros terminó siendo apoyada por los soldados. Se extendieron los soviets obreros a los que se unieron las asambleas de soldados, mientras que la Duma, controlada por los partidos liberales y por los mencheviques, estableció un gobierno provisional presidido por el príncipe Lvov. Soviet y Duma acordaron que Kerensky fuese nombrado presidente del gobierno.

Las reformas fallidas del Gobierno Provisional

Al frente del Gobierno Provisional, Kerensky intentó emprender un proceso de reformas moderadas, pero tuvo que enfrentarse a numerosos problemas:

– La guerra continuaba y frente a las deserciones y la insubordinación.

– El hambre aumentaba y las ocupaciones de tierra.

– Ciudades como Petrogrado quedaron bajo el control de los soviets, que se extendieron por toda Rusia e incorporaron a obreros, campesinos y soldados.

Kerensky trató de controlar a los soviets, pero la decisión del Gobierno Provisional de continuar la guerra provocó su pérdida de influencia. Lenin promulgó sus tesis de abril, con unas sencillas consignas: ‘paz, pan y tierra’. El enfrentamiento entre soviets y gobierno se radicalizó y los líderes bolcheviques fueron perseguidos.

La inmovilización de los obreros y los soldados bolcheviques. Trotsky, nuevo presidente soviético de Petrogrado, formó el Comité Revolucionario Militar del Soviet, mientras Lenin regresaba clandestinamente de su exilio en Finlandia.