Guía de Lectura: Párrafos
1. Criterios para Reconocer el Progreso de la Razón
Cuando un saber se ve continuamente obligado a rehacer su camino y a plantearse todas sus cuestiones, entonces se puede afirmar que no ha encontrado la seguridad de la ciencia. Resulta ser un mérito para la propia razón intentar averiguar cuál haya de ser el camino de ese saber, aunque para ello tenga que abandonar antiguas pretensiones.
2. La Lógica ha Hallado la Seguridad
Empiezan las comparaciones. La Lógica, por sus características, es un saber seguro y fiable que, desde Aristóteles, no avanza ni retrocede. Las ampliaciones que algunos autores han querido introducirle, más que mejorarla lo que hacen es desvirtuar su objetivo. Las intromisiones en el terreno de la lógica han sido psicológicas (sobre las cualidades del alma que conoce), metafísicas (del conocimiento; sobre el origen del conocimiento (racionalistas y empiristas) y antropológicas (vicios humanos en el conocimiento). Materias que nada tienen que ver con la Lógica pura. La Lógica es el conjunto de reglas formales del pensar y sólo se ocupa de la forma y rectitud del pensamiento.
3. Razón de la Perfección de la Lógica
Al no ocuparse de la realidad, la Lógica sólo está obligada a tratar consigo misma, lo que facilita su propia tarea. La Lógica sólo se ocupa de la forma del entendimiento, pero no de objetos. Esa facilidad desaparece cuando la razón, además, tiene que ocuparse de objetos. Todas las ciencias presuponen la Lógica (en cuanto a la rectitud y coherencia de sus pensamientos), pero, además, tienen que buscar la causa de sus conocimientos materiales.
4. Distinción entre Conocimiento Práctico y Teórico
En todas las ciencias se dan 2 tipos de a priori:
- (a) Su definición y concepto, que le viene dado (con anterioridad a su desarrollo). Es el conocimiento teórico de la razón.
- (b) La posibilidad de hacer aplicables los conocimientos teóricos que se tienen. Es el conocimiento práctico.
De cada una de estos 2 conocimientos (el teórico y el práctico) se ha de hacer una exposición pura, que sea únicamente la determinación totalmente a priori de su objeto, sin que en ella se mezclen otras fuentes del conocimiento.
5. La Matemática y la Física son Conocimientos Teóricos
La Matemática es un conocimiento estrictamente conceptual, que determina sus objetos a priori. La Física, en una de sus partes, también determina sus objetos a priori, pero necesita de otras fuentes.
6. Descubrimiento del Método Matemático
En un momento de la historia, sin que sepamos cuándo, la Matemática precisó su método: fue capaz de obtener a priori, sin ayuda de la experiencia, las propiedades de lo que pensaba. Anteriormente (entre los egipcios), había sido un saber experimental, basado en figuras concretas. La revolución, ya con los griegos, se produce cuando alguien, quizá Tales de Mileto, se da cuenta de que es capaz de “concebir un concepto” aritmético o geométrico y que puede deducir, sólo a partir de su propia idea, las propiedades que tiene.
7. Un Precursor del Método Experimental
En la ciencia natural (Física) su fundamento se halla más cercano: fue Bacon de Verulamio el pionero de su método. Es un conocimiento basado en principios empíricos.
8. El Descubrimiento del Método Experimental
Una revolución en la ciencia natural equivalente a la de la Matemática es clara en los trabajos de diversos autores: Galileo, al hacer rodar las bolas por un plano inclinado; Torricelli, cuando averigua el peso del aire; Stahl, en química, al transformar metales en cal y viceversa, descubren que la Naturaleza reproduce y contesta lo que se le pregunta; es decir, descubren que hay que acudir a la Naturaleza, pero con experimentos anteriores, con un plan previo que contiene las condiciones conceptuales que ellos mismos habían establecido (aunque apoyados en la experiencia). Las observaciones casuales, porque no tienen la cohesión de los principios, no llevan a ninguna parte. La razón sólo es capaz de descubrir algo en la Naturaleza cuando tiene un plan que le permite reconocer fenómenos y planificar experimentos (bajo ese mismo plan).
9. La Metafísica aún no ha Encontrado su Método
La Metafísica, razón especulativa, no aliada de la experiencia, no ha emprendido aún el camino seguro de la ciencia. La Metafísica, hasta el momento, ha tenido que hacer y rehacer constantemente su camino, por lo que se ha convertido en el territorio de mil polémicas (racionalistas y empiristas) que en nada la benefician.
10. ¿Es Imposible que la Metafísica Pueda Hallar el Seguro Camino de la Ciencia?
¿Qué le ocurre a la Metafísica, frente a otros saberes, que no es capaz de aunar sus esfuerzos ni avanzar en sus conocimientos? La razón nos impulsa, naturalmente, hacia esa búsqueda y, nos abandona. Si se inicia un nuevo intento, ¿qué señales se tendrán de haber logrado el éxito?
11. Intento de Cambio en el Procedimiento de la Metafísica: La Revolución Copernicana
Dado el éxito alcanzado en la Matemática y en la Ciencia natural parece aconsejable imitarlas, al menos como un ensayo, en lo que respecta al método. En la Metafísica siempre se ha supuesto que los objetos determinaban nuestros conocimientos, aunque decía que le resultaba posible establecer sobre ellos algún conocimiento a priori. ¿Será conveniente intentar lo contrario y ver si son los objetos los que deben conformarse a nuestra forma de conocer, lo cual concordaría mucho mejor con la posibilidad de saber algo a priori de ellos? Así le ocurrió a Copérnico cuando invirtió las posiciones de los astros al no ser posible dar una explicación adecuada de sus movimientos con las explicaciones tradicionales. En la Metafísica se puede intentar hacer lo mismo por lo que respecta a la intuición (percepción sensible) de objetos. De un objeto (sensible) se puede conocer algo a priori si se le imponen las condiciones propias del modo humano de conocer, lo cual no podría ocurrir si el conocimiento tuviera que regirse sólo por lo que el propio objeto nos informara de sí mismo. Si, por contra, nos dirigimos hacia el objeto sabiendo cuales son las condiciones de nuestra intuición (de nuestra facultad o capacidad de percibir sensiblemente los objetos) sí que se puede saber a priori algo de él. Como en el camino del conocer no nos detenemos en las intuiciones (sensibles), sino que se buscan conocimientos superiores y más generales, se hace preciso referir estas intuiciones sensibles a un nivel superior. En este 2º nivel, como en el anterior, o se acepta que todo conocimiento (los conceptos) se origina en la experiencia (con lo cual no se podría conocer a priori nada de él) o se acepta que para conocer algo a priori hay que presuponer otras condiciones ajenas (a priori; las categorías) a la propia experiencia. Incluso la misma experiencia es un conocimiento que no sólo requiere de objetos (sensibles) sino también del entendimiento (con sus propias reglas, que se han de suponer en el sujeto y son a priori con relación a la experiencia) para comprenderla e interpretarla. Los objetos que sólo son pensados y nunca se dan en la experiencia, en los que sólo conocemos de ellos lo que nosotros mismos ponemos en ellos, son una prueba definitiva para este nuevo método: reconocer que sólo se puede conocer algo a priori si el sujeto cognoscente pone algo en ellos.
12. Consecuencias de Aplicar el Nuevo Método a la Metafísica
Este nuevo método le conviene a la Metafísica en su 1ª parte porque se ocupa de las condiciones que hacen posible la experiencia. Por lo tanto es:
- (a) la averiguación de la posibilidad de cualquier tipo de conocimiento por sus elementos a priori.
- (b) el establecimiento de los elementos a priori que concurren en las ciencias experimentales de la Naturaleza, que son los que hacen posible su “forma” de conocimiento científico.
Ahora bien, esto significa que no es lícito traspasar el ámbito de la experiencia, por lo que no le conviene a la 2ª parte de la Metafísica, que precisamente va más allá de la experiencia. Nuestro conocimiento, aunque a priori, no puede ir más allá de la experiencia, dejándonos en un total desconocimiento de la cosa en sí. Todo conocimiento siempre se refiere a fenómenos y desconoce las cosas en sí. Sólo podemos suponer su existencia, pero nunca conocerla. Es la razón quien impulsa al ser humano a traspasar los límites de la experiencia porque ansía conocer lo incondicionado (lo absoluto). Si la razón aspira ser un conocimiento incondicionado es cuando aparecen sus contradicciones puesto que todo conocimiento posible siempre es un conocimiento condicionado. Las contradicciones desaparecen cuando caemos en cuenta de que sólo podemos conocer lo que nos representamos sensiblemente. Por lo tanto, el objeto de la Metafísica no son los fenómenos ni la experiencia sino cosas en sí. Esto significa que el conocimiento que ofrece la Metafísica es de cosas desconocidas para nosotros. Después de negarle a la Metafísica especulativa toda posibilidad de aportar algo al conocimiento (teórico; la ciencia) porque se ocupa de lo suprasensible, habrá que ver si el ámbito del conocimiento práctico (moral, ética) es el adecuado para lo incondicionado donde, libremente, se pueden traspasar los límites de la experiencia, según el deseo de la razón y de la Metafísica. Esta ampliación es posible gracias al nuevo método empleado.