La producción manufacturera
La industria era muy escasa y orientaba casi toda su producción hacia los mercados locales. El tipo de industria predominante era el taller artesanal situado en la ciudad, bajo regulación gremial, con pocos trabajadores y sin máquinas. A lo largo del siglo, se desarrolló la industria rural. En algunas zonas se generaron las bases para la industria moderna (protoindustria), pero no siempre ocurrió así y muchas no desarrollaron procesos industrializadores. La política económica de tipo mercantilista seguida por los Borbones pretendía lograr un mayor nivel de autoconsumo industrial.
Estrategias
La aplicación de medidas proteccionistas para fomentar las manufacturas nacionales y evitar la salida de capitales al exterior.
La creación de manufacturas públicas, las denominadas Reales Fábricas. Se trataba de grandes talleres dedicados a producir bienes de lujo que tenían en la corte su principal cliente. Otras se dedicaron al suministro de equipos militares.
En el reinado de Carlos III
se impuso una política económica con rasgos del liberalismo. El balance de estas políticas industriales fue desigual. Por un lado se mejoró la cantidad y la variedad de producción y hubo una implicación del estado en este sector; pero, por otro, la escasez de materias primas y la poca demanda impedían el avance de las manufacturas.
La expansión manufacturera se extendió por toda España, solamente generó dinámicas industrializadoras en Cataluña. Allí, una agricultura y una industria especializadas en la vid y la producción de aguardiente, junto a una industria rural lanera. Las prohibiciones de importar tejido de algodón facilitaron la creación de fábricas en Cataluña de tejidos de algodón. Se dirigía al mercado español, interior y colonial, y se benefició de la política proteccionista
El comercio
Las actividades comerciales crecieron favorecidas por el crecimiento económico, por el aumento demográfico y por la política económica mercantilista.
El comercio interior adolece de algunos problemas. Las infraestructuras de transporte eran deficientes: en muchos caminos no era posible circular con carros, sino que había que hacerlo con caballos y abundaban las aduanas y peajes interiores.
Para solucionar este problema se emprendieron obras públicas: mejora de caminos, mejora de puertos marítimos, etc.
El comercio interior, logró mejorar, pero continuó siendo uno de los principales lastres para el desarrollo económico español.
El proceso de liberalización del comercio interior se inició con la Real Pragmática.
Las relaciones comerciales con el exterior se realizaban fundamentalmente con las colonias americanas y con Europa. Con los países europeos el comercio era deficitario.
Composición y funcionamiento de las Cortes
La elección de los diputados tropezó con grandes dificultades, por la ocupación militar y por la presencia de diputados procedentes de América. Entre los diputados existían
Un grupo pretendía no modificar nada del sistema político absolutista.
Otro grupo, pretendía un régimen intermedio entre el viejo absolutismo y el modelo constitucional basado en la soberanía de la nación.
Los liberales proponían una cámara única que asumiera la soberanía nacional y elaborara una constitución que debía recoger las novedades aportadas por la revolución francesa.
Esta última posición triunfó
porque muchos diputados no pudieron acudir a la convocatoria y fueron sustituidos por otros presentes en Cádiz, una de las ciudades donde los liberales tenían gran influencia.
La burguesía no fue la única clase social protagonista de la revolución liberal. Parte del clero y de la nobleza la apoyaron. Muchas de las reformas fueron inspiradas por clérigos liberales. Los funcionarios vieron en las Cortes la oportunidad para reformar la desacreditada monarquía, y los militares tuvieron un papel relevante.
En Cádiz, la sensación de ciudad sitiada llena de refugiados, con una activa vida social en cafés, plazas, periódicos y en la propia Cámara. En ese ambiente nació la prensa política y la opinión pública.
Pronto aparecieron dos grandes facciones o «partidos» llamados servil o absolutista y liberal. Expulsados los franceses, las nuevas Cortes ordinarias se trasladaron a Madrid en enero de 1814.
Patriotas y afrancesados
La evolución política de la España ocupada generó un proceso revolucionario y una confrontación entre afrancesados y patriotas. El proceso revolucionario tuvo tres centros de acción.
•La guerrilla fue el instrumento que canalizó la lucha del pueblo llano contra el invasor. Este fenómeno de resistencia popular, surgió de forma espontánea y pronto fue regulado por la Junta Central. La base social de estas guerrillas era campesina, y algunas partidas cayeron en el bandolerismo.
•Las juntas se formaron en muchas localidades ante el vacío de poder producido por la invasión. Estas juntas locales dieron lugar a las provinciales y estas, promovieron la Junta Central,
•La revolución adoptó forma jurídica con la convocatoria de Cortes por la Junta Central. Quienes defendían las reformas optaron por unas Cortes generales, elegidas por sufragio universal masculino indirecto y en las que la representación fuera la de la nación, y no por estamentos. Esta forma triunfó y abrió la puerta a los grandes cambios que impulsaron las Cortes de Cádiz.
Durante la ocupación francesa, el pueblo español adoptó dos actitudes: patriotas y afrancesados.
Los patriotas eran defensores de la monarquía borbónica y contrarios a la nueva dinastía impuesta por Napoleón. Pero entre ellos también surgieron dos posturas:
•Unos vieron en la invasión la oportunidad para iniciar la reforma de la monarquía. Los partidarios de la reforma adoptaron el liberalismo como ideario y fueron defensores de los cambios.
•Otros «patriotas» eran absolutistas, valedores del viejo orden, y veían en la invasión francesa la justificación para mantener el sistema anterior sin reformas.
El bando afrancesado también era heterogéneo. Hubo quienes se comprometieron con la nueva dinastía de José I y colaboraron con ella y quienes adoptaron una actitud interesada. Existió afrancesamiento cultural, político o comprometido y de conveniencia. La obra más destacada fue el estatuto de Bayona de 1808. Contra ellos se desató desde 1814 una dura persecución, acusados de infidentes o traidores.