La Guerra y sus consecuencias
La guerra, que en el plano cultural significó una ruptura con la potente línea creativa precedente. El exilio, muchos de los escritores españoles reconocidos tuvieron que exiliarse una vez finalizado el conflicto por diferencias políticas con el bando vencedor. La censura, que, por un lado, impide la llegada de determinadas obras extranjeras y que, por el otro, condiciona los contenidos admisibles de las novelas que se escriben bajo el control de la dictadura. El deseo de evasión, que se canalizó a través de una literatura poco comprometida con cualquier tipo de conflicto.
Novela postguerra
Nada más terminar la guerra abundó la novela de temática bélica y propósito propagandístico. Eran novelas de tesis, con finalidad moralizante y que tratan básicamente el tema de la Guerra Civil desde el punto de vista de los vencedores. Novelas con escasa calidad literaria, preocupadas, sobre todo, en difundir unas ideas. Los autores que continúan con el realismo tradicional, sin introducir innovaciones técnicas ni temáticas. En muchos casos incluso practican la novela de género sin mayores pretensiones. Por otro lado están los novelistas con inquietudes renovadoras. Alcanzaron en su momento menos éxito que los anteriores, pero son los que más han influido hasta hoy. Tremendismo, 1942 con la publicación de La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela. Es una tendencia de orientación existencial que refleja la vida de posguerra desde una perspectiva pesimista. Se caracteriza por: Narrador en primera persona en simulación de autobiografía, Estilo sencillo, adecuado al nivel cultural de los personajes, pero elaborado y con pretensiones artísticas, Espacios grises, pequeños, pobres y ruines, como era la situación del momento. Personajes violentos, obligados por las circunstancias a sobrevivir, aislados, condenados a la incomunicación. El autor solo retrata lo más oscuro y primitivo del alma humana. El supuesto realismo del tremendismo, se reduce, por tanto, a ver solo una parte de la realidad de la vida y del ser humano; esto es, su parte más animal y primitiva. Los principales autores y obras de la década fueron: → Camilo José Cela: La familia de Pascual Duarte (1942) → Carmen Laforet: Nada, (1945) → Miguel Delibes: La Sombra del ciprés es alargada (1947). El realismo social fue una corriente que se dio simultáneamente en todos los países europeos y Camilo José Cela con su novela La colmena (1951) inicia el cambio con la introducción en la novela los elementos que más tarde serán propios de esta.
Realismo social
Características de esta tendencia: estructura aparentemente sencilla; preferencia por la narración lineal; relato objetivista basado en técnicas cinematográficas (narrador externo); preferencia por los protagonistas colectivos; concentración espacio-temporal; predominio del diálogo; fidelidad a la hora de recoger el habla viva de las distintas clases sociales que aparecen en la novela. Los temas fundamentales son la sociedad española, la denuncia de las injusticias sociales, el mundo del trabajo, la crítica a la burguesía, etc. El mundo rural y la clase obrera son elementos frecuentes. Los principales autores y obras: → Camilo José Cela: La colmena (1951) 3 → Luis Romero: La noria (1951) → Ana María Matute: Pequeño teatro (1954) → Ignacio Aldecoa: Con el viento solano (1956) → Rafael Sánchez Ferlosio: El Jarama (1956) → Carmen Martín Gaite: Entre visillos (1957).
Novela de los 60
La novela de los 60 vive una importante trasformación. Los factores que explican el cambio son: Apertura del régimen. España en la década de 1960 inicia una etapa más aperturista con el exterior. Hubo una llegada masiva de turistas; España ingresó en la ONU en 1955 tras el levantamiento del aislamiento internacional; el régimen franquista se volvió algo más permisivo con respecto a la llegada de información cultural desde Europa. Influjo de corrientes literarias extranjeras. La apertura política conllevó en literatura la introducción de obras extranjeras antes prohibidas, de modo que se volvió a difundir en España la obra de los autores que alimentaron el clima del experimentalismo narrativo. El agotamiento de la novela social. Pasados más o menos diez años desde su nacimiento, el público comenzaba a cansarse de esas novelas sociales en las que siempre aparecía la denuncia de unas condiciones de vida miserables, en ambientes siempre cerrados y parecidos y empezó a reclamar una mayor imaginación, un cambio. En 1962 se publica Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, considerada la obra inaugural de esta etapa renovadora y experimentalista. En el tema, mantiene el compromiso del realismo social, pero usa técnicas narrativas innovadoras, que pronto se extienden a otros novelistas. Algunas de los rasgos innovadores más importantes son: el perspectivismo (se combinan con la máxima libertad las tres modalidades narrativas, con narrador en 1ª, 2ª y 3ª persona): contrapunto (acciones paralelas); mezcla de elementos propios de géneros menores.