Referentes históricos:
La Revolución Francesa y la Revolución Industrial marcaron los últimos años del siglo XVIII y la totalidad del siglo XIX. La Revolución Francesa significó el fin de la burguesía y del antiguo régimen, mientras que la Revolución Industrial favoreció la figura del proletariado. En Francia, tras Napoleón, se produjeron grandes revoluciones, como las revoluciones sociales de 1820 y la Revolución Obrera de París de 1948. Todo esto supuso el fin del régimen absolutista monárquico y, paralelamente, una conciencia nacional que creó nuevos estados, como la independencia de Grecia y la emancipación de las posesiones españolas en América. En la primera década del siglo XIX se consolidó la clase burguesa y el proceso de industrialización, lo que aumentó los transportes y aparecieron nuevas formas de energía. La población creció, especialmente en las zonas urbanas, donde se derribaron las murallas. Este crecimiento demográfico fue el resultado de: la disminución de la mortalidad, el aumento de la producción de alimentos, el progreso de la higiene y la medicina, y un fuerte proceso de transformación de las ciudades y el urbanismo. Los problemas de la sociedad industrial crearon movimientos reivindicativos, siendo el socialismo y el anarquismo los más importantes.
Localización y evolución artística
Los núcleos básicos de este periodo son Roma y París. Roma fue el principal foco del neoclasicismo y en el periodo romántico fue centro del movimiento nazareno. París fue importante durante el neoclasicismo y en el periodo romántico en referencia del arte europeo. También lideraba la pintura, la escuela francesa creó una influencia. Inglaterra y Alemania fueron también importantes para la evolución del romanticismo. El neoclasicismo fue paralelo a la Ilustración, coexistiendo con el final del rococó de un modo teórico. Inglaterra, fiel al neoclasicismo, se puede hablar desde el siglo XVIII de un protoneoclasicismo, sobretodo en la arquitectura. En Francia, el término romanticismo se usaba para referirse a la pintura neoclásica, de ahí que los límites cronológicos no sean claros. El romanticismo fue una transformación del neoclasicismo.
Neoclasicismo: características generales El término neoclasicismo apareció a principios del siglo XIX con un valor peyorativo y se utilizó para decir una breve etapa de imitación de los modelos de Grecia y Roma en una búsqueda de un arte impersonal. El interés por la antigüedad grecorromana, por el modelo político republicano, por el sistema de vida, etc. se extendió por Europa, y su máximo esplendor lo llamaron el romanticismo. El neoclasicismo fue una crítica al barroco y rococó y buscaba la belleza. Al no poder dar una definición absoluta de belleza, durante el neoclasicismo se puso al servicio de una filosofía de la estética basada en la antigüedad griega. Aunque el neoclasicismo no es solo una imitación del mundo clásico, sino una adaptación de ese modelo al siglo XIX. El arte neoclásico quiso ser un arte moderno y comprometido con los problemas de su tiempo. El academicismo, la necesidad de adaptarse a unas normas hechas por la academia, fue un rasgo fundamental del neoclasicismo. Esto coincide con el espíritu de los hombres de la Ilustración y también rechaza el decorativismo del rococó. No es raro que la arquitectura neoclásica fuera influenciada más bien por Francia de Napoleón y Estados Unidos.
Un retorno a los modelos arquitectónicos de la antigüedad clásica
La arquitectura neoclásica quitó las ornamentaciones y buscó versiones más simples de los modelos griegos, etruscos, romanos y egipcios. Las columnas sustituyeron a los pilares y los muros se dejaron lisos o con simples motivos de estuco. En los edificios fue la tendencia ya del rococó una característica más importante de la arquitectura moderna: la desaparición de edificios religiosos y la construcción de edificios públicos como bibliotecas, mercados, museos, pórticos, etc. Fue importante la aportación de Napoleón, que siguiendo las costumbres romanas, potenció la arquitectura civil. El clasicismo estuvo representado en una construcción parisina. También se construyeron grandes columnas conmemorativas y arcos de triunfo al modo romano (como la columna Vendôme en honor de Napoleón en París). En Alemania destacaron las obras del arquitecto Leo von Klenze, sobresalen los propileos y la gliptoteca en Múnich. En Estados Unidos hay mucha arquitectura neoclásica, uno de los más importantes es el Capitolio de Washington, obra grande y corona con una gran cúpula que sintetiza las cúpulas del Renacimiento y Barroco. En España, la academia fue potenciada por Ventura Rodríguez a finales del siglo XVIII a través de la Academia de San Fernando, después hubo una arquitectura más clasicista de Juan Villanueva.