Neptunismo: todas las rocas de la corteza terrestre, incluidas las de origen volcánico, se habían formado por un proceso de sedimentación y cristalización en los mares primitivos. Catastrofismo (George Cuver, 1769-1832) explicaba la formación de los fósiles y la forma actual de nuestro planeta por la acción de sucesivas catástrofes, súbitas y violentas, como el diluvio universal. Plutonismo (James Hutton, 1726-1797, refutó las 2 anteriores) teoría que explicaba la consolidación de los sedimentos y el origen de las rocas volcánicas y plutónicas por el enfriamiento del magma procedente del interior de la tierra. Uniformismo o actualismo (por James Hutton, en contraposición al catastrofismo, desarrollada por Charles Lyell, 1797-1875) cuyo principio es que las fuerzas naturales actúan en el pasado de manera uniforme y son las mismas que operan en la actualidad. Desde el siglo XIX se han formulado las teorías fijistas o verticalistas que solo aceptan movimiento en la vertical de la corteza terrestre, y las teorías movilistas o horizontalistas basadas en los movimientos horizontales de bloques de la corteza, destaca teoría de la tectónica de placas. Deriva continental (Wegener, 1912) concebía el movimiento horizontal de los continentes como si fueran barcos en un mar que sería el manto. Corrientes de convección en el manto propuesto en 1945 por A. Holmes sin datos experimentales que lo apoyaran, como causa del movimiento de los continentes y de la continua formación de corteza oceánica. Expansión del fondo de los océanos (1962, H. Hess) el fondo de los océanos se crea en las dorsales, se desplaza y se destruye en las zonas de subducción. El modelo estático o geoquímico concibe el interior de la tierra como una gigantesca estructura rocosa distribuida en capas céntricas (corteza, manto y núcleo) separadas por discontinuidades, que son zonas de separación entre capas que presentan distinta composición química (corteza, manto, núcleo), distinta composición mineralógica (manto externo y manto interno) o estado físico diferente (núcleo externo y núcleo interno). La corteza es la capa más externa que se extiende hasta la discontinuidad de Mohorovic, a 35 km de profundidad, formada por silicatos de aluminio, calcio, sodio y potasio y pueden ser de dos tipos: Corteza continental (70 km de profundidad), formada por un conjunto de rocas sedimentarias, metamórficas y magmáticas, abundan granito y andesita, 3800 millones de años. Corteza oceánica (espesor de 6-12 km), constituida por basaltos y gabros, 180 millones de años. El manto es la zona comprendida entre la discontinuidad de Mohorovic y la de Gutenberg, constituido por rocas del grupo de las peridotitas, más abundante olivino. La presión y la temperatura aumentan hasta tal punto que en el interior del manto los átomos de los minerales se ven obligados a reorganizarse en estructuras más compactas y densas conocidas como zonas de transición o cambio de fase, que ponen de manifiesto la aparición de dos discontinuidades: la primera a 400 km y la segunda a 670 km, denominada de Repetti, que marca el límite de separación entre el manto superior e inferior. Núcleo se extiende desde la discontinuidad de Gutenberg hasta el centro de la tierra. El núcleo externo es líquido, compuesto fundamentalmente por hierro, níquel y algo de azufre, silicio y oxígeno, está separado por la discontinuidad de Weichert-Lehman del núcleo interno sólido. La teoría de la tectónica de placas considera que los materiales rocosos de la corteza y de la parte superior del manto constituyen una unidad rígida y quebradiza que recibe el nombre de litosfera. La litosfera no forma una capa continua, sino que se encuentra fragmentada en trozos llamados placas litosféricas, que están limitadas por bordes de placa que pueden ser de tres tipos: dorsales oceánicas, zonas de subducción o fallas de transformación. Las placas litosféricas flotan sobre el manto superior y no son estáticas: se mueven, se crean, se destruyen, separan continentes y vuelven a juntarse. Las causas de este movimiento y sus consecuencias geológicas se explican mediante la teoría tectónica de placas: la litosfera oceánica se crea en las dorsales y se destruye en las zonas de subducción. El motor que mueve horizontalmente las placas litosféricas es el calor interno de la tierra, procedente del núcleo y del manto, junto con el tirón gravitatorio que ejerce la litosfera oceánica cuando se hunde en el manto, en las zonas de subducción.
Dorsales oceánicas presentan un intenso vulcanismo submarino que no cesa de emitir magma procedente de la fusión parcial de zonas superficiales del manto. Zonas de subducción se denominan bordes destructivos, pues son sumideros situados en los abismos de los océanos, donde se destruye la litosfera oceánica. Fallas de transformación se denominan bordes neutros porque no hay creación ni destrucción de litosfera oceánica. Tirón gravitatorio y Calor interno estas dos fuerzas ejercen un movimiento constante: El flujo principal se debe a la subducción de la litosfera oceánica, que enfría el manto superior y desciende hasta la capa D. El segundo flujo se debe al calor acumulado durante millones de años en la capa D, cada burbuja origina un chorro o pluma de magma. La tectónica de placas es una teoría global, ya que los grandes fenómenos geológicos tienen una explicación conjunta, son motivados por una causa común: el calor interno de la tierra, ayudado por la energía potencial gravitatoria, que constituyen el motor de las placas. Seismos en la zonas de subducción, en las dorsales oceánicas y en las fallas de transformación, grandes masas de rocas chocan entre sí y originan seismos. Cuando afectan a los continentes se denominan terremotos. Si tienen lugar en los fondos oceánicos, se llaman maremotos y originan gigantescas olas llamadas tsunamis. Volcanes en las dorsales oceánicas, en las zonas de subducción y en los puntos calientes, el magma escapa por las grietas y forma volcanes. Formación de montañas el empuje de la placa que se hunde aplasta los sedimentos acumulados en las zonas de subducción, los pliega y fractura y luego los levanta hasta formar las grandes cordilleras. Expansión de los océanos la litosfera se crea continuamente a ambos lados de las dorsales y los océanos se hacen cada vez más grandes. La erupción volcánica es un conjunto de fenómenos que tiene lugar cuando el magma alcanza la superficie terrestre. Los seismos generados en las dorsales, en las zonas de subducción y en las fallas de transformación se deben a sacudidas brutales del suelo causadas por la fracturación de las rocas en profundidad, que libera súbitamente grandes cantidades de energía lentamente acumulada a lo largo de años. Las vibraciones se propagan en forma de ondas sísmicas. Las ondas sísmicas se generan en una zona puntual denominada foco o hipocentro, que se localiza a varios kilómetros de profundidad, y al cabo de un tiempo se pueden captar mediante receptores denominados sismogramas; el epicentro es la zona de la superficie terrestre situada directamente sobre el foco. Tipos de ondas sísmicas: Ondas P, Ondas S, Onda L (se genera cuando las ondas P y S alcanzan el epicentro). Las zonas de subducción se denominan bordes destructivos o convergentes porque son zonas donde la litosfera oceánica se está destruyendo continuamente y las dos placas convergen al desplazarse en sentidos contrarios. El proceso de subducción da lugar a una intensa actividad sísmica y volcánica y también a la formación de fosas oceánicas, archipiélagos de islas en forma de arco y al proceso de orogénesis o formación de las cordilleras. Los orógenos son las cordilleras montañosas que se extienden centenares o miles de kilómetros a lo largo de los bordes convergentes entre las placas. Adaptan esta forma alargada y dan lugar a cinturones orogénicos porque surgen mediante el proceso de orogénesis, que consisten en el plegamiento de grandes cantidades de sedimentos, procedentes de la erosión de los continentes cercanos, acumulados en los profundos abismos de las fosas oceánicas.