1. La cultura de Tartesos y las primeras colonizaciones (griegos y fenicios).
A principios del I milenio a.C., diversas potencias colonizadoras procedentes del Mediterráneo oriental se asentaron en la Península Ibérica.
-Los fenicios, a finales del siglo IX a.C. Se asentaron por la costa sur mediterránea donde fundaron las ciudades de Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga), Abdera (Almuñécar)… Se dedicaron principalmente al comercio de metales, y nos aportaron el vidrio, el perfume y el alfabeto
–Los griegos, llegaron en el siglo VIII a.C., se asentaron en la costa norte mediterránea. Fundaron colonias como Emporion (Ampurias) y Rodhe (Rosas). Se dedicaron al comercio de metales, esparto, aceite de oliva y sal.
-El reino de tartesos, se asentaron en el sur peninsular, en la regíón comprendida entre Huelva y Cartagena. Se trataba de una civilización muy avanzada para su época según las fuentes griegas en cuanto al desarrollo de sus leyes y de su economía, basada en la agricultura, ganadería y comercio de metales (oro, plata, cobre…). Desaparecieron a ½ del 1º milenio. El poblado de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) es un buen ejemplo del desarrollo de esta cultura.
2. Romanización de la Península Ibérica.
La romanización es el proceso de aculturación que experimentaron las diversas regiones conquistadas por Roma, por el que dichos territorios incorporaron los modos de organización político-sociales, las costumbres y las formas culturales emanadas de Roma. El proceso tuvo una diferente intensidad según las zonas y se produjo en distintos momentos (más tardío en el oeste y norte). La romanización comenzó en el 218 a.C., cuando las legiones de Cneo Cornelio Escipión desembarcaron en la península para enfrentarse a los cartagineses. Reflejo de esa uniformidad cultural fue la adopción de la lengua latina en todos los ámbitos de la vida, el uso de vestimentas, los nombres romanos, la moneda y métrica romanas, el Derecho Romano frente a las costumbres tribales; el nombramiento de hispanos como emperadores romanos (Trajano, Adriano, Teodosio), las obras públicas…
3. La monarquía visigoda: Leovigildo y Recaredo.
Los visigodos eran un pueblo germano que se había asentado en la Galia. A principios del siglo VI, tras ser derrotados por los francos se instalaron en la península, donde crearon el reino visigodo de Toledo (554 d.C.). Para que el estado visigodo se consolidara era necesario aglutinarlos en torno a una monarquía fuerte.
– Leovigildo (569 – 586 d.C.), fue el primero en ceñir una corona; fundamentó el Estado en el derecho romano; favorecíó los casamientos mixtos entre visigodos e hispano-romanos y quiso lograr también la unidad religiosa entre visigodos (arrianos) e hispano-romanos (católicos), pero fracasó.
– La unidad religiosa y política se produjo bajo el reinado de su hijo Recaredo, quien se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589 d.C.), junto a la mayoría de los nobles.
Tras la unidad religiosa, Chindasvinto y Recesvinto compendiaron la legislación en el Fuero Juzgo, que constituyó el principal legado visigodo a los futuros reinos peninsulares.
4. Modelos de repoblación y su influencia en la estructura de la propiedad
La repoblación es un proceso unido a la reconquista, mediante la cual los reinos cristianos procedieron al asentamiento de población en las tierras ganadas a los musulmanes, con la finalidad de evitar la pérdida de estos territorios conquistados. El proceso varíó a lo largo de los siglos, utilizándose distintos modelos. En un primer momento, siglos VIII – X, se utilizó la fórmula de la presura, es decir, a los campesinos se les reconocía la propiedad de la tierra (alodio) sólo con ocuparla y cultivarla. Fue un sistema muy extendido por el norte peninsular (reino astur-leónés).
A partir del Siglo XI las conquistas cristianas permitieron que la repoblación se extendiera por los valles del Duero, del Tajo y el Sistema Ibérico. Este modelo, llamado repoblación concejil, consistía en que para atraer a la población los reyes concedieron fueros y cartas puebla a los habitantes que decidían quedarse
en este lugar. A partir del Siglo XIII la repoblación se extendíó por el valle del Guadiana, el Guadalquivir y el Levante. Mediante el sistema de repartimiento los reyes entregaron grandes lotes de tierras a la nobleza y a las órdenes militares participantes. La entrega de estos lotes favorecíó la aparición de los enormes latifundios del sur peninsular.
5. La Corona de Castilla en el Siglo XIII: organización política y expansión territorial. En las monarquías hispánicas medievales el rey ocupaba la cima del poder y era el señor de todos los habitantes del reino. A partir del Siglo XIII surgieron nuevas instituciones como los Parlamentos o las Cortes. Se reunían de forma extraordinaria y su principal cometido era discutir y votar las peticiones económicas. Las primeras Cortes que se celebraron fueron en el reino de León en 1188. En 1230, durante el reinado de Fernando III “El Santo”, va a tener lugar la uníón de los reinos castellano y leónés. Este hecho, la ayuda de las órdenes militares y la debilidad de los almohades tras la derrota en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), permitíó la extensión del reino por Extremadura y el valle bajo del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) y Murcia, cerrando así la expansión aragonesa hacia el sur. Como resultado de estas conquistas, desde finales del Siglo XIII hasta finales del XV, el único territorio musulmán que pervivíó en la zona de expansión castellana fue el reino nazarita de Granada.
6. El Califato cordobés: Abderramán III y Almanzor.
En el año 929 Abderramán III se proclamó califa, consolidando así la independencia omeya de Al Ándalus del califato abásida de Bagdad. Su política llevó a la expansión máxima del califato frente al avance de los reinos cristianos del norte, a los que convirtió en tributarios. Fue una etapa brillante: política, militar, económica y culturalmente. Pacificado el interior y aseguradas las fronteras, el califato vivíó una época de tolerancia religiosa y de grandes construcciones. Con su hijo y sucesor Al-Hakam II la civilización árabe adquiere su cenit, político y cultural. Fue una etapa de esplendor en todos los sentidos, convirtiéndose Córdoba y la ciudad palacio de Media Azahara el
centro de la cultura occidental. A su muerte se inició un periodo de decadencia del poder califal. Quien realmente gobernaría sería Almanzor, un hachib (valido o primer ministro), que concentró gran poder político y militar. Fue la etapa de máximo apogeo militar contra los cristianos, cuando destruyó Santiago de Compostela (1002). Tras la
muerte de Almanzor, Al Ándalus se sumergíó en una etapa de desórdenes y crisis y el estado cordobés acabaría fragmentándose en los reinos de taifas.
7. Almorávides y Almohades.
La desintegración del califato dio lugar a la aparición de veintena de estados independientes llamados taifas. Estas se hallaban enfrentadas entre sí y aprovechando su desuníón, los reinos cristianos avanzaron hacia el sur conquistando Badajoz y Toledo (por Alfonso VI de Castilla); Sevilla y Valencia (por el Cid). Ante el avance cristiano los reinos de taifas solicitaron ayuda a sus hermanos del norte de África, los almorávides. Éstos cruzaron el Estrecho y derrotaron a los cristianos en la batalla de Sagrajas (1086),
lugar próximo a Badajoz. Con todo, el poderío almorávide no pudo evitar la expansión cristiana. Ante el avance de los reinos cristianos Al-Ándalus volvíó a fragmentarse, y algunas taifas pidieron ayuda a los almohades. La invasión comenzó en 1146 pero su poderoso ejército sucumbíó y fue derrotado por Alfonso VIII en 1212, en la batalla de las Navas de Tolosa. El único reino que logró resistir fue el Sultanato Nazarí de Granada.
8. Los Reyes Católicos: la uníón dinástica y la integración de los reinos peninsulares.
Isabel de Castilla y Fernando de Aragón se casaron en 1469, siendo herederos de sus respectivas coronas. Su matrimonio y posterior subida al trono supuso la creación de un nuevo Estado autoritario que se ha denominado monarquía hispánica. Esta entidad englobó la corona de Castilla y la corona de Aragón, aunque no significó la unificación política de ambos reinos. Cada uno mantuvo sus propias instituciones de gobierno.
Tras la uníón dinástica, la supremacía castellana fue evidente, hecho que se manifestó en la difusión de las costumbres, leyes y lengua por el resto de los territorios. El objetivo principal de los Reyes Católicos fue el reforzamiento del poder real y uno de sus mejores medios fue la política religiosa. Así se creó el Consejo de la Santa Inquisición (1478), para controlar la uniformidad religiosa; se fomentaron las regalías; se expulsó a los judíos (1492) y a los mudéjares (1499); se creó un ejército permanente pagado por la monarquía; y se creó un cuerpo de funcionarios y diplomáticos para reforzar la política exterior; se sometíó a la nobleza levantisca y en los pueblos y ciudades de sus reinos colocaron a los corregidores, funcionarios de aplicar las leyes y controlar el
gobierno en sus territorios.
9. Expulsión de los judíos (1492) y expulsión de los moriscos (1609).
La monarquía hispánica de los Reyes Católicos y su carácter autoritario se puso de manifiesto con la creación del Consejo de la Suprema Inquisición (1478), una institución que dependía directamente de los monarcas. La uniformidad religiosa se concretó con la expulsión de los judíos decretada en Marzo de 1492. Afectó a unas 70.000 personas que se exiliaron a Portugal, Marruecos y diversas ciudades europeas. Otros 50.000 optaron por convertirse al cristianismo para permanecer en España; sin embargo, se desconfió de la sinceridad de su conversión y fueron vigilados y perseguidos por la Inquisición. La persecución de los mudéjares comenzó en 1499. Tras una rebelión en la comarca granadina de Las Alpujarras se produjo un bautismo forzoso y masivo. Esta política respondía a la premisa de que la fe cristiana era el fundamento espiritual y político de la unidad de los reinos, una unidad religiosa sinónimo de paz interior. Los moriscos eran antiguos musulmanes que se habían convertido al cristianismo, la mayoría durante el reinado de los Reyes Católicos y tras la reconquista del reino de Granada. En aquellos años moraban en España 325.000 moriscos, una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta que en el país había aproximadamente 8 millones de habitantes. Por poner un ejemplo, simplemente en Murcia habitaban cerca
de 15.000 moriscos. A pesar de los informes positivos, el rey Felipe III sentía temor debido a que su pasado islámico hiciera que apoyasen al Imperio Otomano ante una invasión militar de España. Sin embargo, también se piensa que fue debido a la imagen que daba a la corona que los moriscos permanecieran en España. El 9 de Abril
de 1609, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos.
10. Conquista y colonización de América: Leyes de Indias.
Tras el descubrimiento de América por Cristóbal Colón y una vez establecida las zonas de influencia con Portugal (Tratado de Tordesillas, 1494), se inició un proceso de exploración y conquista que amplió las tierras en poder de los españoles. Así: Vasco Núñez de Balboa, descubríó el océano Pacífico (1513) y desmintió la creencia de que Colón había llegado a Asía. Ponce de León ocupó la Florida en 1513. Juan Díaz de Solís exploró la desembocadura del río de la Plata (1516). Entre 1519 y 1521 Hernán Cortés conquistó el Imperio Azteca. Pizarro y Almagro conquistaron el Imperio Inca entre 1531 y 1532. Los abusos que generaron las diversas formas de explotación de nativos americanos fueron pronto denunciados por algunos misioneros. Entre ellos destacó el padre Bartolomé de las Casas, quien defendía a los indios, considerándolos seres libres y racionales y, por tanto, susceptibles de poseer derechos. En consecuencia, no podían ser esclavizados ni sometidos. Las propuestas fueron escuchadas por Carlos V, que en 1542 promulgó las Leyes Nuevas de Burgos destinadas a proteger a los indios.
11. Política exterior de la monarquía hispana de Felipe II
Felipe II fue el monarca más poderoso de su época, sobre todo a partir de la uníón con Portugal en 1580. Sin embargo, el mantenimiento de este extenso Imperio no estuvo exento de conflictos: En 1571, con la colaboración del Papado y de Venecia, se formó la Santa Liga y se preparó una enorme flota de galeras que derrotaron a los turcos en las aguas del golfo de Lepanto (1571). Con la llegada al trono inglés de Isabel I de Inglaterra (1558) las relaciones con España se hicieron cada vez más tensas. En 1588 Felipe II intentó la invasión de Inglaterra, pero la flota española fracasó y se hundíó en el canal de La Mancha. Surgíó así el mito de la mal llamada “Armada Invencible”. En 1566, en los Países Bajos comenzó una rebelión contra Felipe II. Los protestantes se unieron en las Provincias Unidas y lograron independizarse del Imperio. Los católicos del sur permanecieron fieles, siendo gobernados por Isabel Clara Eugenia (hija de Felipe II).
12. El Conde Duque de Olivares: rebelión en Cataluña e independencia de Portugal.
Felipe IV dejó el poder en manos su valido, don Gaspar de Guzmán y Pimentel, conocido como el conde-duque de Olivares. La política exterior durante su gobierno se caracterizó por una mayor implicación en los conflictos europeos como la Guerra de los Treinta Años en los Países Bajos y una nueva guerra con Francia. Todo a cuenta del mantenimiento de la religión católica en el Imperio frente al protestantismo calvinista. En política interior intentó imponer una rígida centralización motivada por el hecho de que Castilla era el único reino península que pagaba impuestos, lo cual dificultaba el mantenimiento de la hegemonía española en Europa. Por ello llevó a cabo una política de unificación de la Hacienda y Ejército que, a la postre, generaría una sucesión de rebeliones. Las más destacadas fueron las de Cataluña (1640: sublevación del Corpus de Sangre, que duró doce años y terminó con la rendición de Barcelona) y la de Portugal, que culminó con su independencia en 1668. Otros intentos de secesión de produjeron en Andalucía, Navarra, Aragón y Nápoles.
13. Decretos de Nueva Planta y centralismo borbónico.
Felipe V inauguró en 1701 la dinastía borbónica en España. El nuevo monarca intentó solucionar la profunda crisis que sufría el país según las fórmulas carácterísticas del Estado francés llevadas a la práctica por su abuelo, Luis XIV: absolutismo y un fuerte centralismo. Felipe V desarrolla una política centralista que dio lugar a la unificación administrativa y legislativa de los distintos reinos de España. Por los Decretos de Nueva Planta (1707 – 1716) quedaron abolidos los fueros de los distintos reinos de la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), que habían apoyado al archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión. La ocupación militar aseguró la integración de estos reinos en Castilla.
14. Carlos III y el Despotismo Ilustrado
Carlos III, hijo de Felipe V y hermanastro del enfermizo Fernando VI, es considerado como el principal representante del despotismo ilustrado en España. Durante su reinado se emprendíó un ambicioso programa de reformas, para lo cual se rodéó de ministros ilustrados (como Esquilache, Floridablanca o Campomanes). Estas reformas pretendían tres objetivos fundamentales: instaurar una administración centralizada y eficiente, eliminar las instituciones y costumbres del Antiguo Régimen que obstaculizaban el ejercicio de la libre iniciativa individual (los privilegios de la Mesta y los gremios, las aduanas internas…) y modernizar social y económicamente al país (reparto de tierras comunales, repoblación de Sierra Morena, creación de las Reales Fábricas, liberalización del comercio con América o la creación del Banco de San Carlos). Las reformas chocaron con los intereses del clero y la nobleza y, finalmente, la mayor parte de ellas no pudieron llevarse a cabo.
15. Semana Trágica, anticlericalismo y fin del gobierno largo de Maura (1909).La guerra en Marruecos resultaba impopular por las numerosas bajas y el injusto sistema de reclutamiento (exención por renta). El 9 de Julio de 1909, los rifeños atacan un ferrocarril en Melilla y el gobierno de Antonio Maura a decreta el envío de tropas y la movilización de reservistas. El 18 de Julio, cuando los soldados embarcaban en el puerto de Barcelona,e inician las protestas. El día 24 se crea un comité de huelga formado por republicanos, anarquistas y socialistas que llama a la huelga general para el día 26, generalizándose los disturbios por toda la ciudad. La insurrección se prolonga hasta el 1 de Agosto, se levantan barricadas y se producen enfrentamientos armados. El movimiento antimilitarista cobra entonces un fuerte sentido anticlerical (rechazo a la hegemonía social y cultura de la Iglesia) que desembocó en elincendio de 80 edificios religiosos. Las autoridades declararon el estado de guerra y el día 2 de Agosto el ejército había controlado la situación. El balance era trágico, 78 muertos y medio millar de heridos. El gobierno inició una represión durísima y arbitraria: varios millares de detenidos, más de 1700 personas sometidas a consejos de guerra y 5 condenas a muerte, entre ellas la del pedagogo anarquista Ferrer y Guardia, cofundador de la Escuela Moderna. Su fusilamiento, en Octubre, desencadenó una oleada de protestas en España y en toda Europa, y los liberales y republicanos se unieron para exigir la dimisión de Maura, lo que llevó a Alfonso XIII a disolver las Cortes y traspasar el gobierno a los liberales.
16. El protectorado español en Marruecos y el Desastre de Annual de 1921.
Tras el desastre de 1898, España trató de rehacer un nuevo Imperio colonial en Marruecos. En la Conferencia de Algeciras (1906) se reconocen las zonas de influencia de España y Francia y en el Tratado Hispano-francés (1912) se establece un protectorado compartido Franco-español, que concedía a España la franja norte, el Rif, y enclaves de Ifni y Sáhará occidental. Al margen de cierto interés económico, el gobierno pretendía restaurar el prestigio de la nacíón y del ejército, tesis defendida por los militares
“africanistas”;. Sin embargo, el protectorado estuvo marcado por la resistencia de las cabilas rifeñas, lo que dio lugar a una guerra impopular debido a las continuas bajas y al injusto sistema de reclutamiento (exención por renta). Tras la Primera Guerra Mundial, España intenta controlar definitivamente el Rif, encontrando en la zona
oriental una fuerte resistencia liderada por el caudillo Abd el-Krim. En Julio de 1921, el general Silvestre avanzó desde Melilla con tropas inexpertas y sin proteger la retaguardia. De esta forma, cuando fue atacado el puesto de Annual se produjo una desbandada de las tropas españolas, que terminó con más de 10.000 muertos. La opinión pública lanzó graves críticas, apoyadas en el parlamento por la oposición socialista y republicana. Esto provocó la caída del gobierno y la creación de una comisión de investigación que dio lugar al Expediente Picasso. Se produce entonces el golpe de Estadode Primo de Rivera (Septiembre de 1923) y el inicio de la dictadura. Sería precisamente durante la dictadura cuando, tras el desembarco de Alhucemas (1925) y en colaboración con Francia, se derrotaba a Abd el-Krim y se procedía a la ocupación efectiva del Protectorado.