La Guerra Civil tuvo una gran repercusión en la poesía de los años 40, ya que trajo la censura y el exilio de la mayoría de los poetas. Además, tras la guerra, España vive una etapa de aislamiento. Al comienzo de esta década, destaca el poeta
Miguel Hernández, que inicia su trayectoria literaria con su obra Perito en Luna(de influencia gongorina) y El rayo que no cesa, donde está el poema “Elegía a Ramón Sijé”. Trata temas como la muerte y el dolor humano y da paso a una poesía social (“yo al nosotros”). Su estilo se torna más llano, sin renunciar a las metáforas. Posteriormente, también escribíó Cancionero y romancero de ausencias. Los autores coetáneos a Miguel Hernández forman la “Generación del 36”y los que siguen en España iniciaron una poesía rehumanizadora en los años 40 con dos tendencias: poesía arraigada y desarraigada. La poesía arraigada es una poesía alejada de la realidad social de la postguerra que da una visión positiva de la realidad, tratando temas tradicionales como el amor o la religión. Sus creadores son un grupo de poetas autodenominados “juventud creadora”, que se reunieron a través de revistas como “Escorial” o “Garcilaso”. Destacan Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales con La casa encendida.
La poesía de la experiencia surge al final de la década de los 50. Los autores de esta década se denominan Grupo de los 50. Los rasgos comunes son: la influencia de los poetas sociales y de Antonio Machado y el inconformismo frente al mundo en que viven. Los autores destacados son: Ángel González, con “Sin esperanza, con convencimiento”; y Jaime Gil de Biedma, con “Compañeros de viaje” (1969), Claudio Rodríguez y Gloria Fuertes. Estos autores conciben la poesía como medio de conocimiento de la realidad y se caracterizan por un estilo conversacional, antirretórico y una búsqueda de la palabra exacta. La temática se caracteriza por el fluir del tiempo, el amor y el erotismo. De esta manera, surgen protestas o ironías, que unas veces muestran el inconformismo; otras, un cierto escepticismo doloroso. En cuanto al estilo, se produce un alejamiento voluntario de las tendencias precedentes. En 1970 ,década denominada “los novísimos”, José María Castellet publica la antología Nueve novísimos poetas españoles, en la que se reúnen ciertos autores como Vázquez Montalbán, Martínez Sarrión o José María Álvarez. Estos poetas, nacidos después de la Guerra, tuvieron un papel importante en los medios de comunicación social. Sus viajes al extranjero provocaron el intento de creación de una vanguardia poética con inquietudes experimentales. Además, rechazan la tradición inmediata reivindicando poetas olvidados por la cultura franquista. Estos autores persiguen la renovación del lenguaje poético mediante la utilización de imágenes incoherentes, enumeraciones caóticas y citas de la literatura. Destaca que incorporan el lenguaje de los medios de comunicación.Los temas tratados se refieren a “lo personal” junto a “lo público”. Estos autores muestran su escepticismo sobre las posibilidades que tiene la poesía de cambiar el mundo. En lo personal y en lo político son inconformistas; pero, como poetas, persiguen metas estéticas. Para ellos, el amor y la palabra poética son lo único que puede liberar al hombre de los aspectos negativos del mundo y de la existencia humana, se manifiestan antisentimentalistas y utilizan elementos experimentales relacionados con las vanguardias y el Modernismo.
1975 es el punto de partida de la literatura española de finales del Siglo XX, con la desaparición de la censura. No es un criterio literario sino histórico. A lo largo de este periodo pueden apreciarse ciertas novedades con respecto a etapas anteriores. En primer lugar, se amplía el concepto de novelista, ya que distintos profesionales de los medios de comunicación se incorporarán al oficio de escritor. Por otro lado, el número de mujeres novelistas o escritoras aumenta considerablemente.
En general, las carácterísticas más importantes de la novela de fin de siglo son en primer lugar: argumento comprensible, personajes definidos y estructura simple y lineal, además, se recuperan las personas narrativas tradicionales(1ª o 3ª) sin mezclarse. En segundo lugar, la novela va a desvinculándose progresivamente del compromiso social y político, papel más asumido por otros medios como el cine o la televisión. En tercer lugar, la llegada de la democracia supone una revisión del pasado, especialmente de la Guerra Civil, que ahora puede hacerse con absoluta libertad. Y en cuarto lugar, aparecen los subgéneros narrativos, que hasta entonces se habían considerado menores como la novela policíaca, de intriga, la novela rosa… De tal manera que podría clasificarse la novela española de finales del Siglo XX y principios del XXI según las siguientes tendencias: La novela de intriga es una de las novelas más destacadas de la época. Se basa fundamentalmente en contar historias, frecuentemente sobre una base de intriga como por ejemplo las policíacas. Destacan Eduardo Mendoza con “La verdad sobre el caso Savolta”, Vázquez Montalbán con “ El premio” y Pérez Reverté con “El club Dumas”. Frente a las anteriores, la novela lírica aspira a captar el interés de una minoría selecta de lectores, puesto que estas novelas se esmeran en cuidar el estilo, con tendencia al retoricismo. Destacan Carmen Martín Gaite con “Nubosidad variable” y Francisco Umbral con “Las señoritas de Avignon”. La novela experimental, o también llamada metanovela, es una forma de concebir la propia narración como una reflexión del propio proceso de creación, del mismo modo a lo que hizo Unamuno. Destaca Juan José Millás con “El desorden de tu nombre”. La novela testimonial tras los problemas de un personaje con el que, por razones de edad, puede identificarse una buena parte de los lectores. Son relatos fundamentalmente pesimistas, con el tema principal de la frustración existencial. Todos los protagonistas han alcanzado el éxito profesional, pero han fracasado en su vida privada. Destaca Juan José Millás con “La soledad era esto”.
Y por último la novela histórica es aquella en que predominan citas, hechos o detalles históricos. Fundamentalmente se recrea la Guerra Civil desde un punto de vista de los perdedores. En menor medida, se describen otros hechos del pasado desde un punto de vista investigador, muy cercano a la novela de intriga. Destacan Delibes con “El Hereje” y Pérez Reverté con “El capitán Alatriste”.
Los santos inocentes, obra escrita por Miguel Delibes, está publicada en 1981. Por tanto, está enmarcada en la novela española a partir de 1975. El tema de la novela sería el desamparo social que sufren los campesinos ante las injusticias del mundo. Por tanto, los temas más destacados son: la opresión por parte de los señores, el desprecio y desatención hacia sus criados, las humillaciones continuas a las que son sometidos, la incultura generalizada en las clases bajas, y la resignación de estas al aceptar su condición de inferiores.En las novelas de Miguel Delibes suelen aparecen dos tipos de personajes. Por un lado los sencillos, que son personajes hacia los cuales el lector siente simpatía; y los personajes no auténticos, preocupados por aparentar. En esta obra, los personajes principales son: Azarías, Paco el Bajo y el señorito Iván.La novela responde al esquema tradicional de la novela (planteamiento, nudo y desenlace). Puede dividirse en tres partes: las dos primeras, episódicas (vida rutinaria de los personajes) y la tercera, dramática (relato de los sucesos más importantes): Primera (tres primeros libros): Presentación de los personajes humillados, desde una doble perspectiva: social (vida mísera de estos personajes que les induce a la sumisión ante los amos) y existencial (bondad que preside su comportamiento: personajes que se afanan en la búsqueda de calor humano (Azarías), o en intentar la redención para sus hijos (Paco, el Bajo). Sin embargo, sus ilusiones fracasan en un cuadro marcado por la frustración. Segunda (libro cuarto): Introducción del antagonista (el señorito Iván) y desarrollo de dos rasgos apuntados en los libros anteriores: el enfrentamiento entre dos concepciones de la vida; por un lado, la ideología, la arrogancia y el paternalismo de los señoritos; y, por otro, como contraste, la sumisión de los humildes y su imposibilidad de redención; el enfrentamiento entre dos pasiones: la caza (señorito Iván) se opone a la pasión de Azarías por la grajeta y preludia el desenlace. Tercera (libros quinto y sexto): Reiteración de episodios, temas y rasgos de caracterización de personajes ya presentes en los libros anteriores. En cuanto al tiempo interno, podemos distinguir dos partes, en la primera hay un desorden cronológico, van apareciendo diversas acciones dispersas; y la segunda, tiene una configuración lineal. No existe en la novela ninguna fecha explícita que indique el año en que transcurre (tiempo histórico). Hay, sin embargo, en el libro segundo una referencia al Concilio, que muy bien podría tratarse del Concilio Vaticano II, celebrado en Roma de 1962 a 1965. . Por tanto, la mayor parte de los acontecimientos del relato se sitúan en torno a los primeros años de la década de los sesenta.
Respecto al espacio, la obra se ubica en alguna regíón española limítrofe con Portugal. El paisaje va más allá de un mero escenario.El narrador es omnisciente, en tercera persona. La historia se cuenta desde una perspectiva exterior a los hechos, pero interior al mundo representado. Cuenta la historia de manera objetiva pero a veces juzga, valora, critica o transmite la concepción del mundo que separa explotadores de explotados.