La Segunda Internacional
La Segunda Internacional o Internacional Socialista se fundó en París en 1889. Solo incorporó partidos socialistas y se organizó como una confederación de partidos nacionales autónomos, sin un consejo general que centralizase la acción, a diferencia de la AIT. En 1900 se creó un Buró Socialista Internacional, con sede en Bruselas, encargado de dar continuidad a la organización entre la celebración, cada tres años, de los congresos de la Internacional. Las resoluciones adoptadas en el congreso fundacional reclamaban leyes para la protección de los trabajadores, la jornada laboral de ocho horas y la abolición del trabajo infantil. En los siguientes congresos, la Segunda Internacional debatíó y establecíó una serie de principios que se mantendrían a lo largo del siglo: la extensión de la democracia, la evolución pacífica hacia la toma del poder político, la regulación del mercado laboral y el fin de la discriminación sexual y de las demás desigualdades. Asimismo, condenó el colonialismo, como una forma más de explotación capitalista, y las guerras, consideradas un producto del enfrentamiento entre los Estados capitalistas que se debía impedir y frenar por medio de la huelga general y la movilización revolucionaria. La Segunda Internacional creó algunos de los símbolos del movimiento obrero, como el himno y la celebración del 1.° de Mayo, Día de los Trabajadores, en recuerdo de los obreros detenidos y ajusticiados en Chicago en 1886. Agrupaba a millones de trabajadores y sus debates tuvieron una notable repercusión. Impulsó una gran diversidad de organismos, entre los que cabe destacar la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (1907).
La Comuna de París
Cuando estalló la revuelta de París, el gobierno abandonó la ciudad y se refugió en Versalles. Ante el vacío de poder, se realizaron unas elecciones por sufragio universal y se constituyó un gobierno conocido como la Comuna. Esta organizó la resistencia de la capital y emprendíó un conjunto de reformas que se convirtieron en el referente para el movimiento obrero y democrático: nacionalización de los bienes del clero, reforma de la justicia, sustitución del ejército por milicias populares, abolición de la policía, entrega de las empresas abandonadas a cooperativas obreras y un provecto de enseñanza laica y gratuita. En Mayo, las tropas de Versalles y los prusianos consiguieron tomar París. El bombardeo sobre la ciudad se inició el 1 de Mayo y el día 21 la ocuparon definitivamente tras una semana de lucha. La represión fue durísima, con miles de fusilamientos, detenciones y deportaciones. El obrerismo francés quedó desarticulado y tardaría años en recuperarse.
La Primera Internacional
A partir de 1850, el número de trabajadores, organizaciones obreras y pensadores socialistas era ya muy importante. La conciencia de formar parte de una misma clase, más allá de los Estados y las fronteras, les llevaría a la constitución de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). Fue creada en Londres en 1864 por delegados de asociaciones obreras inglesas y francesas y emigrantes polacos, italianos y alemanes. Posteriormente se incorporaron otros grupos (owenistas, cartistas, etc.) y personalidades involucradas en la lucha social. La AIT o Primera Internacional se organizó en secciones nacionales y tenía un Consejo General dirigido por Marx, que redactó los estatutos y el manifiesto inaugural en el que se establecían los principios básicos de la Internacional: la emancipación de los trabajadores debía ser obra de los mismos trabajadores, que conquistarían el poder político para acabar con la sociedad burguesa e implantar el socialismo. Los primeros congresos de la organización se celebraron en Ginebra (1866), Lausana (1867) y Bruselas (1868). En ellos se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones obreras y se definieron una serie de reivindicaciones: reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo infantil, desaparición de los ejércitos permanentes, socialización de los medios de producción y el recurso a la huelga como el medio más eficaz para conseguir estos objetivos. A pesar de los acuerdos, existían discrepancias en el seno de la Internacional. La más importante fue el enfrentamiento entre Marx y Bakunin, es decir, entre las ideas del socialismo marxista y las del anarquismo. Bakunin acusaba a Marx de controlar la Internacional y de que gran parte de los acuerdos de la AlT reflejaban las posiciones marxistas. Bakunin se opónía a la conquista del Estado y del poder político, propugnaba su abolición y se mostraba hostil al cual de autoridad política. Las delegaciones de los países más industrializados (Gran Bretaña, Alemania) apoyaban las tesis de Marx, y los países más atrasados (España, Italia), con un sector agrícola todavía muy importante, las de Bakunin. Este enfrentamiento provocó la ruptura de la organización en 1872.