Orogenia alpina

El primer perfil topográfico se extiende en dirección norte-sur, entre los mares Cantábrico y Mediterráneo. En general, permite apreciar la elevada altitud media del territorio, causada por la existencia de relieves montañosos y por la elevada altitud media de la meseta castellana: la existencia de fuertes desniveles topográficos por la alternancia de montañas y depresiones; la diferencia de altitud entre las cuencas meseteñas, dado que la del Duero es más elevada que la de los ríos Tajo y Guadiana; el escalón de Sierra Morena, que separa la meseta castellana del valle del Guadalquivir, debido a su diferente origen respecto a las cuencas castellanas, y la existencia de relieves montañosos en la periferia norte y sur de la Península, que aíslan el interior de la influencia del mar, confiriéndole una elevada continentalidad climática. Las unidades del relieve que se suceden a lo largo del perfil topográfico son la Cordillera Cantábrica, la submeseta norte, el sistema Central, la submeseta sur, Sierra Morena y los sistemas Béticos. En primer lugar, se aprecia la proximidad de la cordillera Cantábrica a la costa, que frena la influencia del mar hacia el interior a pocos kilómetros de la costa. Este hecho influye también en la red fluvial, haciendo que los ríos de la vertiente cantábrica, que nacen en esta cordillera, sean cortos y posean una elevada fuerza erosiva. La cordillera Cantábrica, en el sector correspondiente a los Picos de Europa, se formó en la era terciaria, como un horst de calizas 2 primarias levantado en la orogénesis alpina. Se aprecia que los Picos están cortados por profundos cañones, recorridos por ríos. La cuenca de la submeseta norte – ocupada por el río
Duero – se formó también en la era terciaria por el hundimiento de un bloque del zócalo de la Meseta.
Primero formó un gran lago, que se fue rellenando con rocas calizas y arcillosas, en disposición horizontal y en estratos alternativamente duros y blandos. En el perfil se aprecia su elevada altitud media y la actuación de la erosión diferencial, que deja levantadas superficies planas (páramos o cerros testigo) coincidiendo con los estratos duros de caliza y campiñas suavemente onduladas coincidiendo con los estratos blandos. El sistema Central divide la Meseta en dos mitades. Se formó en la era terciaria por el levantamiento de un bloque de la Meseta y es de materiales paleozoicos. La submeseta sur está dividida en dos cuencas sedimentarias por los montes de Toledo. Las cuencas del Tajo y del Guadiana se encuentran a menor altitud que la cuenca de la submeseta norte y se formaron, como ella, por el hundimiento de bloques del zócalo de la Meseta, rellenados posteriormente con materiales terciarios de diferente dureza, que originan formas de relieve similares. Los montes de Toledo, de mucha menor altitud que el sistema Central, se formaron también por el levantamiento de un bloque del zócalo de la Meseta en la era terciaria y están constituidos por materiales paleozoicos. Sierra Morena se aprecia como un escalón entre el borde de la Meseta y el valle del Guadalquivir. Se trata de una flexión fallada, constituida en la era terciaria debido al empuje desde el sur de la placa africana sobre la ibérica. Sus materiales son paleozoicos. En el perfil se observa cómo su altitud se muestra muy diferente según se observe desde la Meseta o desde el valle del Guadalquivir. Los sistemas Béticos tienen dos alineaciones separadas por la depresión o surco 
intrabético
. La cordillera Subbética, hacia el interior, se formó en la era terciaria a partir del levantamiento de materiales mesozoicos depositados por el mar en la fosa bética y es de menor altitud. El surco intrabético es un área deprimida entre ambas cordilleras rellena por materiales terciarios. Y la cordillera Penibética, próxima al litoral, se formó también en la era terciaria por el rejuvenecimiento del antiguo macizo Bético-Rifeño. Es de mayor altitud y sus materiales son paleozoicos. Esta cordillera desciende hasta la costa con una fuerte pendiente y aísla también a la Península de la influencia marina por el sur.

Se extiende en dirección oeste-este entre el valle del Guadiana y el mar Mediterráneo. En general, permite apreciar el basculamiento de la meseta castellana hacia el oeste a partir del sistema Ibérico, como resultado de las presiones sufridas por el zócalo rígido de la Meseta durante la orogénesis alpina; la existencia de desniveles topográficos (llanura litoral próxima al nivel del mar, valles bajos como el del Guadiana, altiplanos como la Mancha y relieves montañosos); la proximidad del sistema Ibérico al litoral, que frena la influencia del mar hacia el interior a pocos kilómetros de la costa, confiriéndole una marcada continentalidad climática. 3 Las unidades del relieve que se suceden a lo largo del perfil son el valle del Guadiana, accidentado por las sierras centrales extremeñas, los montes de Toledo, la llanura de la Mancha, los desfiladeros del río Júcar y el valle del mismo río hasta el Mediterráneo. El valle del Guadiana, como se ha indicado, es una zona de baja altitud, formada por el hundimiento de un bloque del zócalo paleozoico de la Meseta en la era terciaria y rellenada con materiales terciarios. En este tramo, el valle se encuentra accidentado por la sierra central extremeña de Montánchez, perteneciente a las estribaciones de los montes de Toledo, de baja altitud, y materiales paleozoicos. Los montes de Toledo propiamente dichos, como se ha explicado antes, son de materiales paleozoicos y alcanzan una altitud moderada. La Mancha, perteneciente a la cuenca sedimentaria de la submeseta sur, es una zona llana, formada por el hundimiento de un bloque del zócalo de la Meseta en la era terciaria y rellenada con materiales terciarios, alternativamente duros y blandos. En el perfil se aprecia su elevada altitud media, en torno a los 600 metros, y la actuación de la erosión diferencial, que deja levantadas superficies planas (páramos o cerros testigo) coincidiendo con los estratos duros de caliza y campiñas suavemente onduladas coincidiendo con los estratos blandos. Los desfiladeros del río Júcar son profundos cañones labrados por el río sobre las serranías calizas del extremo meridional del sistema Ibérico. Desde aquí, el terreno desciende en brusca pendiente hasta la estrecha llanura litoral, recorrida por el mismo río, que comunica con el mar Mediterráneo.