Descartes
Se plantea el .Proyecto de reconstruir la filosofía y la ciencia desde sus cimientos. La diversidad de corrientes y escuelas con opiniones contradictorias tiene que ser superada por una nueva concepción del saber que de cohesión y coherencia a las diferentes ciencias. La unidad de las ciencias en un conjunto coherente y armónico se basa en la idea de la doble unidad de la razón;
Doble en dos sentidos:
i. Es una en todos los seres humanos. Igualdad universal de la razón, todos
somos seres racionales.
ii. Es una en todos los saberes. La diversidad contradictoria que existe entre todos ellos ha de ser superada mediante un método que use de modo adecuado la razón, un método que nos permitía dirigir bien la razón para distinguir lo verdadero de lo falso, que garantize la seguridad de nuestros conocimientos, aumente gradualmente nuestro conocimiento, nos permita ver claro y andar seguros por la vida. Si todas las ciencias se unifican porque provienen de una misma fuente que es la razón, todas han de seguir un mismo método universal.
La filosofía se entiende como el conjunto de todos los saberes, que se representa metafóricamente como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco la física y las ramas la mecánica, la medicina y la moral. El árbol debe ser revitalizado mediante una nueva savia que es un método universal para todos los saberes. Este método universal toma como modelo las matemáticas: la geometría y el álgebra, que son saberes que proporcionan conocimientos ciertos y evidentes.
La geometría de Euclides es un sistema deductivo: parte de axiomas (enunciados evidentes por sí mismos, es decir, que son verdaderos sin necesidad de demostración porque la razón intuye, capta de modo inmediato que son verdaderos) y de ellos deduce los postulados (enunciados verdaderos de segundo orden, deducidos).
La razón humana realiza de modo natural dos operaciones consustanciales a ella:
i. Intuición: captación inmediata de una evidencia (una idea clara y distinta o también llamada por Descartes una naturaleza simple).
ii. Deducción: enlace de ideas que se suceden de modo necesario.
Lo que se persigue con el método que se ha de hallar, es encontrar unas verdades indubitables, ciertas de modo absoluto, que sirvan de cimientos o de piedra angular del nuevo edificio del saber.
El método aparece explicado y descrito en el libro “Discurso del método”. Está formado por cuatro reglas:
1) Criterio de evidencia: admitir como verdadero sólo lo evidente, aquellas ideas que se presentan con claridad y distinción..
2) Análisis: descomponer el problema en sus ideas simples. Ir de lo complejo a lo simple. Intuición de naturalezas simples
3) Síntesis: deducción, ir de lo simple a lo complejo.
4) Enumeración y revisión de los pasos seguidos.
La primera verdad clara y distinta: cogito ergo sum.
La metafísica constituye las raíces del árbol del saber, los cimientos del edificio de las ciencias. Se necesita aplicar el método para encontrar una primera verdad metafísica completamente cierta que sirva de piedra angular de todo el sistema.
Para alcanzar dicha verdad se utilizará como medio la duda. La duda metódica consiste en utilizar la duda como medio para dicho fin anterior: únicamente se admitirá como primera verdad aquella de la que no quepa la más mínima duda. Este tipo de duda se diferencia de la duda escéptica (Montaigne y escepticismo antiguo, Pirrón y Sexto Empírico) en que la primera es sólo un medio y no un fin, como lo es en el escepticismo, para el cual dudar es el acto en el que tiene que suspenderse el juicio del entendimiento como término o fin de toda investigación.
Se someterán a la duda metódica todos los conocimientos humanos, clasificándolos según la fuente u origen del que procedan:
1.Conocimientos que provienen de los sentidos. Existe un primer motivo para dudar de ellos y es que algunas veces nos engañan como lo prueban las ilusiones ópticas (un palo bajo el agua aparece torcido), por lo tanto no pueden ser fiables. Pero hay algo seguro que parecen proporcionarnos y es que aunque podemos dudar de lo que percibimos, no podemos hacerlo de que estamos despiertos y de que hay algo exterior a nosotros, una realidad objetiva externa, aunque no podamos saber qué es.
2.Pero existe un segundo motivo de duda que nos lleva a dudar también de esto último, y es que a veces soñando creemos estar despiertos, luego podría ocurrir que ahora también estemos soñando. A esta duda se le conoce como argumento de la confusión entre el sueño y la vigilia.
Por mucho que no sepamos si estamos soñando o despiertos, de lo que no cabe dudar es de las verdades matemáticas. 2+2=4 esté soñando o no.
3.Sin embargo, existe un tercer motivo de duda que hará que tampoco estas verdades matemáticas sean fiables: es la hipótesis del genio maligno, que consiste en que podemos suponer o imaginar (no lo afirmamos, por eso es una hipótesis) un ser omnipotente malvado (comentario: Descartes aquí lo que hace es invertir el planteamiento teológico del cristianismo: en vez de un Dios omnipotente y bueno plantea la posible existencia de un Dios igualmente omnipotente pero malo. Sugerir siquiera esta posibilidad en el s. XVII, podía provocar una respuesta de censura por parte de la Iglesia, por lo que Descartes preferirá llamarlo “genio” en vez de Dios). Este
ser al ser omnipotente y malvado podría estar engañándonos y hacernos creer que 2+2 son 4 cuando en verdad no lo son. De este modo, el saber matemático deja de ser fiable, encontrándonos con que no nos queda ningún conocimiento del que no se pueda dudar.
Sin embargo, por mucho que ese genio nos quiera engañar de lo que no cabe ninguna duda, es que yo necesito existir para poder ser engañado. Por tanto, estoy seguro de que existo.
Si dudo o si me engañan es que existo. Pero existo en tanto que pienso (dudar es pensar); “cogito ergo sum”, pienso, luego existo. Esta afirmación quiere decir que sé, de modo cierto e indudable, que existo mientras pienso. La proposición es evidente por intuición, esto quiere decir que el termino “luego” no hay que entenderlo como un consecuente; existir no se deduce del pensar sino que pensar es existir y a la inversa, se dan de modo simultaneo.
Si dudo o si me engañan es que existo. Pero existo en tanto que pienso (dudar es pensar); “cogito ergo sum”, pienso, luego existo. Esta afirmación quiere decir que sé, de modo cierto e indudable, que existo mientras pienso. La proposición es evidente por intuición, esto quiere decir que el termino “luego” no hay que entenderlo como un consecuente; existir no se deduce del pensar sino que pensar es existir y a la inversa, se dan de modo simultaneo.