Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre
La prehistoria se divide en dos etapas bien diferenciadas:
El Paleolítico es la primera y más larga etapa y abarca el proceso de hominización hasta la domesticación de la agricultura. Las sociedades vivían de una economía depredadora de caza y recolección en grupos nómadas. Podemos distinguir tres subetapas: el Paleolítico inferior (1,2 millones de años-100.000 años), habitado por el Homo antecessor y el Homo heidelbergensis (ambos hallados en Atapuerca); el Paleolítico Medio (100.000-35.000 años) donde el Homo neandertalensis ya practicaba ritos funerarios; y el Paleolítico Superior con el dominio del sapiens y la aparición del arte rupestre naturalista al principio (Altamira) y algo más esquemático durante el mesolítico (arte levantino).
Desde el 5000 a.C hablamos de Neolítico con poblaciones sedentarias y estables como demuestran las culturas de cerámica cardial (Cova de l´Or) o de los sepulcros en fosa (Cataluña).
Los pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses
Entendemos por pueblos prerromanos a los núcleos de población previos a la conquista romana.
Son colonizaciones de pueblos indoeuropeos y comerciantes mediterráneos que se instalan en la península a lo largo del primer milenio.
Tartesios
De posible procedencia africana se asientan en el suroeste peninsular durante el siglo VII a.C. Su principal fuente de riquezas fue el comercio de metales (estaño, oro y plata).
Íberos: ocuparon el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y del Guadalquivir. Habitaban en pueblos amurallados con una élite militar y una economía agraria y metalúrgica. En contacto con los griegos, alcanzaron su esplendor cultural entre los siglos V y III a.C.
Celtas y celtíberos: ocupaban el norte y parte de la meseta, de organización tribal y agrupados en castros fortificados y dedicados a la agricultura y la ganadería.
Fenicios: procedentes del mediterráneo oriental se asientan en el sur peninsular durante el primer milenio fundando ciudades como Gadir o Malaca dedicadas al comercio. Difundieron la escritura.
Griegos: instalados en la costa catalana y levantina desde el siglo VIII a.C. Con destacadas colonias como Ampurias o Rodhes. Destaca el cultivo de la vid y el olivo y una fuerte influencia cultural sobre los íberos.
Cartagineses: desde el siglo III a.C. Ocupan el sureste peninsular, destacando la ciudad de Cartago Nova. Su principal actividad fue el comercio de metales.
Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y cultural.
La conquista y romanización de la Península a lo largo de siete siglos marca nuestra historia hasta la actualidad. La conquista se llevó a cabo en tres etapas: la primera, en el siglo III a.C., en el contexto de la Segunda Guerra Púnica que significó las conquistas de los antiguos territorios cartagineses; la segunda, durante el siglo II a. C., centrada en la conquista de los pueblos celtas e iberos, con la destacada resistencia de lusitanos y numantinos; y la tercera, en el siglo I a.C. Con las llamadas guerras cántabras bajo el Imperio de Augusto. Pero además del control territorial y la explotación económica (racionalización de la producción agropecuaria y minera), la conquista supuso un fuerte proceso de romanización sobre las poblaciones peninsulares mediante la imposición del latín, el derecho romano y la propia ciudadanía romana que ha dejado un legado evidente en nuestro país tanto en el plano material (acueductos, ciudades, calzadas) como en el cultural, destacando de manera especial la cristianización de la península y la consolidación de las lenguas romances nacidas del latín.
El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios
En el siglo V la península es invadida por pueblos germanos que sustituyen la dominación romana: suevos en Galicia, vándalos en Andalucía y alanos en Portugal. A principios del siglo VI, los visigodos expulsados de Toulouse por los francos fundan el reino visigodo de Toledo (507-711).
Los visigodos fusionaron la tradición germana e hispana mediante los siguientes hitos destacados:
Leovigildo (573-586) logra la unificación territorial tras derrotar a suevos y bizantinos.
Recaredo (586-601) logra la unificación religiosa al declarar el catolicismo religión oficial.
Recesvinto (654-672) logra la unificación jurídica con el Fuero Juzgo, código común a hispanos y godos.
Se trató de una monarquía elegida por la Asamblea de Hombres Libres, en la que el rey gobernaba con un Aula Regia (Consejo Real) y los Concilios de Toledo (asambleas legislativas). A nivel cultural adoptaron la tradición romana pero ruralizada y con residuos germanos.