“Los que ponen la muerte en el futuro. Que cojan la maleta… (La Maleta). Así, reivindicando un mañana mejor para Canarias. Pedro Lezcano alzaba sus proclamas al mundo con sus letras. Y es que, al igual que su homólogo Pedro García Cabrera, el autor de La Chabola dedica gran parte de su Obra y vida a visibilizar a los isleños oprimidos por las miserias del hambre y la injusticia.El presente texto en prosa se centra en ciertos aspectos marginales que requieren una voz para la denuncia social.
La cual. Según la experta Teresa Cancio León, aparece ahogada por cierta ironía.La chabota es un cuento publicado en 1968 por Pedro Lezcano Montalvo (Madrid, 1920 – Las Palmas de Gran Canaria. 2002). En su obra Cuentos sin geografía y otras narraciones. Este autor, que forma parte de la literatura canaria de posguerra, es uno de los mejores exponentes de una doble línea de compromiso: con la condición humana y con su territorio de adopción. Canarias. Esta doble tarea artística se combinará con una importante labor pública, tanto en el franquismo (colaborando en la clandestinidad con partidos de izquierdas revolucionarias y anticolonialistas), como en los años de la transición y posteriores (en 1981 será presidente del Cabildo de Gran Canaria).Este canario de adopción se relaciónó desde su adolescencia con artistas autóctonos con los que compartirá estilo y perspectiva estética, como Agustín Millares Sall o Ventura Doreste; ello queda reflejado en sus múltiples colaboraciones con las secciones culturales de diversas revistas locales y nacionales. Paralelamente, su etapa universitaria, que desarrolló primordialmente en Madrid, se caracterizó por su participación en diferentes manifestaciones culturales, como los recitales y tertulias del Café Gijón.Sus escritos, entonces, rezumaban los efluvios literarios del renacentista Garcilaso y de los modernos Lorca y Miguel Hernández. Finalmente, su inclusión en la Antología parcial de la poesía española, configurada por la revista Espadaña, supondría su culminación como literato en esta época.A mediados del Siglo XX. Ya establecido en Gran Canaria, Pedro Lezcano se involucra en el proyecto colectivo del Teatro Insular de Cámara, tratando de impulsar la puesta en escena de las grandes piezas dramáticas contemporáneas, en las que participó como actor, director y autor. No obstante, su impronta literaria más rotunda se desarrollará en el género narrativo, eclosionando en Cuentos sin geografía y otras narraciones (1968). Este libro, compuesto por once cuentos, se bifurca en dos vertientes fundamentales: por un lado, surgen relatos que no suceden en ningún lugar en concreto, sino que se desarrollan en torno a una idea. A un concepto; por ejemplo: La máquina de Dios. Por otro lado, aparecen relatos que se ubican en algún lugar de las islas, como La chabola que, por su localización geográfica precisa, (una playa del sur de Gran Canaria). Pertenece al segundo grupo. Sus cuentos, en general, son narraciones poetizadas, porque Lezcano nunca abandona ese aliento lírico, inconfundible, de un poeta.
Caracterización:
EL TEMA se circunscribe a la pobreza de una familia humilde que vive en condiciones infrahumanas en una chabola, situación que se ha venido manteniendo a lo largo de muchos años puesto que, en la humilde vivienda, conviven tres generaciones. En RESUMEN, en una zona costera de Gran Canaria, próxima a una base militar norteamericana, la rutina cotidiana de una familia humilde se interrumpe cuando aparece un extranjero solicitando la desconexión de todos los electrodomésticos ya que, según cuenta, podrían interferir en el lanzamiento de un satélite (que los autóctonos confunden con un cohete pirotécnico). Sin embargo, la comunicación no se resuelve con éxito debido a las “interferencias” lingüísticas suscitadas por las circunstancias personales de los personajes (por un lado, al irregular dominio del idioma español que exhibe el extranjero; por otro lado, las carencias culturales que reflejan la ignorancia de los isleños). Y es que, los progenitores de este clan de pescadores interpretan que la inesperada visita nocturna supone una queja debido al llanto de su bebé.
En cuanto a la ESTRUCTURA, el texto se puede dividir en tres partes acorde a la estructura clásica de la narración: planteamiento-nudo-desenlace. El planteamiento, que corresponde a los dos primeros párrafos, introduce el tiempo y el espacio (“Cuando anochece…”, “La chabola de Juan el chinchorrero está…, el nudo abarca el resto del texto, salvo el último párrafo, y en él se desarrollan los momentos previos a que la familia se acueste. Ya, en el último párrafo, el “conflicto” se resuelve con la decisión apresurada de que todos los miembros de la familia se vayan a dormir.
El cuento, La chabola, está protagonizado por un personaje colectivo: una familia pobre, -formada por un matrimonio (Juan el pescador y María), cuatro hijos (Pepa, Isabela, Justo) y la abuela, Juanitita-, que vive precariamente en una chabola construida con latas y tablas de cajas. Ocho son los PERSONAJES que aparecen en el cuento y todos ellos están caracterizados con breves pinceladas, lo que les confiere un carácter plano, ya que no evolucionan:
Juan, el patriarca, se dedica a pescar mediante el arte del chinchorro, de ahí su alias: el chinchorrero. Sabe leer y está medianamente enterado de la actualidad por sus comentarios sobre la actividad espacial norteamericana —ampliamente recogida por la prensa española del momento- en su lucha con los soviéticos por conseguir la primacía espacial. Sin embargo, sus limitaciones académicas propician que confunda un cohete espacial con un artificio pirotécnico: El volador típico de las fiestas que, en este caso, • ni hace chispas ni mete ruido ‘. Asimismo, se percibe su ironía, teñida de agridulce conformismo, cuando se refiere a su chabola como la ONU, de la que llega a temer que lo desahucien cuando espeta ‘como no nos callemos, acabarán echándonos de aquí
María, la matriarca, representa la máxima autoridad de familia y se encarga de organizar las labores domésticas, como se deduce de sus órdenes: ‘Que Pepa esta madrugada vaya a poner en cola las latas del agua, porque luego se amontona mucha gente. Que Justo no se olvide de ordeñar para el crío… Al igual que el chinchorrero, su exigua formación impide que llegue a entender al extranjero.
Juanitita, la abuela, descrita como una persona ya acabada ‘ya a medio morir’, es una mujer vencida por la edad y, evidentemente, por la vida dura que ha llevado, que la ha ido derrotando poco a poco… Derrota subrayada simbólicamente por las variaciones de su nombre: “Juanona, Juana, Juanita. Juanitita, como si su nombre, menguante año tras año. No fuese el de ella misma, sino el de su futuro cada vez más chico” Para colmo, se encuentra impedida, por lo que no se puede mover de la cama.
Los hijos mayores ayudan en la casa, acatando las órdenes de su madre: Pepa es la encargada de acarrear el agua; Justo, de ordeñar la cabra; Isabela, aparentemente la mayor, trabaja en un almacén (probablemente de empaquetado de tomates). Finalmente, el bebé, que no cesa de llorar, probablemente no esté bautizado, ya que no se menciona su nombre.
Por último. El personaje foráneo se muestra exquisitamente educado: Les ruega que desconecten los electrodomésticos. Sin embargo, pese a su bagaje cultural, adolece de sensibilidad para advertir que esa mísera vivienda no dispone de luz eléctrica. Se atisba así cierta “ceguera” que quizás encubra la prepotencia, disfrazada de paternalismo, que los países ricos adoptan hacia los pobres. Esta breve intervención es toda una metáfora de las relaciones entre el primer y el tercer mundo.
Las coordenadas espaciales y temporales aparecen en el cuento de forma difuminada. La técnica narrativa del TIEMPO es lineal, a excepción de la somera analepsis descriptiva sobre la cronología vital que se refleja en el nombre de la abuela. Teniendo en cuenta todos los datos sobre los personajes, se deduce que el tiempo extremo del cuento coincide con la época contemporánea del autor: mediados de la década de los 60. Mientras que el tiempo interno abarcaría, aproximadamente, una o dos horas.
El ESPACIO intratextual se focaliza en una chabola enclavada en el sur de Gran Canaria; concretamente, en una playa de Maspalomas, donde existen cultivos y empaquetadoras de tomates. A su vez, el espacio extratextual corresponde a la isla. Y es que, diversas referencias directas e indirectas, como la mención a ‘las mareas del Pino’, son claves para precisar la ubicación geográfica y temporal.
A NIVEL COMUNICATIVO O TEXTUAL, la voz narrativa se erige en el eje vertebrador que cohesiona la obra. En este caso, llega a parecer omnisciente por la complicidad que genera con los personajes en una descripción neorrealista, enlazando con la tradición del cuadro o pintura de costumbres. No obstante, aunque el resultado final esboce un mundo de cruda miseria, el autor no escatima delicadeza cuando su pluma retrata a los personajes, preservando en todo momento su dignidad. Técnicamente, nos ofrece su punto de vista externo y por eso utiliza siempre la tercera persona verbal, reflejando así la vida diaria de una familia trabajadora. A este respecto, el carácter omnisciente se puede observar en sus comentarios subjetivos sobre los acontecimientos pasados «A Juanitita la llamaban Juanona cuando era niña, Juana siendo mujer hermosa Curiosamente, algunas intervenciones del narrador responden más al estilo de la acotación del texto dramático «María. La madre, repartiendo órdenes monótonas, anima el fuelle de la cocina (…)». Mientras que la prosa narrativa ostenta una gran carga poética, el discurso de los personajes autóctonos está mareado por el registro coloquial-familiar que, en ocasiones, roza lo vulgar «¿Cuál dijo que hiciéramos?». El técnico de la NASA, por su parte, se expresa con un acento raro, propio de quien no domina un idioma foráneo («rogamos desconecten televisión (…) para no interferencias»).
En referencia al NIVEL MORFOSINTÁCTICO, la modalidad oracional preeminente es la enunciativa; sin embargo, aparece fugazmente la interrogativa directa, así como la modalidad exhortativa a través de las órdenes, en estilo directo, que da María a sus hijos “Que Pepa… “Que Justo… “Que Isabela… O. Asimismo, esta secuencia sintáctica configura uno de los diversos paralelismos que se aprecian en el texto.
En cuanto al NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO, prevalecen los siguientes aspectos:
Los frecuentes canarismos subrayan el matiz pintoresco del relato, (carburo, rezados, revira, papas, gofio…), tanto para contextualizar el texto geográficamente, como para caracterizar a los personajes e identificar su condición social.
El mar, constante en la literatura canaria, reaparece configurando un campo semántico: playa, arena. Estrellas marinas, chinchorrero, agua, pescado, mareas, sal mojada… Todos estos vocablos adquieren un valor connotativo, puesto que reflejan la humildad de quienes viven de él.
Los antónimos, «noche/mañana». Actúan como técnica de contraste y de contextualización espaciotemporal. Los sinónimos, por su parte, también contribuyen a otorgar cohesión semántica al texto, («cohete/volador»).
Justificación del carácter literario
Indefectiblemente, la función poética del lenguaje está presente en todo el texto, erigíéndose en una gran metáfora sobre las desigualdades sociales. Ahondando en los RECURSOS ESTILÍSTICOS, formalmente, se aprecia la cadencia de imágenes que impregnan de sensorialidad el carácter descriptivo de diversos pasajes de la historia. Con este propósito, destacan los símiles: “como sus hermanas celestes, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena
La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas
Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).
En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.
su impronta literaria más rotunda se desarrollará en el género narrativo, eclosionando en Cuentos sin geografía y otras narraciones (1968). Este libro, compuesto por once cuentos, se bifurca en dos vertientes fundamentales: por un lado, surgen relatos que no suceden en ningún lugar en concreto, sino que se desarrollan en torno a una idea. A un concepto; por ejemplo: La máquina de Dios. Por otro lado, aparecen relatos que se ubican en algún lugar de las islas, como La chabola que, por su localización geográfica precisa, (una playa del sur de Gran Canaria). Pertenece al segundo grupo. Sus cuentos, en general, son narraciones poetizadas, porque Lezcano nunca abandona ese aliento lírico, inconfundible, de un poeta.EL TEMA se circunscribe a la pobreza de una familia humilde que vive en condiciones infrahumanas en una chabola, situación que se ha venido manteniendo a lo largo de muchos años puesto que, en la humilde vivienda, conviven tres generaciones. En RESUMEN, en una zona costera de Gran Canaria, próxima a una base militar norteamericana, la rutina cotidiana de una familia humilde se interrumpe cuando aparece un extranjero solicitando la desconexión de todos los electrodomésticos ya que, según cuenta, podrían interferir en el lanzamiento de un satélite (que los autóctonos confunden con un cohete pirotécnico). Sin embargo, la comunicación no se resuelve con éxito debido a las “interferencias” lingüísticas suscitadas por las circunstancias personales de los personajes (por un lado, al irregular dominio del idioma español que exhibe el extranjero; por otro lado, las carencias culturales que reflejan la ignorancia de los isleños). Y es que, los progenitores de este clan de pescadores interpretan que la inesperada visita nocturna supone una queja debido al llanto de su bebé.En cuanto a la ESTRUCTURA, el texto se puede dividir en tres partes acorde a la estructura clásica de la narración: planteamiento-nudo-desenlace. El planteamiento, que corresponde a los dos primeros párrafos, introduce el tiempo y el espacio (“Cuando anochece…”, “La chabola de Juan el chinchorrero está…, el nudo abarca el resto del texto, salvo el último párrafo, y en él se desarrollan los momentos previos a que la familia se acueste. Ya, en el último párrafo, el “conflicto” se resuelve con la decisión apresurada de que todos los miembros de la familia se vayan a dormir.El cuento, La chabola, está protagonizado por un personaje colectivo: una familia pobre, -formada por un matrimonio (Juan el pescador y María), cuatro hijos (Pepa, Isabela, Justo) y la abuela, Juanitita-, que vive precariamente en una chabola construida con latas y tablas de cajas. Ocho son los PERSONAJES que aparecen en el cuento y todos ellos están caracterizados con breves pinceladas, lo que les confiere un carácter plano, ya que no evolucionan:Juan, el patriarca, se dedica a pescar mediante el arte del chinchorro, de ahí su alias: el chinchorrero. Sabe leer y está medianamente enterado de la actualidad por sus comentarios sobre la actividad espacial norteamericana —ampliamente recogida por la prensa española del momento- en su lucha con los soviéticos por conseguir la primacía espacial. Sin embargo, sus limitaciones académicas propician que confunda un cohete espacial con un artificio pirotécnico: El volador típico de las fiestas que, en este caso, • ni hace chispas ni mete ruido ‘. Asimismo, se percibe su ironía, teñida de agridulce conformismo, cuando se refiere a su chabola como la ONU, de la que llega a temer que lo desahucien cuando espeta ‘como no nos callemos, acabarán echándonos de aquí María, la matriarca, representa la máxima autoridad de familia y se encarga de organizar las labores domésticas, como se deduce de sus órdenes: ‘Que Pepa esta madrugada vaya a poner en cola las latas del agua, porque luego se amontona mucha gente. Que Justo no se olvide de ordeñar para el crío… Al igual que el chinchorrero, su exigua formación impide que llegue a entender al extranjero.
Juanitita, la abuela, descrita como una persona ya acabada ‘ya a medio morir’, es una mujer vencida por la edad y, evidentemente, por la vida dura que ha llevado, que la ha ido derrotando poco a poco… Derrota subrayada simbólicamente por las variaciones de su nombre: “Juanona, Juana, Juanita. Juanitita, como si su nombre, menguante año tras año. No fuese el de ella misma, sino el de su futuro cada vez más chico” Para colmo, se encuentra impedida, por lo que no se puede mover de la cama.
Los hijos mayores ayudan en la casa, acatando las órdenes de su madre: Pepa es la encargada de acarrear el agua; Justo, de ordeñar la cabra; Isabela, aparentemente la mayor, trabaja en un almacén (probablemente de empaquetado de tomates). Finalmente, el bebé, que no cesa de llorar, probablemente no esté bautizado, ya que no se menciona su nombre.
Por último. El personaje foráneo se muestra exquisitamente educado: Les ruega que desconecten los electrodomésticos. Sin embargo, pese a su bagaje cultural, adolece de sensibilidad para advertir que esa mísera vivienda no dispone de luz eléctrica. Se atisba así cierta “ceguera” que quizás encubra la prepotencia, disfrazada de paternalismo, que los países ricos adoptan hacia los pobres. Esta breve intervención es toda una metáfora de las relaciones entre el primer y el tercer mundo.
Las coordenadas espaciales y temporales aparecen en el cuento de forma difuminada. La técnica narrativa del TIEMPO es lineal, a excepción de la somera analepsis descriptiva sobre la cronología vital que se refleja en el nombre de la abuela. Teniendo en cuenta todos los datos sobre los personajes, se deduce que el tiempo extremo del cuento coincide con la época contemporánea del autor: mediados de la década de los 60. Mientras que el tiempo interno abarcaría, aproximadamente, una o dos horas.
El ESPACIO intratextual se focaliza en una chabola enclavada en el sur de Gran Canaria; concretamente, en una playa de Maspalomas, donde existen cultivos y empaquetadoras de tomates. A su vez, el espacio extratextual corresponde a la isla. Y es que, diversas referencias directas e indirectas, como la mención a ‘las mareas del Pino’, son claves para precisar la ubicación geográfica y temporal.
A NIVEL COMUNICATIVO O TEXTUAL, la voz narrativa se erige en el eje vertebrador que cohesiona la obra. En este caso, llega a parecer omnisciente por la complicidad que genera con los personajes en una descripción neorrealista, enlazando con la tradición del cuadro o pintura de costumbres. No obstante, aunque el resultado final esboce un mundo de cruda miseria, el autor no escatima delicadeza cuando su pluma retrata a los personajes, preservando en todo momento su dignidad. Técnicamente, nos ofrece su punto de vista externo y por eso utiliza siempre la tercera persona verbal, reflejando así la vida diaria de una familia trabajadora. A este respecto, el carácter omnisciente se puede observar en sus comentarios subjetivos sobre los acontecimientos pasados «A Juanitita la llamaban Juanona cuando era niña, Juana siendo mujer hermosa Curiosamente, algunas intervenciones del narrador responden más al estilo de la acotación del texto dramático «María. La madre, repartiendo órdenes monótonas, anima el fuelle de la cocina (…)». Mientras que la prosa narrativa ostenta una gran carga poética, el discurso de los personajes autóctonos está mareado por el registro coloquial-familiar que, en ocasiones, roza lo vulgar «¿Cuál dijo que hiciéramos?». El técnico de la NASA, por su parte, se expresa con un acento raro, propio de quien no domina un idioma foráneo («rogamos desconecten televisión (…) para no interferencias»).
En referencia al NIVEL MORFOSINTÁCTICO, la modalidad oracional preeminente es la enunciativa; sin embargo, aparece fugazmente la interrogativa directa, así como la modalidad exhortativa a través de las órdenes, en estilo directo, que da María a sus hijos “Que Pepa… “Que Justo… “Que Isabela… O. Asimismo, esta secuencia sintáctica configura uno de los diversos paralelismos que se aprecian en el texto.
En cuanto al NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO, prevalecen los siguientes aspectos:
Los frecuentes canarismos subrayan el matiz pintoresco del relato, (carburo, rezados, revira, papas, gofio…), tanto para contextualizar el texto geográficamente, como para caracterizar a los personajes e identificar su condición social.
El mar, constante en la literatura canaria, reaparece configurando un campo semántico: playa, arena. Estrellas marinas, chinchorrero, agua, pescado, mareas, sal mojada… Todos estos vocablos adquieren un valor connotativo, puesto que reflejan la humildad de quienes viven de él.
Los antónimos, «noche/mañana». Actúan como técnica de contraste y de contextualización espaciotemporal. Los sinónimos, por su parte, también contribuyen a otorgar cohesión semántica al texto, («cohete/volador»).
Justificación del carácter literario
Indefectiblemente, la función poética del lenguaje está presente en todo el texto, erigíéndose en una gran metáfora sobre las desigualdades sociales. Ahondando en los RECURSOS ESTILÍSTICOS, formalmente, se aprecia la cadencia de imágenes que impregnan de sensorialidad el carácter descriptivo de diversos pasajes de la historia. Con este propósito, destacan los símiles: “como sus hermanas celestes, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena
La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas
Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).
En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.
apresurada de que todos los miembros de la familia se vayan a dormir.El cuento, La chabola, está protagonizado por un personaje colectivo: una familia pobre, -formada por un matrimonio (Juan el pescador y María), cuatro hijos (Pepa, Isabela, Justo) y la abuela, Juanitita-, que vive precariamente en una chabola construida con latas y tablas de cajas. Ocho son los PERSONAJES que aparecen en el cuento y todos ellos están caracterizados con breves pinceladas, lo que les confiere un carácter plano, ya que no evolucionan:Juan, el patriarca, se dedica a pescar mediante el arte del chinchorro, de ahí su alias: el chinchorrero. Sabe leer y está medianamente enterado de la actualidad por sus comentarios sobre la actividad espacial norteamericana —ampliamente recogida por la prensa española del momento- en su lucha con los soviéticos por conseguir la primacía espacial. Sin embargo, sus limitaciones académicas propician que confunda un cohete espacial con un artificio pirotécnico: El volador típico de las fiestas que, en este caso, • ni hace chispas ni mete ruido ‘. Asimismo, se percibe su ironía, teñida de agridulce conformismo, cuando se refiere a su chabola como la ONU, de la que llega a temer que lo desahucien cuando espeta ‘como no nos callemos, acabarán echándonos de aquí María, la matriarca, representa la máxima autoridad de familia y se encarga de organizar las labores domésticas, como se deduce de sus órdenes: ‘Que Pepa esta madrugada vaya a poner en cola las latas del agua, porque luego se amontona mucha gente. Que Justo no se olvide de ordeñar para el crío… Al igual que el chinchorrero, su exigua formación impide que llegue a entender al extranjero.Juanitita, la abuela, descrita como una persona ya acabada ‘ya a medio morir’, es una mujer vencida por la edad y, evidentemente, por la vida dura que ha llevado, que la ha ido derrotando poco a poco… Derrota subrayada simbólicamente por las variaciones de su nombre: “Juanona, Juana, Juanita. Juanitita, como si su nombre, menguante año tras año. No fuese el de ella misma, sino el de su futuro cada vez más chico” Para colmo, se encuentra impedida, por lo que no se puede mover de la cama.Los hijos mayores ayudan en la casa, acatando las órdenes de su madre: Pepa es la encargada de acarrear el agua; Justo, de ordeñar la cabra; Isabela, aparentemente la mayor, trabaja en un almacén (probablemente de empaquetado de tomates). Finalmente, el bebé, que no cesa de llorar, probablemente no esté bautizado, ya que no se menciona su nombre.Por último. El personaje foráneo se muestra exquisitamente educado: Les ruega que desconecten los electrodomésticos. Sin embargo, pese a su bagaje cultural, adolece de sensibilidad para advertir que esa mísera vivienda no dispone de luz eléctrica. Se atisba así cierta “ceguera” que quizás encubra la prepotencia, disfrazada de paternalismo, que los países ricos adoptan hacia los pobres. Esta breve intervención es toda una metáfora de las relaciones entre el primer y el tercer mundo.Las coordenadas espaciales y temporales aparecen en el cuento de forma difuminada. La técnica narrativa del TIEMPO es lineal, a excepción de la somera analepsis descriptiva sobre la cronología vital que se refleja en el nombre de la abuela. Teniendo en cuenta todos los datos sobre los personajes, se deduce que el tiempo extremo del cuento coincide con la época contemporánea del autor: mediados de la década de los 60. Mientras que el tiempo interno abarcaría, aproximadamente, una o dos horas.
El ESPACIO intratextual se focaliza en una chabola enclavada en el sur de Gran Canaria; concretamente, en una playa de Maspalomas, donde existen cultivos y empaquetadoras de tomates. A su vez, el espacio extratextual corresponde a la isla. Y es que, diversas referencias directas e indirectas, como la mención a ‘las mareas del Pino’, son claves para precisar la ubicación geográfica y temporal.
A NIVEL COMUNICATIVO O TEXTUAL, la voz narrativa se erige en el eje vertebrador que cohesiona la obra. En este caso, llega a parecer omnisciente por la complicidad que genera con los personajes en una descripción neorrealista, enlazando con la tradición del cuadro o pintura de costumbres. No obstante, aunque el resultado final esboce un mundo de cruda miseria, el autor no escatima delicadeza cuando su pluma retrata a los personajes, preservando en todo momento su dignidad. Técnicamente, nos ofrece su punto de vista externo y por eso utiliza siempre la tercera persona verbal, reflejando así la vida diaria de una familia trabajadora. A este respecto, el carácter omnisciente se puede observar en sus comentarios subjetivos sobre los acontecimientos pasados «A Juanitita la llamaban Juanona cuando era niña, Juana siendo mujer hermosa Curiosamente, algunas intervenciones del narrador responden más al estilo de la acotación del texto dramático «María. La madre, repartiendo órdenes monótonas, anima el fuelle de la cocina (…)». Mientras que la prosa narrativa ostenta una gran carga poética, el discurso de los personajes autóctonos está mareado por el registro coloquial-familiar que, en ocasiones, roza lo vulgar «¿Cuál dijo que hiciéramos?». El técnico de la NASA, por su parte, se expresa con un acento raro, propio de quien no domina un idioma foráneo («rogamos desconecten televisión (…) para no interferencias»).
En referencia al NIVEL MORFOSINTÁCTICO, la modalidad oracional preeminente es la enunciativa; sin embargo, aparece fugazmente la interrogativa directa, así como la modalidad exhortativa a través de las órdenes, en estilo directo, que da María a sus hijos “Que Pepa… “Que Justo… “Que Isabela… O. Asimismo, esta secuencia sintáctica configura uno de los diversos paralelismos que se aprecian en el texto.
En cuanto al NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO, prevalecen los siguientes aspectos:
Los frecuentes canarismos subrayan el matiz pintoresco del relato, (carburo, rezados, revira, papas, gofio…), tanto para contextualizar el texto geográficamente, como para caracterizar a los personajes e identificar su condición social.
El mar, constante en la literatura canaria, reaparece configurando un campo semántico: playa, arena. Estrellas marinas, chinchorrero, agua, pescado, mareas, sal mojada… Todos estos vocablos adquieren un valor connotativo, puesto que reflejan la humildad de quienes viven de él.
Los antónimos, «noche/mañana». Actúan como técnica de contraste y de contextualización espaciotemporal. Los sinónimos, por su parte, también contribuyen a otorgar cohesión semántica al texto, («cohete/volador»).
Justificación del carácter literario
Indefectiblemente, la función poética del lenguaje está presente en todo el texto, erigíéndose en una gran metáfora sobre las desigualdades sociales. Ahondando en los RECURSOS ESTILÍSTICOS, formalmente, se aprecia la cadencia de imágenes que impregnan de sensorialidad el carácter descriptivo de diversos pasajes de la historia. Con este propósito, destacan los símiles: “como sus hermanas celestes, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena
La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas
Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).
En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.
cabra; Isabela, aparentemente la mayor, trabaja en un almacén (probablemente de empaquetado de tomates). Finalmente, el bebé, que no cesa de llorar, probablemente no esté bautizado, ya que no se menciona su nombre.Por último. El personaje foráneo se muestra exquisitamente educado: Les ruega que desconecten los electrodomésticos. Sin embargo, pese a su bagaje cultural, adolece de sensibilidad para advertir que esa mísera vivienda no dispone de luz eléctrica. Se atisba así cierta “ceguera” que quizás encubra la prepotencia, disfrazada de paternalismo, que los países ricos adoptan hacia los pobres. Esta breve intervención es toda una metáfora de las relaciones entre el primer y el tercer mundo.Las coordenadas espaciales y temporales aparecen en el cuento de forma difuminada. La técnica narrativa del TIEMPO es lineal, a excepción de la somera analepsis descriptiva sobre la cronología vital que se refleja en el nombre de la abuela. Teniendo en cuenta todos los datos sobre los personajes, se deduce que el tiempo extremo del cuento coincide con la época contemporánea del autor: mediados de la década de los 60. Mientras que el tiempo interno abarcaría, aproximadamente, una o dos horas.El ESPACIO intratextual se focaliza en una chabola enclavada en el sur de Gran Canaria; concretamente, en una playa de Maspalomas, donde existen cultivos y empaquetadoras de tomates. A su vez, el espacio extratextual corresponde a la isla. Y es que, diversas referencias directas e indirectas, como la mención a ‘las mareas del Pino’, son claves para precisar la ubicación geográfica y temporal.A NIVEL COMUNICATIVO O TEXTUAL, la voz narrativa se erige en el eje vertebrador que cohesiona la obra. En este caso, llega a parecer omnisciente por la complicidad que genera con los personajes en una descripción neorrealista, enlazando con la tradición del cuadro o pintura de costumbres. No obstante, aunque el resultado final esboce un mundo de cruda miseria, el autor no escatima delicadeza cuando su pluma retrata a los personajes, preservando en todo momento su dignidad. Técnicamente, nos ofrece su punto de vista externo y por eso utiliza siempre la tercera persona verbal, reflejando así la vida diaria de una familia trabajadora. A este respecto, el carácter omnisciente se puede observar en sus comentarios subjetivos sobre los acontecimientos pasados «A Juanitita la llamaban Juanona cuando era niña, Juana siendo mujer hermosa Curiosamente, algunas intervenciones del narrador responden más al estilo de la acotación del texto dramático «María. La madre, repartiendo órdenes monótonas, anima el fuelle de la cocina (…)». Mientras que la prosa narrativa ostenta una gran carga poética, el discurso de los personajes autóctonos está mareado por el registro coloquial-familiar que, en ocasiones, roza lo vulgar «¿Cuál dijo que hiciéramos?». El técnico de la NASA, por su parte, se expresa con un acento raro, propio de quien no domina un idioma foráneo («rogamos desconecten televisión (…) para no interferencias»).En referencia al NIVEL MORFOSINTÁCTICO, la modalidad oracional preeminente es la enunciativa; sin embargo, aparece fugazmente la interrogativa directa, así como la modalidad exhortativa a través de las órdenes, en estilo directo, que da María a sus hijos “Que Pepa… “Que Justo… “Que Isabela… O. Asimismo, esta secuencia sintáctica configura uno de los diversos paralelismos que se aprecian en el texto.En cuanto al NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO, prevalecen los siguientes aspectos:Los frecuentes canarismos subrayan el matiz pintoresco del relato, (carburo, rezados, revira, papas, gofio…), tanto para contextualizar el texto geográficamente, como para caracterizar a los personajes e identificar su condición social.El mar, constante en la literatura canaria, reaparece configurando un campo semántico: playa, arena. Estrellas marinas, chinchorrero, agua, pescado, mareas, sal mojada… Todos estos vocablos adquieren un valor connotativo, puesto que reflejan la humildad de quienes viven de él.Los antónimos, «noche/mañana». Actúan como técnica de contraste y de contextualización espaciotemporal. Los sinónimos, por su parte, también contribuyen a otorgar cohesión semántica al texto, («cohete/volador»).
Justificación del carácter literario
Indefectiblemente, la función poética del lenguaje está presente en todo el texto, erigíéndose en una gran metáfora sobre las desigualdades sociales. Ahondando en los RECURSOS ESTILÍSTICOS, formalmente, se aprecia la cadencia de imágenes que impregnan de sensorialidad el carácter descriptivo de diversos pasajes de la historia. Con este propósito, destacan los símiles: “como sus hermanas celestes, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena
La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas
Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).
En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.
acontecimientos pasados «A Juanitita la llamaban Juanona cuando era niña, Juana siendo mujer hermosa Curiosamente, algunas intervenciones del narrador responden más al estilo de la acotación del texto dramático «María. La madre, repartiendo órdenes monótonas, anima el fuelle de la cocina (…)». Mientras que la prosa narrativa ostenta una gran carga poética, el discurso de los personajes autóctonos está mareado por el registro coloquial-familiar que, en ocasiones, roza lo vulgar «¿Cuál dijo que hiciéramos?». El técnico de la NASA, por su parte, se expresa con un acento raro, propio de quien no domina un idioma foráneo («rogamos desconecten televisión (…) para no interferencias»).En referencia al NIVEL MORFOSINTÁCTICO, la modalidad oracional preeminente es la enunciativa; sin embargo, aparece fugazmente la interrogativa directa, así como la modalidad exhortativa a través de las órdenes, en estilo directo, que da María a sus hijos “Que Pepa… “Que Justo… “Que Isabela… O. Asimismo, esta secuencia sintáctica configura uno de los diversos paralelismos que se aprecian en el texto.En cuanto al NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO, prevalecen los siguientes aspectos:Los frecuentes canarismos subrayan el matiz pintoresco del relato, (carburo, rezados, revira, papas, gofio…), tanto para contextualizar el texto geográficamente, como para caracterizar a los personajes e identificar su condición social.El mar, constante en la literatura canaria, reaparece configurando un campo semántico: playa, arena. Estrellas marinas, chinchorrero, agua, pescado, mareas, sal mojada… Todos estos vocablos adquieren un valor connotativo, puesto que reflejan la humildad de quienes viven de él.Los antónimos, «noche/mañana». Actúan como técnica de contraste y de contextualización espaciotemporal. Los sinónimos, por su parte, también contribuyen a otorgar cohesión semántica al texto, («cohete/volador»).Indefectiblemente, la función poética del lenguaje está presente en todo el texto, erigíéndose en una gran metáfora sobre las desigualdades sociales. Ahondando en los RECURSOS ESTILÍSTICOS, formalmente, se aprecia la cadencia de imágenes que impregnan de sensorialidad el carácter descriptivo de diversos pasajes de la historia. Con este propósito, destacan los símiles: “como sus hermanas celestes, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena
La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas
Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).
En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.
, palidecerán quemadas por el sol de la mañana”, sublimando así la indulgencia del clima en Canarias; “como un ánima’ refrendando la presencia, casi imperceptible, del extranjero. Asimismo, los contrastes sensoriales que se logra con la hipálage inciden en el carácter isleño, siempre vinculado al mar: “de los sonoros guijarros a la silenciosa arena.La índole hiperbólica, que se intuye en el trasfondo de la amarga ironía, traspasa a veces los límites del estilo realista y roza la caricatura en ciertos momentos de la historia. Así se refleja, por ejemplo, en la animalización (“venta sin cesar el niño más pequeño “), en la degradación (“Juanona, Juana, Juanita, Juanitita”) y en la ponderación desmesurada en estado puro (“María saca de la cazuela el pescado, que de puro fresco se revira oloroso sobre las papas nuevas Formalmente, este texto se puede insertar en la antiquísima tradición cuentística, siempre presente en la literatura universal con exponentes tan representativos como The Canterbury Tales de Geoffrey Chaucer. Sin embargo, la singular estética de este breve relato le confiere un cariz teatral: ¡Es de noche… “iY empieza la función!” Fuera, las estrellas terrenales contrastan con las celestes: arriba, las inaccesibles; abajo, sobre la arena, las que han quedado atrapadas en la red. A continuación, como si se desplegara un telón imaginario, las letras de Lezcano van descubriendo un escenario particular: el humilde hogar de una familia canaria inmersa en su rutina diaria. Y el culmen de la teatralidad se revelará al final de la pretendida >, cuando un personaje externo, como si fuera un acomodador, con su tono de voz en off, interviene para ordenar la desconexión (exactamente como en la actualidad, cuando se requiere que se apaguen los dispositivos móviles antes de comenzar una función).En CONCLUSIÓN. Pedro Lezcano, al igual que su homólogo, Pedro García Cabrera, fue un hombre comprometido: en el ámbito social. Elevando la voz de las clases desfavorecidas y, a nivel medioambiental, defendiendo el ecosistema isleño desde una perspectiva sostenible, (económica y ecológica). Análogamente a otros precursores literarios, (Molíère. Óscar Wilde…), nuestro autor realiza mediante este relato un retrato social de la época combinando un enfoque irónico con una perspectiva solidaria.