Narrativa del 40 al 70

La devastación cultural que provocan la Guerra Civil y sus consecuencias obliga a establecer una radical división en el campo literario de la novela: novela del exilio y novela que se hace en España, bajo las duras condiciones socieconómicas y culturales de la postguerra.
Se estructura el tema en cuatro periodos cronológicos: 

I. Narrativa del exilio ii. Narrativa de los años 40 iii. Narrativa de los años 50 iv. Narrativa de los años 60

LA NARRATIVA EN EL EXILIO:


Temas principales: añoranza de la patria y la infancia. Reflexión sobre las consecuencias generales de la Guerra Civil: odio entre compatriotas, represalias, venganzas y muertes. Los escritores recrean en sus novelas el ambiente de crispación y enfrentamiento entre los españoles; el odio generado por tantas muertes, tanto de un bando como de otro; la actitud prepotente de los vencidos, que durante décadas se dedicaron a perseguir y a humillar a los vencidos. Crítica a las condiciones impuestas por cualquier dictadura (falta de libertad y la opresión). Casi todos los novelistas españoles en el exilio trabajaron un género que se conoce como novela de dictador. En estas narraciones el escritor recrea el ambiente social de países sometidos a tiranías: las torturas practicadas contra los disidentes; el clima de vigilancia permanente y de ansiedad que viven los ciudadanos, siempre temerosos de ser acusados de forma injusta o arbitraria. Las crueldades de los dirigentes, que abusan de sus cargos y humillan a otras personas por rencor o cualquier tipo de odio. Los medios de comunicación son sometidos por el poder del tirano, de tal forma que las noticias son falsas, y manipuladas para exaltar de modo propagandístico la figura del dictador, como líder supremo e infalible. Finalmente, en estas obras se retrata la atormentada personalidad de los dictadores, siempre solitarios, actuando por medio del terror y del miedo, porque temen que alguien les arrebate el poder; y siempre rodeado de aduladores, que le ríen las gracias y siempre le dan la razón a cambio de un interés particular.
Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español). Francisco Ayala (Muertes de perro).

LA NARRATIVA DE LOS AÑOS 40:


Durante estos años, en España, se publican novelas que aspiran a ser comerciales y políticamente correctas. Narran historias de tipo realista, describen la postguerra, pero sin profundizar en el dolor ni mostrar el lado oscuro de aquella tragedia; no hacen profundas reflexiones que puedan comprometerles.

José María Gironella, (Ha estallado la paz)

En el año 1945 se publica una novela que asombra por su sinceridad: se titula Nada, de Carmen Laforet.
Es el primer premio Planeta después de la Guerra Civil. Describe a personajes dominados por la soledad existencial, la falta de horizonte vital en un país dominado por la miseria moral y económica. En esta década también se publica La familia de Pascual Duarte, de 

Camilo José Cela


Es una novela que impacta por su Realismo desgarrador: descripción de la pobreza económica y moral. Plantea una tesis determinista. Esa miseria moral y económica condiciona a los personajes. El protagonista, criado en ese ambiente de dureza extrema, falto de los mecanismos morales que proporciona la educación, es un ser dominado por los instintos y los impulsos más bestiales: asesina y mata movido por ataques de ira que no sabe ni puede controlar. Esta novela tuvo mucho éxito, e inauguró en España una tendencia narrativa que se conoce como tremendismo. Esto es: un tipo de novela que se recrea en contar historias truculentas, desgarradoras e impresionantes por su crueldad.

LA NARRATIVA DE LOS AÑOS 50:


Se tiende a construir novelas mediante la técnica del personaje colectivo: ahora el protagonismo de la novela no recae en uno o dos personajes; ahora en el relato participan grandes cantidades de personajes, cuyas historias, a veces cotidianas y sencillas, se van superponiendo y conectando de forma permanente. El autor quiere conseguir una impresión de muchedumbre, una suma de muchas historias sencillas para transmitir la idea de un colectivo inabarcable y multitudinario. Se pretende, unas veces, conseguir la máxima objetividad en el relato: el narrador, en algunos casos, disminuye su intervención en el argumento; apenas hace comentarios críticos sobre la historia o los personajes. Otras veces sí aparece como narrador omnisciente: valora a los personajes y hace comentarios y sugerencias críticas sobre lo que hacen. Se denuncian las diferencias sociales, el hambre y las injusticias de
todo tipo. Uso del humor, escepticismo o ironía. En lugar de denunciar directamente un problema, el autor lo aborda de modo indirecto; menciona las ideas por medio de sugerencias o insinuaciones, para que el lector saque sus propias conclusiones: deja abierta las interpretaciones de cada uno. Interés por imitar en los diálogos el habla coloquial y popular de la calle. Se pretende que el lector vea en los personajes una copia fiel de lo que sucede en la calle. En este sentido la novela se hace muy realista, y huye de los enfoques evasivos e idelizados.

Camilo José Cela (La colmena). Rafael Sánchez

Ferlosio (El Jarama). Miguel Delibes (Las ratas). Gonzalo Torrente


Ballester (Los gozos y las sombras)


LA NARRATIVA DE LOS AÑOS 60:


Tendencia marcada de renovar las estructuras y el estilo de la novela. Ahora los autores se esfuerzan por construir unos relatos muy elaborados, en los cuales aplican complicadas técnicas literarias. En esta década se publica una novela que marca la pauta en los cambios:

Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos

Ésta va a ser la
novela que actuará de modelo para los demás escritores de esta década. Usan nuevas técnicas, como el monólogo interior. Se trata de hacer que los personajes hagan largas reflexiones, con frases repetidas, a veces incoherentes…; por medio de este lenguaje confuso expresan sus problemas y revelan su mundo psicológico atormentado. También aplican saltos temporales en el relato, haciendo que los acontecimientos retrocedan al pasado (analepsis), o avancen hacia el futuro (prolepsis). Esto complica mucho el curso cronológico de los sucesos; y no es raro que los autores apliquen a sus novelas una estructura circular: el relato comienza y acaba con los mismos acontecimientos. También utiliza mucho la técnica de la digresión. Aprovechan un detalle para hacer una divagación, una reflexión que no guarda relación con el relato y complica mucho el seguimiento del hilo narrativo. Los novelistas de esta década tienen preferencia por la variedad de registros lingüísticos: mezclan en el relato tanto la expresión coloquial como la culta. Culturalismo. Estas novelas están llenas de referencias mitológicas, religiosas, históricas y de otras materias: psicología, filosofía… El autor utiliza estos elementos para construir un mundo narrativo complejo y muy elaborado.

Gonzalo Torrente Ballester (La saga/fuga de JB). Miguel Delibes (Cinco horas con Mario)