LA PRIMERA GUERRA CARLISTA
Tras la muerte de Fernando VII, los partidarios de Carlos María Isidro iniciaron una rebelión ante la actitud poco firme del gobierno de la reina regente, así, estalló la guerra civil entre los partidarios de Carlos (absolutistas) y los defensores del trono de Isabel II.
Los carlistas, por un lado, tenían a la iglesia como institución vertebradora; defendían el mantenimiento de los antiguos fueros, y se opónían al liberalismo.
Entre quienes apoyaban el carlismo, encontramos a el estamento del clero y la pequeña nobleza agraria. Muchos eran pequeños propietarios empobrecidos, artesanos arruinados y arrendatarios que recelaban de los nuevos impuestos estatales.
Por otro lado, los isabelinos eran parte de la alta nobleza, de funcionarios y de un sector de la jerarquía eclesiástica. Para hacer frente al carlismo, la regente se vio obligada a buscar el apoyo de los liberales, por lo que accedíó a las demandas de estos, que exigían el fin del absolutismo.
EL DESARROLLO DE LA GUERRA:
La guerra carlista tomó fuerza en el norte, donde los carlistas conseguieron mayor poder.
Don Carlos se instaló en Navarra, donde organizó un pequeño Estado con su gobierno, administración, moneda, etc., y formó un ejército al mando de Zumalacárregui.
El segundo foco carlista se creó en Cataluña, donde acosaban a las poblaciones liberales, y en el Bajo de Aragón, donde las tropas estaban al mando de Ramón Cabrera.
EL FINAL DEL CONFLICTO
La debilidad del carlismo favorecíó las desigualdades entre los transaccionistas (partidarios de establecer un acuerdo con los liberales) y los intransigentes (defensores de continuar la guerra).El general Maroto, finalmente, firmó el Convenio de Vergara con el general liberal
Espartero. Este acuerdo manténía los fueros e integraba oficialmente a los carlistas en el ejército real.El pacto no fue aceptado por los sectores más intransigentes, que optaron por el exilio o por continuar con la resistencia, como el general Cabrera, que fue derrotado en 1840. El balance de la guerra fue muy negativo.
Espartero. Este acuerdo manténía los fueros e integraba oficialmente a los carlistas en el ejército real.El pacto no fue aceptado por los sectores más intransigentes, que optaron por el exilio o por continuar con la resistencia, como el general Cabrera, que fue derrotado en 1840. El balance de la guerra fue muy negativo.
PROCESO DE REVOLUCIÓN:
María Cristina puso al frente del gobierno a Francisco Cea Bermúdez, un absolutista moderado.
Se propusieron una serie de reformas, entre ellas, una amnistía, una nueva división territorial y el desarrollo de la administración, pero fueron insuficientes para atraer a los liberales.La monarquía isabelina necesitaba más apoyo, por lo que nombró un nuevo gobierno, encabezado por el moderado Martínez de la Rosa, que propuso la creación del Estatuto Real de 1834. Este era una carta otorgada para formar unas cortes estamentales con dos cámaras de carácter consultivo y subordinado al monarca.El malestar social crecía. El hambre y las epidemias se añadían los ataques carlistas a poblaciones protegidas solo por milicianos locales. La situación acentuaba la animadversión popular hacía insurrectos y el descontento por la innación del gobierno.Se produjeron protestas, motines, asaltos, quema de conventos, y se crearon juntas que demandaban el restablecimiento de la Constitución de 1812.La regente, finalmente, nombró un nuevo gobierno encabezado por un liberal progresista, Juan Álvarez Mendizábal.
LA REVUELTA DE 1836: LOS PROGRESISTAS AL PODER
El primer objetivo del nuevo gobierno era derrotar al carlismo. Para ello, se convocó una quinta de 100 000 hombres y buscó la ayuda de Reino Unido, Francia y Portugal.
En segundo lugar, transformaron el Estado en un sentido liberal. Para ello, convocó elecciones a Cortes para reformar el Estatuto Real y emprendíó la reforma agraria con la aprobación de las desamortizaciones de tierras eclesiásticas y de eliminación de las asociaciones eclesiásticas.El proyecto reformista favorecíó la división en el liberalismo entre moderados y progresistas.
María Cristina finalmente destituyó a Mendizábal y dio el gobierno a los moderados, decisión que alarmó a los progresistas. También supuso el inicio de un movimiento revolucionario en Andalucía a favor de la Constitución de 1812 y el estallido de un motín de sargentos en La Granja, donde veraneaba la familia real. Esto obligó a la regente a aceptar la Constitución de 1812.
Calatrava (progresista) fue entonces el formador de gobierno, con Mendizábal como ministro de Hacienda. Se inició un cambio de régimen con la intención de destruir el carlismo y crear un nuevo orden liberal.
EL NUEVO ORDEN CONSTITUCIONAL
Los progresistas asumieron la tarea de: implantar un régimen liberal, constitucional y de monarquía parlamentaria; en dos etapas:
-De Septiembre de 1835 a Mayo de 1836
-De Agosto de 1836 a finales del 1837
El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes. Redactaron una nueva Constitución, aprobada en Junio de 1837, cuyo OBJETIVO era ser aceptada por las distintas opciones liberales.
La Constitución de 1837 reconocía:
La Constitución de 1837 reconocía: Principio de soberanía nacional, Derechos de los ciudadanos, División de poderes, Confesionalidad católica del Estado, Financiamiento de la iglesia católica,
Introducción del senado, Concesión de poderes a la corona, Colonias gobernadas por leyes de excepción, lo que culminaría con la expulsión de los diputados americanos de la cámara. Otras leyes culminaron el entramado jurídico constitucional, como:
-Ley de la imprenta que incremento el control sobre los periódicos
-Ley electoral que fijó el sufragio restringido a los mayores de 25 años que pagasen una renta mínima
Para formar parte de la Milicia Nacional también se requerían unos ingresos mínimos de 5 reales diarios.
LA REFORMA AGRARIA LIBERAL
El nuevo sistema liberal significó el impulso de una reforma agraria. Tuvo tres componentes:
-La abolición de los señoríos
-La desvinculación de mayorazgos
-Desamortización de bienes del clero regular y secular.
Cuyo objetivos eran: Obtener recursos para abastecer al ejército liberal, Disminuir déficit de Hacienda, Mejorar finanzas reales, Forjar una clase de propietarios defensores del liberalismo, Favorecer al desarrollo de la agricultura y la liberalización del sistema económico se completó con la abolición del diezmo, de los privilegios de la Mesta y de los gremios, que a su vez consolidaron la libertad de contratación, de industria y de comercio.
LA VUELTA AL PODER DE LOS MODERADOS
Se convocaron nuevas elecciones en Octubre de 1837. Ganaron los moderados, que asentaron algunos principios básicos como: Suspender el funcionamiento de la constitución, Gobernar de forma autoritaria mediante decretos, Restringir libertades, Sostenimiento del clero mediante un presupuesto estatal.
Por otro lado se acentuó la centralización política con la Ley de Ayuntamientos que otorgaba a la corona el poder de nombrar a los alcaldes de las capitales de provincia y reforzaba el control sobre las instituciones municipales.
Los progresistas iniciaron una insurrección para impedir que la ley de ayuntamientos se aprobara.
La regente María Cristina le dio su apoyo a los moderados, pero los progresistas tuvieron el apoyo del general Espartero. La reina finalmente marchó al exilio.
LA REGENCIA DE Espartero
Espartero fue nombrado regente. Inició su mandato con el impulsó las libertades, lo que produjo un auge de la prensa, las publicaciones y las asociaciones. Sin embargo, derivó hacia un autoritarismo: fue incapaz de cooperar con las cortes y gobernó solo con su camarilla de militares afines.Aprobó un arancel librecambista, que abría el mercado español a los tejidos de algodón ingleses. La industria textil catalana se vio amenazada y se produjo un levantamiento en Barcelona. Espartero bombardeó la ciudad y proclamó el estado de guerra hasta conseguir su sumisión.
En 1843 se produjo un nuevo levantamiento en el que intervinieron los moderados y que forzó a Espartero a marchar al exilio. Se quebró el régimen progresista y con las conspiraciones encabezadas por los generales O’Donnell y Narváez llevaron al poder a los moderados. Ante la inconveniencia de nombrar una nueva regencia, las Cortes adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron reina a los trece años.