LA NOVELA ESPAÑOLA EN LAS TRES DÉCADAS POSTERIORES A LA Guerra Civil. CAMILO JOSÉ CELA, Delibes Y MARTÍN SANTOS LOS PRIMEROS AÑOS DE POSGUERRA (Década de los 40) Rasgo esencial de la novela en la década de los 40 es la total desorientación, por falta de unidad generacional. Hasta 1945 hay una serie de narradores que cultivan una novela histórica, de exaltación, que evoluciónó posteriormente hacia una justificación ideológica y moral del régimen. Realmente, la historia de la novela española de posguerra se inicia a partir de la obra de dos escritores: Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte (1942) y Carmen Laforet con Nada (1945). Las carácterísticas principales de estas novelas son: reflejo de la vida de posguerra desde una perspectiva pesimista y existencial. Los temas giran en torno a la amargura de la vida cotidiana. Personajes desorientados, frustrados… falta de crítica directa o de denuncia. Técnicamente, destacan por su sencillez y tradicionalidad Miguel Delibes sigue esta línea con La sombra del ciprés es alargada publicada en 1947. La familia de Pascual Duarte: Se narra en ella la historia de un campesino extremeño quien, condenado a muerte, recoge por escrito su sórdida vida, llena de acontecimientos truculentos, asesinatos, violencia y horrores diversos. Se advierten en ella variadas influencias: la novela picaresca, las novelas naturalistas… Todo ello unido da como resultado una obra que, al seleccionar los aspectos más desagradables de la realidad y recrearse a veces en ellos, propone una nueva estética que se denominó Tremendismo. Al año siguiente Cela publica una nueva novela, de carácter autobiográfico: Pabellón de reposo. DÉCADA DE LOS 50 (novela social)
Con la publicación de La colmena (1951) de Camilo José Cela, se abríó un nuevo rumbo: el Realismo social, movimiento literario que se desarrolló a lo largo de esta década. Es una literatura de corte realista, atenta a los condicionamientos histórico-sociales del individuo que, en 1956, con la aparición de El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio se considera consolidada. Entre las principales carácterísticas de esta narrativa están: estructura aparentemente sencilla y preferencia por la narración lineal. Relato objetivista basado en técnicas cinematográficas. Número elevado de personajes y preferencia por el protagonista colectivo. Concentración espacio temporal. Predominio del diálogo y fidelidad a la hora de recoger el habla de las distintas clases sociales. En cuanto a la temática, interés por testimoniar la situación por la que atraviesa el pueblo. La colmena, probablemente la mejor obra de Cela. En ella reafirma algo que será carácterístico de toda su trayectoria: el deseo de experimentar con nuevas fórmulas y moldes narrativos. Utiliza un protagonista colectivo, ya que se plasma la vida de más de trescientos personajes, cuyas peripecias se van desgranado de un modo peculiar: la narración se estructura en múltiples secuencias de longitud variable, y en ellas se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de forma que se asiste a unos hechos que suceden a veces de modo simultáneo en lugares distintos. Este ir y venir de personajes que se entrecruzan aspira a ofrecer un panorama de la vida de Madrid de la posguerra. La unidad de la novela viene dada por la concentración espacio-temporal: toda ella transcurre en poco más de dos días y los espacios, aunque variados, se reiteran y son siempre los centros típicos de relaciones sociales de la 2 época (cafés, casas, burdeles, calles…). Esta reiteración refleja la monotonía, la rutina; el eterno presente implica que no hay futuro ni salida posible para los personajes. Miguel Delibes también inicia una nueva etapa en esta época con la publicación en 1950 de El camino, novela sobre el despertar a la existencia de un niño, Daniel el Mochuelo; entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Otras obras de esta etapa: Diario de un cazador, Diario de un emigrante, y, sobre todo, Las ratas: una de las obras más significativas del “Realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil. DÉCADA DE LOS 60 (novela experimental) A partir de 1960 comienzan a manifestarse síntomas de cansancio del Realismo social; los autores tienen cada vez más en cuenta las aportaciones de los grandes novelistas extranjeros, y pronto causará un fuerte impacto la nueva novela hispanoamericana. En 1962 se publica Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos, que se considera la obra inaugural de la nueva etapa de nuestra narrativa. El mérito de esta obra no está en los temas ni en el análisis social de la época; sino en el lenguaje y la explotación de las innovadoras técnicas narrativas. A lo largo de esta década, se suceden aportaciones decisivas en la línea de la renovación. Destacan: Miguel Delibes, Cinco horas con Mario; C.J. Cela, San Camilo, 1936; Goytisolo, Señas de identidad; Joan Benet, Volverás a Regíón y Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa. Algunas de las novedades técnicas de las novelas de esta etapa: Perspectivismo Desorden temporal (flash back, contrapunto, técnica caleidoscópica…) Incorporación de elementos extraños: informes, expedientes, textos periodísticos,… Imitación de géneros menores: novela folletinesca, novela policíaca,… → pastiche Nuevas técnicas para reflejar los pensamientos de los personajes: el monólogo interior. Tiempo de silencio: el asunto de la obra tiene mucho de relato folletinesco, con ribetes de novela negra. El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico, Pedro, cuyo fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Su gran novedad es la forma, el estilo, que supone una ruptura radical y definitiva con el Realismo convencional: en esta novela los diálogos no abundan, pero en cambio se explota el monólogo interior cuya función principal es caracterizar a los personajes; hay un constante cambio de narrador (1ª, 2ª y 3ª persona); se acude a digresiones para ironizar o criticar sucesos y situaciones; se modifica el lenguaje, a veces metafórico, o técnico–científico; se ofrecen diversos registros lingüísticos, etc. Cinco horas con Mario: la obra maestra de Delibes consiste en el diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Otras novelas posteriores de M. Delibes que merecen mención: Parábola de un náufrago , Las guerras de nuestros antepasados, El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes y su última novela, El hereje (1998): es su única novela de carácter histórico y una de sus mejores obras. Estructurada sobre la historia del Valladolid del Siglo XVI, tomando como eje la vida de un personaje, Cipriano Salcedo, es, sobre todo, un canto apasionado por la tolerancia y la libertad de conciencia. San Camilo, 1936: Largo e ininterrumpido monólogo interior en el Madrid de comienzos de la guerra, en el que se van mezclando sucesos reales con acontecimientos novelescos. Reitera temas obsesivos en Cela (la Guerra Civil, el sexo, la violencia…). Otras obras destacables de Cela: Mrs Caldwell habla con su hijo, La catira, Oficio de tinieblas 5, Mazurca para dos muertos (que regresa a los años de la Guerra Civil pero en el ámbito de la Galicia rural). En 1989 se le concede el premio Nobel.
Con la publicación de La colmena (1951) de Camilo José Cela, se abríó un nuevo rumbo: el Realismo social, movimiento literario que se desarrolló a lo largo de esta década. Es una literatura de corte realista, atenta a los condicionamientos histórico-sociales del individuo que, en 1956, con la aparición de El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio se considera consolidada. Entre las principales carácterísticas de esta narrativa están: estructura aparentemente sencilla y preferencia por la narración lineal. Relato objetivista basado en técnicas cinematográficas. Número elevado de personajes y preferencia por el protagonista colectivo. Concentración espacio temporal. Predominio del diálogo y fidelidad a la hora de recoger el habla de las distintas clases sociales. En cuanto a la temática, interés por testimoniar la situación por la que atraviesa el pueblo. La colmena, probablemente la mejor obra de Cela. En ella reafirma algo que será carácterístico de toda su trayectoria: el deseo de experimentar con nuevas fórmulas y moldes narrativos. Utiliza un protagonista colectivo, ya que se plasma la vida de más de trescientos personajes, cuyas peripecias se van desgranado de un modo peculiar: la narración se estructura en múltiples secuencias de longitud variable, y en ellas se salta de unos personajes a otros y de unos sitios a otros, de forma que se asiste a unos hechos que suceden a veces de modo simultáneo en lugares distintos. Este ir y venir de personajes que se entrecruzan aspira a ofrecer un panorama de la vida de Madrid de la posguerra. La unidad de la novela viene dada por la concentración espacio-temporal: toda ella transcurre en poco más de dos días y los espacios, aunque variados, se reiteran y son siempre los centros típicos de relaciones sociales de la 2 época (cafés, casas, burdeles, calles…). Esta reiteración refleja la monotonía, la rutina; el eterno presente implica que no hay futuro ni salida posible para los personajes. Miguel Delibes también inicia una nueva etapa en esta época con la publicación en 1950 de El camino, novela sobre el despertar a la existencia de un niño, Daniel el Mochuelo; entre sus logros destacan la expresión de la ingenuidad del mundo infantil y la acertada narración del paulatino descubrimiento de la vida. Otras obras de esta etapa: Diario de un cazador, Diario de un emigrante, y, sobre todo, Las ratas: una de las obras más significativas del “Realismo social”, denuncia la subsistencia y las desigualdades sociales en un pueblo agrícola de la Meseta, sujeto al caciquismo y a la tiranía de las condiciones meteorológicas, retratando la supervivencia casi animal en un medio hostil. DÉCADA DE LOS 60 (novela experimental) A partir de 1960 comienzan a manifestarse síntomas de cansancio del Realismo social; los autores tienen cada vez más en cuenta las aportaciones de los grandes novelistas extranjeros, y pronto causará un fuerte impacto la nueva novela hispanoamericana. En 1962 se publica Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos, que se considera la obra inaugural de la nueva etapa de nuestra narrativa. El mérito de esta obra no está en los temas ni en el análisis social de la época; sino en el lenguaje y la explotación de las innovadoras técnicas narrativas. A lo largo de esta década, se suceden aportaciones decisivas en la línea de la renovación. Destacan: Miguel Delibes, Cinco horas con Mario; C.J. Cela, San Camilo, 1936; Goytisolo, Señas de identidad; Joan Benet, Volverás a Regíón y Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa. Algunas de las novedades técnicas de las novelas de esta etapa: Perspectivismo Desorden temporal (flash back, contrapunto, técnica caleidoscópica…) Incorporación de elementos extraños: informes, expedientes, textos periodísticos,… Imitación de géneros menores: novela folletinesca, novela policíaca,… → pastiche Nuevas técnicas para reflejar los pensamientos de los personajes: el monólogo interior. Tiempo de silencio: el asunto de la obra tiene mucho de relato folletinesco, con ribetes de novela negra. El tema de la novela es la frustración existencial de un investigador médico, Pedro, cuyo fracaso humano es consecuencia de la miseria social, del atraso científico que le rodea y de su propia debilidad para llevar a cabo su proyecto. Su gran novedad es la forma, el estilo, que supone una ruptura radical y definitiva con el Realismo convencional: en esta novela los diálogos no abundan, pero en cambio se explota el monólogo interior cuya función principal es caracterizar a los personajes; hay un constante cambio de narrador (1ª, 2ª y 3ª persona); se acude a digresiones para ironizar o criticar sucesos y situaciones; se modifica el lenguaje, a veces metafórico, o técnico–científico; se ofrecen diversos registros lingüísticos, etc. Cinco horas con Mario: la obra maestra de Delibes consiste en el diálogo/ monólogo interior de Carmen, una mujer de clase media que está velando el cadáver de su esposo. El contraste entre Mario, un profesor solidario y progresista, y Carmen, de mentalidad cerrada y convencional, refleja el de la España tradicional y el de la progresista. Otras novelas posteriores de M. Delibes que merecen mención: Parábola de un náufrago , Las guerras de nuestros antepasados, El disputado voto del señor Cayo, Los santos inocentes y su última novela, El hereje (1998): es su única novela de carácter histórico y una de sus mejores obras. Estructurada sobre la historia del Valladolid del Siglo XVI, tomando como eje la vida de un personaje, Cipriano Salcedo, es, sobre todo, un canto apasionado por la tolerancia y la libertad de conciencia. San Camilo, 1936: Largo e ininterrumpido monólogo interior en el Madrid de comienzos de la guerra, en el que se van mezclando sucesos reales con acontecimientos novelescos. Reitera temas obsesivos en Cela (la Guerra Civil, el sexo, la violencia…). Otras obras destacables de Cela: Mrs Caldwell habla con su hijo, La catira, Oficio de tinieblas 5, Mazurca para dos muertos (que regresa a los años de la Guerra Civil pero en el ámbito de la Galicia rural). En 1989 se le concede el premio Nobel.