T5 Variedades geográficas del español: los dialectos del castellano
Al hablar de los dialectos del español vamos a detenernos en los dialectos históricos (asturleonés y Aragónés), en los septentrionales y en los meridionales (andaluz, canario y las hablas de transición).
DIALECTOS HISTÓRICOS
Se denominan dialectos históricos al asturiano (denominación anterior leónés o astur-leónés) y al Aragónés, dialectos derivados del latín vulgar. Éstos, junto al castellano, el gallego-portugués, el catalán y el mozárabe constituían los dialectos romances medievales de la Península Ibérica. Por razones sociohistóricas, la extensión y prestigio del castellano redujeron las posibilidades de expansión y desarrollo del leónés y del Aragónés. Actualmente, los dialectos históricos constituyen un conjunto de hablas que se utilizan en territorios donde la lengua general es el castellano. Las fronteras, imprecisas en algunas zonas, del asturiano con el gallego y del Aragónés con el catalán, determinan una gran influencia de estas lenguas en todos los niveles lingüísticos. El leónés o astur-leónés, formado por un conjunto de variedades ROMánicas se extendía por Asturias, centro y oeste de Cantabria, norte y oeste de León, oeste de Zamora y Salamanca y norte de Cáceres. El asturiano o bable (denominación actual), en sus diversas variantes, es el único cuya vitalidad y coherencia ha llegado hasta nuestros días. El Estatuto de Autonomía del Principado de Asturias recoge la obligación de preservar y proteger el asturiano y los habitantes de esta comunidad, especialmente en las zonas rurales, lo hablan en su vida cotidiana como primera lengua. Se produce con frecuencia, en otros casos, un uso confuso de castellano y bable. La Academia de la Llingua asturiana (A.Ll.A) fundada en 1980 intenta crear una lengua común a través de la publicación de diccionarios, gramáticas y numerosos textos literarios en asturiano.
El castellano al estar en contacto con el asturiano en el Principado de Asturias, presenta, en esta Comunidad Autónoma algunos rasgos particulares, tomados del dialecto histórico, tales como son:
•
Cierre de vocales finales -/e/>/i/ y -/o/>/u/ ( esti, perru)
•
Uso de los diminutivos –ín, ina (guapín, guapina)
•
Los plurales femeninos en –es ( les vaques)
•
Los verbos pronominales pierden el pronombre: nun marchaste.
•
Los pronombre personales átonos van pegados al verbo (díxome, miróte)
•
Diptongación de algunas formas del verbos ser: ye, yes, yera…
•
Desaparición de los tiempos compuestos(p.Ej. Esta mañana)
El Aragónés (fabla) o navarro-Aragónés( en su denominación medieval) se halla constituido por un conjunto de hablas (llamadas actualmente fablas aragonesas o fabla) que carecen de unidad y cuya extensión se reduce a los valles pirenaicos de Huesca. El Estatuto de Autonomía de Aragón protege los restos que del Aragónés aun se conservan en estas zonas. El uso del castellano en la Comunidad Autónoma Aragonesa se ve influenciado por la fabla en estos aspectos:
•
La entonación, diferente de la castellana.
•
Uso de diminutivos en –ico,a (pequeñico, casica)
•
Uso particular del pronombre personal con preposición: con mí, para tú.
•
Pretéritos imperfectos en – eba, -iba: temeba, partiba.
DIALECTOS SEPTENTRIONALES
Las variedades septentrionales corresponden a las zonas de origen castellano, que, lingüísticamente, son las más conservadoras. Comprenden un límite impreciso que pasa por Salamanca, Segovia, Ávila, Madrid, Guadalajara, Cuenca, norte de Albacete, Toledo y Ciudad Real, y cuyos rasgos principales son:
•
Diferenciación “s” y “z” (o sea, ni seseo ni ceceo)
•
Pronunciación interdental de la -/d/: Madriz, verdaz •
Pronunciación de la “x” como /s/: tasi, esperiencia.
•
Relajación y pérdida de -/d/- : cansao •
Extensión del laísmo: la dije…
•
Distinción entre el pretérito perfecto simple y el compuesto.
•
Añadir a la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple una –s: vistes.
•
Aspiración de la /s/ implosiva: ehque (es que)
DIALECTOS MERIDIONALES
Los dialectos meridionales corresponden a la zona sur de la expansión de Castilla, donde la resolución de la lengua fue diferente, sobre todo en los rasgos fonéticos. Las variedades meridionales se relacionan, en general, con el español hablado en zonas litorales de Hispanoamérica y presentan carácterísticas comunes, aunque varían en su importancia y extensión. Hablaremos del andaluz, que es la más genuina representación de dichas variedades, del canario y de otras hablas de transición.
Los rasgos diferenciadores del andaluz con respecto al castellano normativo son:
•
En el plano fónico: seseo y ceceo ( que nunca se dan a la vez), aspiración o desaparición de la -/s/ de palabra o de sílaba (las niñas/lah niñah/la niña), aspiración del fonema “j” ( “hefe” ), confusión “l” y “r” ( mi alma> mi arma), pérdida de la -/d/- (estao, calmao) y yeísmo ( caye, reyeno)
•
En cuanto al nivel morfosintáctico: uso del pronombre personal “ustedes” por “vosotros”, preferencia por los diminutivos en -illo, a (p.Ej chiquillo)
•
En el nivel léxico-semántico: mantienen arcaísmos, arabismos y mozarabismos. Además se incorporan palabras de la lengua gitana, algunas de las cuales están ya en el uso coloquial.
El habla de las Islas Canarias, repoblada sobre todo por andaluces y portugueses y siempre en contacto con Hispanoamérica, presenta carácterísticas comunes con el andaluz. Así el seseo (pero nunca ceceo), la aspiración de “s” y “j”, el yeísmo y el pronombre “ustedes” sustituye a “vosotros”. En el plano léxico-semántico se caracteriza por la presencia de andalucismos y portuguesismos como “fonil”(embudo), “balayo” (cesto); americanismos como “guachimán” ( vigilante), “güiro” (asunto secreto) y guanchismos (lengua de los nativos que ocupaban la isla antes de la llegada de los conquistadores). Así “gofio” (referido a un tipo de harina).
Las hablas de transición son aquéllas que presentan carácterísticas de otras variedades. Se sitúan en este grupo el extremeño, que tiene rasgos comunes con el castellano septentrional, el andaluz y el astur-leónés; y el murciano, con influencias del andaluz, el Aragónés y el catalán.
El extremeño presenta aspiración de la – s y de “j”, confusión “l” y “r”, pérdida de la -/d/-, y el yeísmo, como en andaluz, pero distingue los fonemas “s” y “z” (como en castellano septentrional). Por influencia del astur-leónés se prefiere el sufijo diminutivo –ino,a, y se recogen asturianismos en el vocabulario.
El murciano coinciden con el andaluz en la entonación, aspiración -s y del fonema “j”, la confusión “l” y “r”; y en las zonas costeras hay seseo. Sobresale por la presencia de diminutivos aragoneses como –ico, ica o propios como –iquio,a y en el nivel léxico por la numerosa presencia de aragonesismos y catalanismos.