La revolución liberal (1833-1843)

El proyecto liberal surgido de la Constitución de Cádiz triunfó en España aunque con limitaciones durante las Regencias desmantelando el Antiguo Régimen en beneficio de la nueva clase dominante, la burguésía. A partir de 1843 y con apoyo de la corona, la opción política protagonista fue la liberal moderada, que construyó un sistema autoritario y oligárquico con el cual se alcanzó la estabilidad política aunque a costa de dejar fuera las nuevas ideológicas que respondían a las necesidades de la población tanto urbana como campesina. 

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A la muerte del rey Fernando, su hija Isabel tenía tres años, por lo que su madre, Mª Cristina de Borbón-Dos Sicilias fue nombrada regente Entre 1833 y 1839.Bajo la forma de un conflicto dinástico, se produjo la Primera Guerra Carlista entre dos opciones políticas contrapuestas cuyo origen está en la anulación por Fernando VII mediante la Pragmática Sanción de la ley
Sálica que impedía a las mujeres reinar.

Carlistas

Agrupados en torno al infante Carlos María Isidro, representaban una ideología absolutista, religiosa, tradicionalista y antiliberal. Sus lemas más conocidos eran Dios, Patria y Fueros o Dios, Patria y Rey. Apoyaban este movimiento los agraviados catalanes, parte del clero, la pequeña nobleza agraria y una base social campesina: La mayoría eran del País Vasco, Navarra, Aragón, parte de Cataluña y Valencia. Pequeños propietarios, en su mayoría, que temían verse desposeídos de sus tierras por las reformas agrarias liberales. Recibieron el apoyo de las absolutistas Rusia, Prusia y Austria.  Isabelinos o Cristinos: apoyados por la alta nobleza, el ejército regular y los funcionarios, así como parte de la jerarquía eclesiástica. Ante la necesidad de ganar partidarios, Mª. Cristina se atrajo a los liberales, por lo que se llegó al fin del absolutismo. Francia, Reino Unido y Portugal, deseosas de que se implantara un liberalismo moderado en el estado español, la apoyan también. La confrontación tuvo dos etapas muy bien diferenciadas:
1ª etapa (1833-1835): Tras el Manifiesto de Abrantes (1-X- 1833), en el que Carlos se declara legítimo heredero al trono comienza la guerra.
2ª etapa (1836-1840): Del 1 al 25 de Diciembre de 1836, tiene lugar la batalla de Luchana, firmó la paz con el bando isabelino el 29-VIII -1839, a cambio de integrar a los jefes carlistas en el ejército regular y que se mantuvieran los fueros. Los batallones fieles al infante Carlos, abandonaron con él el país. El general Cabrera, se mantuvo un año más resistiendo, sin rendirse, ni alcanzar acuerdo alguno.
2.1 La regencia de María de Cristina (1833-1840) En este período a nivel político, los diferentes gobiernos van a evolucionar desde un absolutismo reformista hacia un sistema liberal con una monarquía parlamentaria constitucional. Francisco Cea Bermúdez, es el presidente de un Consejo de Gobierno. Absolutista moderado, sus reformas fueron prácticamente nulas La imposibilidad de llegar a un acuerdo con los carlistas y la propia evolución de la guerra, hizo que algunos militares y asesores reales aconsejaran acercarse a los liberales, por lo que se llama al liberal moderado Francisco Martínez de la Rosa, que establecíó el Estatuto Real en 1834. Se trata de una carta otorgada, insuficiente para la mayoría de los liberales, por lo que se acentuó la división entre liberales moderados y progresistas  Desde 1835,
se producen revueltas urbanas, asaltos y quema de conventos… Las juntas provinciales, reunidas, reivindicaron una nueva ley electoral, libertad de prensa, eliminación del clero regular, reorganización de la Milicia Nacional, etc. Por lo que la regente decide encargar la formación de gobierno al progresista
Juan Álvarez Mendizábal que emprende la desamortización de los bienes de la iglesia, destinada entre otras cosas, a obtener recursos para la guerra. Ello provocó su sustitución, ante la presión de grupos conservadores, por el moderado Istúriz aunque no se aplaca la tensión social.
El 12-VIII- 1836, se produce el Levantamiento de los sargentos de la Granja de San Ildefonso, que obligó a Mª Cristina, a restituir la constitución de Cádiz a) Reforma agraria liberal: llevada a cabo a partir de tres grandes medidas:
-Disolución del régimen señorial: Ya iniciada en Cádiz. Lo señores perdieron su poder jurídico. Pero, en la mayoría de los casos, se pasó de señor a propietario de la tierra, siendo los campesinos arrendatarios o jornaleros de las mismas.
-Desvinculación de mayorazgos, fideicomisos…: o, lo que es lo mismo, el fin de los patrimonios unidos a perpetuidad a una familia o institución.
-Desamortización: Mendizábal había propuesto la extinción de las órdenes religiosas y la apropiación de sus bienes por parte del Estado, que fueron puestos a la venta en pública subasta. De esta manera, se buscaba obtener recursos para las arcas nacionales y una nueva clase terrateniente, favorable al nuevo régimen.
b) Liberalización de la economía: abolición de los privilegios de la Mesta, de los gremios, libertad de arrendamientos, eliminación de aduanas interiores y del diezmo eclesiástico, entre otras medidas.
Ese mismo gobierno aprobó una nueva Constitución en Junio de 1837. Su carácterística principal era que dejaba margen de maniobra para que fuera más ampliamente aceptada, de manera que los diferentes aspectos se regularían mediante posteriores leyes orgánicas. El análisis de la misma, nos muestra una convivencia entre ideas liberales progresistas (soberanía nacional, división de poderes, libertad de prensa, opinión y asociación, Estado no confesional) y conservadoras pues se da amplios poderes a la monarquía, hay dos cámaras y el estado financia el culto católico.
Una serie de leyes, se unieron a la carta magna de 1837.
-En primer lugar, la Ley de Imprenta de 1836, que hizo desaparecer la censura previa en las publicaciones.
-En 1837 se publica la Ley Electoral, que fijaba un sufragio censitario, mediante el cual, tenían derecho a voto todos los varones mayores de veinticinco años que pagaran, al menos, doscientos reales de contribución directa.  A partir de ese momento se establece un primer sistema de partidos, sobre la base de los partidos aunque con una fuerte intromisión de los militares.  El partido Moderado tiene sus bases entre los terratenientes, alta burguésía (banqueros, armadores, industriales), nobleza, clero. Entre sus líderes destacan Narváez, Bravo Murillo. Su ideología se centra en la defensa del orden y autoridad, derecho propiedad, soberanía compartida entre rey y cortes. Existe una Constitución histórica que incluye el sufragio censitario, la limitación de los derechos individuales (prensa. Asociación, reuníón…) y la confesionalidad del estado.  Uníón liberal nace en 1854: opción centrista entre izquierda de moderados y derecha de progresistas dirigida por O´Donnell y Serrano. El partido Progresista está más extendido entre la mediana y pequeña burguésía, la oficialidad media del ejército, clases urbanas populares. Sus líderes son: Espartero, Mendizábal, Riego, Prim. Defienden: soberanía nacional con el predominio de cortes quedando la corona relegada a un papel moderador, un sufragio más amplio; quieren robustecer poderes locales: reforma agraria, limitar el poder de la iglesia, ampliar derechos individuales y colectivos.
En 1849 de este último se escinden los demócratas de Ruiz Zorrilla que provienen de las clases populares y grados bajos de la milicia. Su ideario: soberanía popular que se traduce en el sufragio universal masculino, amplias libertades, libertad de culto, educación elemental y asistencia social.
De carácter más popular son los republicanos
Las primeras elecciones celebradas tras la aprobación de la Constitución, fueron ganadas por los moderados que, con el apoyo de la regente pero sin salirse del ámbito constitucional, intentaron dar un giro conservador al régimen, mediante: una ley electoral más restrictiva, la limitación de la libertad de imprenta y, sobre todo, la Ley de Ayuntamientos de 1840, que permitía a la monarquía elegir los alcaldes de las capitales de provincia.. Además, se dieron los primeros pasos para devolver los bienes confiscados a la Iglesia y la reimplantación del diezmo. El malestar de los progresistas, dio lugar a juntas revolucionarias en muchas ciudades, por lo que, María Cristina dimite de su cargo en Diciembre de 1840.
2.2 Regencia de Baldomero Espartero (1840-1843). Espartero, militar progresista, que había tenido un destacadísimo papel en la victoria del bando isabelino en la guerra, fue nombrado regente. En los tres años que duró en el cargo, actuó de manera autoritaria, gobernando con sus afines así por haber participado en la batalla del mismo nombre de 1824, última gran batalla antes de la independencia de las colonias.  Desde un principio, se encontró con la oposición directa de los moderados, con conspiraciones alentadas por María Cristina y su esposo Agustín Fernando Muñoz exiliados en Francia. Entre ellas, destaca el intento de revolución llevado a cabo por militares como Diego de León, y en el que se vieron implicados otros, en menor medida, debido al talante absolutista del movimiento, Leopoldo O´Donnell y Ramón María Narváez. Este intento resultó fallido ante la acción de Espartero, que ajustició a varios de los cabecillas.  Debido a su mentalidad liberal, el regente aprobó medidas librecambistas, que abrían el mercado español a los tejidos de algodón ingleses, lo que perjudicaba a la burguésía propietaria y a las clases populares trabajadoras de Barcelona. Ello, provocó un levantamiento en la ciudad condal, que fue duramente reprimida por Espartero, evidenciando una profunda crisis entre los liberales, por lo que los generales Serrano, Prim, Narváez y Concha se sublevan (Julio de 1843), y provocan la dimisión y exilio a Inglaterra del duque de la Victoria. Las cortes decidieron proclamar mayor de edad a Isabel con trece años.